De la colección:
Traducción del francés de Moisés Melo González
págs. 195-218.
    Estas anotaciones se extraen del Wan-sui de 1967. No están fechadas. Pero su contenido muestra claramente que fueron redactadas por Mao en 1959. Una nota del editor precisa que se refieren al texto de la tercera edición china de la obra de Stalin, publicada en enero de 1958 por las Ediciones del Pueblo en Pekín.
    Para hacer más fácil la lectura de este documento se ha juzgado preferible modificar ligeramente su presentación sin afectar su contenido. Se ha preferido igualmente no traducir del chino al francés los pasajes del libro de Stalin citados en el texto del documento y ya traducidos del ruso al chino, y más bien tomar la traducción de estos pasajes de los Ultimos escritos (1950-1953) de Stalin, publicados en 1953 en París por las Ediciones Sociales. La referencia de las páginas dada al fin de estos pasajes corresponde, pues, a esta edición francesa.
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Anotaciones a los Problemas Económicos del | |
Comentario del presidente Mao sobre el conjunto del | |
Anotación del presidente Mao, escrita en la página 13 |
pág. 195
   
Del comienzo al fin de su libro, Stalin no habla en ninguna parte de la superestructura. No toma al hombre en consideración. El ve las cosas pero no al hombre. Tendría que decir si el sistema de la distribución gratuita es o no benéfico para el desarrollo económico. ¿Es bueno o no tener producción mercantil? Todo el mundo debe estudiar esta cuestión. Los puntos de vista expresados por Stalin en su última carta[2] son casi completamente erróneos. Su error fundamental proviene del hecho de que él no tenía confianza en el campesinado.
Económicos del Socialismo
en la URSS (1959)[1]
1.
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No pone suficientemente en claro el activismo subjetivo del Partido y de las masas;
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2.
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No es suficientemente completo. No indica que si las leyes dictadas por los gobiernos son justas, no es solamente porque estén conformes con la voluntad de la clase obrera, sino también porque reflejan fielmente las necesidades de las leyes económicas objetivas. |
    ". . . Si se hace abstracción de los procesos astronómicos, geológicos y algunos otros análogos, en los que los hombres, aún si conocen las leyes de su desarrollo, son verdaderamente impotentes para actuar sobre ellos. . ." (p. 94).
    Este razonamiento es falso. La capacidad de los hombres para conocer y transformar la naturaleza no tiene límites. Stalin no enfoca el problema bajo el ángulo del desarrollo futuro. Lo que ahora no se es capaz de realizar puede lograrse en el futuro.
"Hay que decir otro tanto de las leyes del de sarrollo económico, de las leyes de la econo mía política, trátese del período del capitalis mo o del período del socialismo. Allí también, como en las ciencias de la naturaleza, las le-
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yes del desarrollo económico son leyes objetivas que reflejan los procesos del desarrollo económico que se operan independientemente de la voluntad de los hombres" (p. 95).
    ¿Cómo organizar una economía planificada? No se pone suficientemente el acento sobre la industria liviana y sobre la agricultura.
"Es por lo que Engels dice allí que: 'las leyes de su propia práctica social, que, hasta aquí, se levantaban frente a ellos como leyes naturales, exteriores y dominadoras, son leyes aplicadas por los hombres con pleno conocimiento de causa y por lo tanto dominadas'" (p. 96).
    La libertad es la ley objetiva de la necesidad comprendida. Es independiente y se opone al hombre. Una vez comprendida puede ser dominada.
"El papel particular del poder de los Sóviets se explica por dos hechos; en primer lugar, el poder de los Sóviets no debía reempplazar una forma de explotación por otra, como fue el caso en las revoluciones anteriores, sino liquidar toda forma de explotación; en segundo lugar, vista la ausencia en el país de embriones a punto de la economía socialista, debía crear, por decirlo así, sobre un 'terreno virgen', formas nuevas, socialistas, de la economía" (p. 97).
    Debemos estudiar el carácter inevitable de las leyes económicas del socialismo.
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En la Conferencia de Chengtu[3], dije ya: "El conjunto de medidas que hemos adoptado (producir más, más rápido, mejor y de manera más económica, desarrollar simultáneamente la industria pesada, la industria liviana y la agricultura, practicar una línea de masas) ¿sufrirá un fracaso o triunfará? Habrá que esperar algunos años, hasta diez años, para saberlo". En el pasado, también la ley de la revolución ha sido puesta en duda por algunos. Su exactitud ha sido ahora demostrada, pues el enemigo ha sido derrocado. Pero las gentes tienen aún dudas sobre el éxito de la construcción del socialismo. ¿Lo que hacemos en China convendrá con las leyes económicas que reinan en el país? Este problema merece estudiarse. En mi opinión, es suficiente que el modelo chino esté conforme en lo esencial con las leyes económicas chinas.
    "Tarea seguramente difícil y compleja y que no tiene precedentes" (p. 97).
   
En el campo de la creación de una forma económica socialista, nos beneficiamos del precedente soviético. Por esto es por
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lo que debemos cumplir mejor que la URSS. Nuestro fracaso probaría que los marxistas chinos son unos incapaces. Nuestra tarea es difícil y compleja como la de la Unión Soviética.
"Se dice que la necesidad de un desarrollo armonioso (proporcionado) de nuestra economía nacional permite al poder de los Sóviets abolir las leyes económicas existentes y crear unas nuevas. Esto es absolutamente falso. No hay que confundir nuestros planes anuales y nuestros planes quinquenales con la ley económica objetiva del desarrollo armonioso, proporcionado de la economía nacional" (p. 98).
   
Este párrafo es el centro del problema.
"Es decir, que la ley del desarrollo armonioso de la economía nacional ofrece a nuestros organismos de planificación la posibilidad de planificar correctamente la producción social. Pero no se debe confundir posibilidad y realidad. Son dos cosas diferentes. Para transformar esta posibilidad en realidad, hay que aprender a aplicarla con pleno conocimiento de causa hay que preparar planes que reflejen plenamente las exigencias de esta ley. No se podría decir que nuestros planes anuales y nuestros planes quinquenales reflejen plenamente las exigencias de esta ley económica" (p. 99).
   
No confundir la ley objetiva de la economía planificada y proporcionada y los planes económicos, he ahí el fondo del problema de este capítulo. En el pasado,
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también nosotros hemos elaborado planes que a menudo provocaban tempestades. Ora hacíamos demasiado ora bien no hacíamos lo suficiente. Avanzábamos a ciegas sin saber qué era necesario hacer. . . Después de haber conocido numerosas vicisitudes y retrocesos, después de habernos devanado los sesos y de haber buscado soluciones, encontramos al fin el Programa agrícola de cuarenta puntos[4] que actualmente se está aplicando. Actualmente estamos elaborando un nuevo programa de cuarenta puntos. Durante tres años[5] la lucha será encarnizada, pero el desarrollo deberá continuarse. Vamos a profundizar en las discusiones v de nuevo nos lanzaremos hacia adelante. El éxito dependerá de la práctica objetiva. Durante ocho años hemos tratado de desarrollar la industria, pero no sabíamos que era necesario considerar el acero como el prin-
5. Al comienzo del Gran Salto adelante, los dirigentes chinos creían poder obtener, gracias a una movilización ideológica permanente, una tasa anual extraordinaria del 25% de incremento de la producción industrial durante tres años.
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cipio director. Ahora bien, el acero constituye el aspecto principal de la contradicción en el dominio industrial. Se trata allí también de monismo. En el desarrollo de las empresas grandes, medianas y pequeñas, lo que debe considerarse como el principio director es el desarrollo de las grandes empresas. Entre el poder central y las regiones, es al poder central al que hay que tomar como el principio director. Toda contradicción posee dos aspectos de los cuales uno es el principal. Los resultados que hemos obtenido durante ocho años son evidentemente esenciales. Pero han sido obtenidos por tanteo. No podemos pretender que hemos planificado de un modo absolutamente correcto nuestra producción y que hemos reflejado perfectamente las leyes objetivas. La planificación debe ser preocupación en todo el Partido, en todos los niveles de organización, de todo el mundo y no sólo de la Comisión del Plan o en la Comisión Económica. Teóricamente lo que dijo Stalin en este párrafo es correcto. Pero no estudió el problema minuciosamente ni desarrolló sus ideas con claridad. En la Unión Soviética no hay desarrollo simultáneo de las grandes, de las medianas y de las pequeñas empresas, como tampoco hay desarrollo simultaneo de las regiones y del poder central, ni de la industria y de la agricultura. En todos estos campos los soviéticos no caminan con las dos piernas. Sus reglamentos y sus sistemas son coactivos para el hombre. Nosotros tampoco hemos estu-
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diado suficientemente las leyes objetivas para dominarlas, y nuestros planes no re flejan pues, tampoco perfectamente esas leyes.
"Analicemos la fórmula de Engels. No se la puede considerar como perfectamente clara y precisa, ya que no indica si se trata de la toma de posesión, por la sociedad, de todos los medios de producción o de una parte solamente, es decir si todos los medios de producción han sido entregados a la posesión del pueblo o sólo una parte. Así pues, esta fórmula de Engels puede comprenderse de dos maneras" (p. 101).
   
El análisis contenido en este párrafo es exacto. El problema es dividir los medios de producción en dos categorías. La afirmación según la cual los medios de producción no son mercancías merece estudiarse.
3. La Conferencia de Chengtu se realizó eu marzo de 1958. Mao pronunció tres importantes discursos (los días 10, 20 y 22 de marzo) que tratan especialmente de la cuestión de Stalin y de la vía china hacia el socialismo.
4. Elaborado por Mao en enero de 1956, este programa se conoce igualmente con el nombre de Programa de doce años para el desarrollo de la agricultura. Preconiza una política de colectivización por lo demás relativamente modesta y pone el acento sobre la movilización social más bien que sobre el estímulo material.
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