De la colección:
Traducción del francés de Moisés Melo González
págs. 15-182.
    El primer documento traducido en el presente libro figura a la vez en el Wan-sui de 1967 y en el de 1969. Las dos versiones difieren levemente. En esta traducción se tomó como base la versión de] Wan-sui de 1969 y se consultó el texto del Wan-sui de 1967 cada vez que una frase parecía ambigua o cuando parecía evidente un error tipograflco.
    Estas notas de lectura de Mao se redactaron según la tercera edición del Manual aparecida en 1959 en la Unión Soviética. Se sabe que el Manual, que es una obra destinada al conjunto de establecimientos de enseñanza superior de la URSS y a la propaganda entre las masas, no constituye un documento inmutable. El texto de la tercera edición, que tiene en cuenta las decisiones del XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética sobre la des estalinización y los resultados logrados durante los debates económicos de 1957 y 1958, difiere sensiblemente del texto de las dos primeras ediciones, aparecidas en 1954 y 1955[2].
    En el Wan-sui de 1967, estas notas de lectura están fechadas en 1960. Pero en el Wan-sui de 1969, están fechadas en 1961-1962. En varias ocasiones, el texto de estas notas indica claramente que fueron redac tadas en 1960. No se excluye, sin embargo, que algunos trozos hayan sido añadidos por Mao después de esta fecha.
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Notas de Lectura acerca del Manual de Economía
Política de la Unión Soviética (1960). | ||
1. |
El paso del capitalismo al socialismo |
15 | |
2. |
El período de transición |
16 | |
3. |
Carácter idéntico y carácter específico de la revolu- ción proletaria en diferentes países |
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4. |
El problema del "paso pacífico" |
24 | |
5. |
Algunos problemas concernientes a la transformación de la revolución democrática en una revolución socialista |
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6. |
Violencia y dictadura del proletariado |
27 | |
7. |
El problema de la forma del Estado proletario |
29 | |
8. |
La transformación de la industria y el comercio capitalistas |
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9. |
A propósito de los campesinos medios |
33 | |
10. |
La alianza de los obreros y los campesinos |
36 | |
11. |
La transformación de los intelectuales |
38 | |
12. |
Las relaciones entre la industrialización y la colectivización de la agricultura |
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13. |
Sobre la guerra y la revolución |
41 | |
14. |
¿Es más difícil hacer la revolución en los países atrasados? |
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15. |
¿Es la industria pesada la base de la transformación socialista? |
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16. |
Las características de la tesis de Lenin sobre la entrada en el camino del socialismo |
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17. |
El ritmo de la industrialización es un problema agudo |
46 | |
18. |
Si se desarrolla simultáneamente a las empresas grandes, pequeñas y medianas, es por una industriali- zación a un ritmo rápido |
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19. |
¿Dos sistemas socialistas de propiedad pueden co- existir durante un largo tiempo? |
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20. |
La transformación socialista de la agricultura no puede depender únicamente de las máquinas |
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21. |
La pretendida "consolidación definitiva" |
52 | |
22. |
A propósito de la guerra y de la paz |
58 | |
23. |
¿Es la "unanimidad" la fuerza motriz del desarrollo de la sociedad? |
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24. |
Los derechos de los trabajadores en el sistema socialista |
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25. |
¿Es el paso al comunismo una revolución? |
63 | |
26. |
"No es absolutamente necesario que China adopte una forma aguda de lucha de clases": ¡una pretendida tesis! |
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27. |
El plazo necesario para realizar la edificación del socialismo |
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28. |
A propósito, una vez más, de las relaciones entre la industrialización y la transformación socialista |
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29. |
A propósito de la contradicción entre las relaciones de producción y las fuerzas productivas socialistas |
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30. |
El paso del sistema de la propiedad colectiva al sis- tema de la propiedad de todo el pueblo es inevitable |
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31. |
La propiedad individual |
75 | |
32. |
La contradición es la fuerza motriz del desarrollo de la sociedad socialista |
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33. |
El proceso dialéctico del conocimiento |
81 | |
34. |
Los sindicatos y el sistema del jefe único |
83 | |
35. |
Tomar las teorías y los principios como punto de partida no es un método marxista |
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36. |
¿Pueden propagarse sin dificultad las experiencias avanzadas? |
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37. |
El trabajo de planificación |
86 | |
38. |
El aumento prioritario de la producción de los medios de producción y el desarrollo simultáneo de la indu- stria y la agricultura |
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39. |
Las concepciones erróneas del determinismo de la distribución |
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40. |
La primacía de la política y el estímulo material |
93 | |
41. |
El equilibrio y el desequilibrio |
94 | |
42. |
El pretendido "estímulo material" |
100 | |
43. |
Las relaciones humanas en las empresas socialistas |
106 | |
44. |
Las tareas de choque y las tareas a cumplir de manera acelerada |
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45. |
La ley del valor y el trabajo de planificación |
109 | |
46. |
A propósito de las formas de salarios |
112 | |
47. |
Dos cuestiones sobre los precios |
113 | |
48. |
La adopción simultánea de métodos tradicionales y extranjeros y el desarrollo simultáneo de las empre- sas grandes, pequeñas y medianas |
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49. |
¿Los tractures primero o la cooperativización primero? |
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50. |
"Primero, el agrandamiento; segundo, el reforzamiento del carácter comunitario" |
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51. |
¿Por que se pone especialmente el acento sobre los intereses materiales? |
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52. |
Es el hombre el que hace las cosas |
124 | |
53. |
El transporte y el comercio |
125 | |
54. |
El desarrollo simultáneo de la industria y de la agricultura |
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55. |
El problema del nivel de la acumulación |
129 | |
56. |
El problema del Estado en el comunismo |
131 | |
57. |
El paso al comunismo |
132 | |
58. |
Las perspectivas del desarrollo del sistema de propiedad colectiva |
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59. |
La eliminación de las diferencias entre la ciudad y el campo |
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60. |
El problema del establecimiento de un sistema económico en los países socialistas |
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61. |
¿Puede el desarrollo de los países socialistas ser "nivelado"? |
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62. |
El problema fundamental es el de los sistemas |
140 | |
63. |
Las relaciones entre los dos sistemas económicos mundiales |
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64. |
A propósito de las críticas dirigidas a Stalin |
141 | |
65. |
Juicio de conjunto sobre el Manual |
143 | |
66. |
Sobre la manera de redactar un manual de economía política |
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67. |
A propósito del método de investigación que consiste en tomar los fenómenos como punto de partida para llegar a la esencia misma de las cosas |
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68. |
La filosofía debe servir a la política de su tiempo |
158 | |
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1. |
El problema de la industrialización de China |
161 | |
2. |
A propósito del lugar del hombre en la sociedad y de sus capacidades |
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3. |
Apoyarse en las masas |
167 | |
4. |
Algunas comparaciones entre los procesos de desarrollo soviético y chino |
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5. |
El proceso de la formación y la consolidación de la línea general |
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6. |
Las contradicciones entre los países imperialistas |
178 | |
7. |
¿Por qué puede la revolución industrial china ser la más rápida? |
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8. |
El problema demográfico |
181 |
pág. 15
   
Según el Manual (p. 327-328), el socialismo reemplazará "inevitablemente" al capitalismo y este rezmplazo se hará por "medios revolucionarios". . .". En la época del imperialismo, el conflicto entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción "ha alcanzado un grado de virulencia sin precedentes . . . ". La revolución socialista proletaria es "una necesidad objetiva . . . ". Estas interpretaciones son excelentes; así es como hay que decirlo. La expresión "una necesidad objetiva" es excelente; produce un gran placer. Hablar de necesidad objetiva significa que nada puede ser modificado por la voluntad de los hombres. Quiérase o no el acontecimiento se producirá.
   
El proletariado debe "unir aldededor de él a todos los trabajadores con el fin de eliminar al capitalismo" (p. 327). Esta for-
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mulación es correcta. Pero, aquí, hay que hablar igualmente de la toma del poder político. "El proletariado no encontrará jamás una economía socialista completamente lista" y los "elementos de la economía socialista no pueden desarrollarse en una sociedad burguesa basada sobre e] sistema de la propiedad privada" (p. 328). En realidad, no sólo estos elementos "no pueden desarrollarse", sino que no pueden siquiera existir. En una sociedad capitalista, los sectores socialistas de la economía cooperativa y de la economía del Estado no tienen siquiera la posibilidad de nacer. Es evidente que no se puede hablar de su desarrollo. Esta es la diferencia principal entre nosotros y los revisionistas. Estos últimos dicen que en una sociedad capitalista, ciertas empresas, tales como los servicios públicos urbanos tienen carácter socialista. Afirman que el paso al socialismo puede efectuarse pacíficamente por la prolongación del capitalismo. Se trata de una grave deformación del marxismo.
   
El Manual dice: "El período de transición comienza por el establecimiento del régimen proletario y termina con la conclusión de las tareas revolucionarias socialistas, es decir por el establecimiento del socialismo, primera etapa del comunismo" (p. 329). En definitiva, ¿cuáles son las etapas comprendidas en el período de transición? Hay que estudiarlas minuciosamen
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te. . . ¿Solamente del capitalismo al socia lismo? ¿o no solamente del capitalismo al socialismo sino también del socialismo al comunismo?
   
El Manual cita aquí esta frase de Marx: "Hay un período de transformación revo lucionaria en el paso del capitalismo al comunismo". China se encuentra actualmente en ese período. En nuestras comunas populares hay que realizar, en un cierto número de años, el paso del sistema de propiedad de los equipos de producción de base al sistema de propiedad de las comunas populares de base. Más tarde, habrá que llegar al sistema de la propiedad de todo el pueblo porque, aún cuando el sistema en el cual la propiedad pertenece a una comuna de base se haya realizado en todas las comunas populares, no se tratará todavía sino de un sistema de propiedad colectiva.
   
"En el transcurso del período de transición hay que proceder a una transformación definitiva de todas las relaciones sociales" (p. 328). Esta proposición es en principio correcta. Estas relaciones sociales deben englobar las relaciones de producción y la superestructura, comprendida en ella las relaciones en los dominios económico, político, ideológico, cultural, etc.
   
En el curso del período de transición, hay que "hacer de modo que las fuerzas productivas se desarrollen hasta cuando suministren la garantía indispensable pa ra la victoria del socialismo". En China
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esto equivale a decir que deberemos pro ducir cuanto menos 100 o 200 millones de toneladas de acero. Hasta este año, no ha cemos esencialmente más que preparativos para abrir la vía al desarrollo de las fuer zas productivas. Prácticamente, el desarro llo de las fuerzas productivas no está en China más que en sus comienzos. Después del rGan Salto Adelante de 1958-1959,1960 será el año del gran desarrollo de la pro ducción.
   
El Manual dice: "La revolución de Octubre ha dado el ejemplo". Dice también: "Cada país tiene sus propias formas y sus propios métodos concretos de construcción del socialismo". Esta manera de hablar es excelente. En 1848, apareció el Manifiesto del Partido Comunista. Ciento diez años después, apareció otro Manifiesto del Partido Comunista. Se trata de la Declaración de Moscú, firmada en 1957 por los partidos comunistas de todos los países. Esta Declaración trata del problema de la unidad, de la universalidad y de la especificidad de los partidos comunistas.
   
Admitir la ejemplaridad de la revolución de octubre y admitir la identidad del "contenido fundamental" de la revolución proletaria en todos los países es oponerse al revisionismo.
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¿Por qué la revolución no ha triunfado primero en los países occidentales donde el nivel de producción capitalista es muy elevado y donde existe un proletariado muy numeroso? ¿Por qué ha triunfado primero en países orientales tales como Rusia y China donde el nivel del capitalismo es relativamente bajo y donde el número de proletarios es relativamente poco elevado? Este problema merece estudiarse.
   
¿Por qué el proletariado ha triunfado primero en Rusia? El Manual dice: "Porque Rusia constituía el punto de convergencia de todas las contradicciones del imperialismo". En el plano de la historia de las revoluciones el centro revolucionario se desplaza de occidente hacia oriente. A fines del siglo XVIII, este centro se en contraba en Francia. En aquella época Francia era el centro de la vida política mundial. A mediados del siglo XIX el centro revolucionario se desplazó hacia Alemania. El proletariado entraba en la escena política; nacía el marxismo. A comienzos del siglo XX, el centro de la revolución se desplaza hacia Rusia y nace el leninismo. Sin el leninismo no hubietra triunfado la revolución rusa. A mediados del siglo XX, el centro de la revolución mundial se sitúa en China. En el futuro, con absoluta seguridad, se desplazará.
   
La victoria de la revolución rusa resultó igualmente del hecho de que las amplias masas del campesinado constituye-
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ron para el proletariado un ejército aliado. El Manual dice: "Se formó una alianza entre el proletariado y los campesinos rusos" (p. 328).
   
Existen varias capas sociales entre el campesinado. En el campo el proletariado se apoya en la capa de los campesinos pobres. Al comienzo de la revolución, los campesinos medios dudan siempre. Quieren saber si la revolución es poderosa, si se sostiene, si les aporta ventajas. No se ponen de lado del proletariado sino cuando la situación se hace suficientemente clara. Esta constatación es válida para la revolución de Octubre. Lo es también para la reforma agraria, el movimiento de las cooperativas y la creación de las comunas populares en China.
   
En los planos ideológico, político y organizacional, el rompimiento entre los bolcheviques y los mencheviques en Rusia abrió el camino para el triunfo de la revolucion de Octubre. Si no hubiese habido lucha entre los bolcheviques y los mencheviques, si no hubiese habido lucha contra el revisionismo de la II Internacional, hubiese sido imposible el triunfo de la revolución de Octubre. Fue luchando contra todos los revisionismos y todos los oportunismos como nació el leninismo y se desarrolló. Sin el leninismo, no hubiese habido victoria de la revolución rusa.
   
Dice el Manual : "La revolución proletaria ha triunfado primero en Rusia. Antes de la revolución, en Rusia, el nivel de
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desarrollo del capitalismo era lo suficientemente elevado para permitir triunfar a la revolución proletaria". La victoria de la revolución proletaria no se obtiene forzosamente en los países de muy alto nivel de desarrollo capitalista. El Manual tiene mucha razón en utilizar las citas de Le nin. Hasta el presente, de los países en que ha triunfado la revolución socialista, solo Alemania Oriental y Checoeslovaquia tenían un nivel de desarrollo capitalista relativamente elevado. En todos los otros países socialistas este nivel era bastante bajo. La revolución no ha estallado en los países occidentales con un nivel relativamente elevado de desarrollo capitalista. Lenin dijo: "La revolución estalla primero en el eslabón más débil del mundo imperialista". En la época de la revolución de Octubre, Rusia era ese eslabón más débil, del mismo modo que lo era China después de la revolución de Octubre. Rusia y China tenían puntos comunes. Ambos poseían un cierto número de proletarios y un gran número de sufridos campesinos oprimidos. Ambos eran países de una gran extensión. . . En esto India se encuentra en la misma situación. ¿Por qué entonces la revolución no ha triunfa do en la India, según la tesis del eslabón más débil tal como la concebían Lenin y Stalin? Ocurre que la India era una colonia del imperialismo británico. En este punto se diferenciaba de China. China era una semicolonia dominada por varios países imperialistas. El Partido comunista in-
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dio no participó activamente en la revolución democrático burguesa de su país. No logró tomar la dirección política en el transcurso de la revolución democrática. Después de la independencia de la India, no ha logrado tampoco mantener resueltamente el caracter independiente del pro letariado.
   
Las experiencias históricas de China y Rusia han probado que la existencia de un partido político que haya llegado ya a su madurez constituye una condición de importancia decisiva para la victoria de la revolución. El Partido bolchevique ruso participó activamente en la revolución democrática. En 1905 elaboró un programa de revolución democrática diferente del adoptado por la burguesía. Este programa buscaba no sólo el medio de derrocar al zar, sino también una solución al problema de la lucha entre el proletariado que quería derrocar al zar y el Partido democrático constitucional por la dirección política. En China, el Partido comunista no existía en el momento de la revolución burguesa de 1911. Después de su fundación en 1921, participó inmediatamente en la revolución democrática colocándose en posición de vanguardia. La edad de oro de la burguesía china se sitúa entre 1905 y 1911, período durante el cual la revolución burguesa se encontraba en su pleno vigor. Después de la revolución de 1911, el Kuomintang estaba ya en el ocaso. En 1924 se encontraba en un callejón sin salida y sólo pudo encontrar una
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salida buscando colaborar con el Partido comunista. El proletariado tomó entonces el lugar de la burguesía y el partido político del proletariado reemplazó al partido político de la burguesía tomando la dirección de la revolución democrática. Decimos a menudo que el Partido comunista chino no estaba maduro en 1927, lo que significa esencialmente que nuestro Partido, aliándose a la burguesía no había previsto que ésta podía traicionar la revolución y que por consiguiente no estaba listo para hacer frente a esta traición.
   
El Manual afirma también (pp. 331): "Si los países en los cuales las formas económicas precapitalistas ocupan un lugar importante pueden realizar una revolución socialista es porque ellos se benefician de la ayuda de los países socialistas avanzados". Esta interpretación es insuficiente. China puede entrar en la vía del socialismo principalmente porque detrás de la victoria de la revolución democrática derrocó la dominación del imperialismo, del feudalismo y del capitalismo burocrático. Los factores interiores son los factores esenciales. La ayuda concedida a China por los países en los cuales el socialismo ya ha triunfado constituye una condición, ciertamente importante, pero no suficiente para decidir sobre la capacidad de China de avanzar o no por el camino del socialismo. Puede solamente ejercer una influencia en el ritmo de su progreso por el camino del socialismo después de que ella misma se haya puesto en marcha por
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él. Con la ayuda progresamos un poco más rápidamente. Sin ayuda progresamos un poco menos rápido. La ayuda de que se habla comprende no sólo la asistencia económica de los países socialistas, sino también los aspectos positivo y negativo de sus experiencias, de sus victorias como de sus derrotas, que nos dan material para reflexionar.
   
El Manual dice: "En ciertos países capitalistas y en ciertas antiguas colonias, existe una posibilidad real para la clase obrera de tomar el poder pacíficamente" (p. 330) ¡Cuáles pueden ser en realidad estos "ciertos países"? Los principales países capitalistas de Europa y los países de América del Norte están ahora armados hasta los dientes. ¿Es posible que se dejen tomar el poder pacíficamente?
   
El Partido comunista y las fuerzas revolucionarias de cada país deben tener dos opciones abiertas: el triunfo por el método pacífico y la toma del poder por la violencia. No hay que descuidar ni una ni otra. Es indispensable saber además que por regla general la burguesía no quiere abandonar el poder. Trata de resistir. ¿Por qué la burguesía, cuando su existencia está en juego, no emplearía la fuerza? En el curso de la revolución de Octubre y de la revolución China habían sido previstos el método pacífico y el método violento. En Rusia, antes de Julio de 1917, Lenin consideraba obtener la victoria por el mé-
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todo pacífico. Los acontecimientos de Julio mostraron claramente que era imposible poner pacíficamente el poder en manos del proletariado. Se cambió entonces el método. Y fue después de tres meses de preparación para la lucha armada cuando se obtuvo la victoria de la revolución de Octubre. Después de la revolución de Octubre y de la toma del poder por el proletariado, Lenin consideraba otra vez emplear el método pacífico para eliminar el capitalismo y para realizar la transformación socialista gracias al método de "la indemnización". Pero la burguesía, en colusión con catorce países imperialistas, desencadenó un levantamiento armado contrarevolucionario y una intervención armada. La victoria de la revolución de Octubre no se consolidó sino después de tres años de lucha armada bajo la dirección del Partido comunista soviético.
   
El último parágrafo de la página 330 habla de la transformación de la revolución democrática en una revolución socialista. ¿Pero como se efectúa? El Manual no da explicación clara. La revolución de Octubre es una revolución socialista. Accesoriamente ha cumplido tareas que dejó inconclusas la revolución democrático burguesa. El decreto de la nacionalización de tierras se promulgó inmediatamente des-
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pués de la revolución de Octubre. Pero la revolución democrática que debía resolver el problema agrario se prolongó aún du rante un cierto tiempo.
   
En China cumplimos las tareas de la revolución democrática durante la guerra de liberación. La fundación en 1949 de la República Popular de China marcó la coronación, en lo esencial, de la revolución democrática y el comienzo del paso al socialismo. En seguida se necesitaron aún tres años para realizar la reforma agraria. Pero, desde la fundación de la República Popuplar de China, confiscamos las empresas capitalistas burocráticas que representaban el 80% de los capitales fijos de la industria y del transporte del país para hacerlas propiedad de todo el pueblo.
   
Durante el período de la guerra de Liberación en China, lanzamos llamados para luchar no sólo contra el imperialismo y el feudalismo, sino también contra el capitalismo burocrático. La lucha contra el capitalismo burocrático tiene un doble carácter: de un lado lucha contra el capital comprador, lucha que entra en el cuadro de la revolución democrática y, del otro lado, lucha contra la gran burguesía, lucha que hace parte de la revolución socialista.
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tre el capital burocrático y el capital nacional, en China, era de ocho a dos. Después de la Liberación confiscamos la totalidad del capital burocrático, destruyendo así el elemento pricipal del capitalismo chino.
   
Es pues erróneo pensar que después de la Liberación, "la revolución china, en su primera etapa, esencialmente hizo parte de la revolución democrática; fue sólo más tarde cuando se desarrolló poco a poco en una revolución socialista".
   
En la página 333, el concepto de la violencia no ha sido empleado de manera suficientemente precisa. Marx y Engels han dicho siempre: el Estado es un organismo de dominación de clase, un organismo de opresión de una clase por otra. No se pue de pues afirmar, como lo dice el Manual, que "el proletariado no emplea la violencia sino respecto a los explotadores; fundamentalmente, no emplea la violencia".
   
Cuando su existencia está amenazada, la clase explotadora utiliza siempre la violencia. Desde cuando entrevé una revolución se esfuerza en aniquilarla por la violencia. El Manual escribe sobre este aspecto: "Las experiencias históricas han probado que la clase explotadora no cede de buena gana el poder al pueblo. Emplea la violencia para luchar contra el poder popu-
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lar" (p. 333). Esta interpretación es insuficiente. La clase explotadora no emplea la violencia solamente para luchar contra el régimen popular después del establecimiento por el pueblo de un poder revolucionario, la utiliza también para reprimir el pueblo revolucionario desde cuando se levanta para tomar el poder.
   
El fin de nuestra revolución es desarrollar las fuerzas productivas de la sociedad. Para alcanzar este objetivo hay que derrocar primero y después oprimir al enemigo. ¿Sin la violencia revolucionaria del pueblo, como podríamos tener éxito?
   
Aquí el Manual habla, de manera incompleta, de la "naturaleza real" de la dictadura del proletariado y de las "tareas principales" de la clase obrera y del pueblo trabajador en la revolución socialista. No menciona la necesidad de oprimir a los enemigos y de reeducar a los enemigos de clase. Pues bien, hay que reeducar a los terratenientes, los burócratas, los contra revolucionarios y los malos elementos; hay que reeducar a la burguesía, la pequeña burguesía de la capa superior y los campesinos medios. Las experiencias chinas han probado que la reeducación no era una cosa fácil. Es imposible obtener buenos resultados sin pasar por luchas repetidas. Se necesitan lo menos diez, veinte, hasta cincuenta años para destruir definitivamente los vestigios de la burguesía y su influencia. Tomemos por ejemplo el campo. La concepción del mundo de los
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campesinos no podrá ser transformada progresivamente, y después completamente, hasta cuando el sistema de la propiedad colectiva de las comunas populares se ha ya aplicado, y transformado después en sistema de la propiédad nacional, hasta cuando ciudades nuevas y grandes industrias se hayan creado a lo ancho de todo el país, hasta cuando los medios dé transporte de todo el país se hayan modernizado y hasta cuando la situación económica haya sido transformada completa y realmente. (Cuando el Manual habla de las "tareas principales" cita a Lenin. Pero su análisis no es conforme a lo que Lenin dijo).
   
Se engaña a las masas si se busca a cualquier precio escribir conformándose a los gustos del enemigo y del imperialismo. Si se actúa así se termina por reconfortar al enemigo y por engañar a su propia clase.
   
En la página 334, aparece escrito en el Manual : El Estado proletario puede pre sentarse bajo "diferentes formas". Es exacto. Pero, en el fondo, la forma de la dictadura del proletariado en los países de democracia popular no es muy diferente de la establecida en Rusia después de la revolución de Octubre. Los sóviets en la URSS y las Asambleas populares en China, son asambleas representativas. Sólo difere su nombre. En las asambleas populares chi-
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nas hay delegados que representan a la burguesía, los tránsfugas del Kuomintang y las personalidades democráticas. Aceptan todos la dirección del Partido comunista. Algunos de entre ellos buscan en vano provocar trastornos. Aparentemente, esta situación no se parece mucho a la que reinaba en los. sóviets. Sin embargo, después de la revolución de Octubre, entre los delegados que asistían a los sóviets se encontraban mencheviques, miembros del partido socialdemócrata, que era un partido derechista, trotskistas, bujarinistas, zinovievistas, etc. Eran representantes a título de obreros y campesinos. Pero en realidad representaban a la burguesía. En esta época (es decir, después de la revolución de Octubre), el proletariado acogió en su seno un personal numeroso que trabajaba en las organizaciones del Estado de Kerensky. Eran elementos de la burguesía. En China, el gobierno central Popular ha sido creado a partir del gobierno popular de la China del Norte. Todos aquellos que trabajaban en los diferentes de partamentos de este gobierno venían de las bases de apoyo. Por lo demás, la gran mayoria de los cuadros dirigentes que constituían el esqueleto de estos departamentos eran miembros del Partido comunista.
   
En la página 335, el proceso de la transformación del sistema de la propiedad ca-
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pitalista en sistema de la propiedad del Estado socialista en China, se trata de manera errónea. La exposición del Manual se refiere solamente a nuestra política respecto al capital nacional y no a nuestra política (de confiscación) respecto al capital burocrático. En lo que concierne a los bienes de los capitalistas burocráticos, hemos adoptado una política de confiscación con el fin de realizar el sistema de la propiedad colectiva.
   
En el segundo parágrafo de la página 338, la transformación del capitalismo a través del capitalismo Estado es considerada como una experiencia aislada y particular sin significación universal. En los países de Europa occidental y en los Estados Unidos el nivel de desarrollo del capitalismo es muy elevado. Un puñado de capitalistas monopolistas ocupan la posición dominante en estos países. Conjuntamente se encuentra un gran número de capitalistas medianos y pequeños. Se dice que el capital norteamericano está a la vez centralizado y decentralizado. Es cierto que, en estos países, después de la victoria de la revolución, el capital monopolista será confiscado. ¿Pero deberán también confiscarse sin excepción los bienes de los capitalistas medianos y pequeños? ¿Será necesario transformarlos igualmente por intermedio del capitalismo de Estado?
   
Se puede decir que en China el nordeste es una región con un nivel de desarrollo capitalista muy elevado, lo que es también el caso de Kiangsu cuyos dos centros in-
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dustriales se sitúan en Shanghai y en el sur de la provincia. Ya que el capitalismo de Estado puede ponerse en práctica en estas provincias chinas, ¿por qué no podría ser aplicada la misma política en los países del mundo en donde reina una situación semejante a la de aquellas provincias?
   
La política adoptada en otra época por los japoneses en la China del nordeste consistía en eliminar los grandes capitalistas locales y en transformar sus empresas en empresas de Estado japonesas o en empresas del capital monopolista. En cuanto a los capitalistas medianos y pequeños, los japoneses creaban para controlarlos sociedades de holding.
   
En China, la transformación del capitalismo nacional ha debido recorrer tres etapas: el Estado hizo primero pedidos a las empresas privadas para asegurar su producción y su trabajo de transformación; después realizó compras y ventas agrupa das (¿compras agrupadas para asegurar la venta?); asegura en fin, conjuntamente con los propietarios, la administración de las empresas (administración conjunta de empresas individuales o de todo un sector). Cada una de esta etapas se ha realizado de manera progresiva. Este método no ha estorbado la producción. Incluso ésta se ha desarrollado durante el proceso de transformación: En lo que concierne al capitalismo de Estaldo, hemos realizado muchas experiencias nuevas, una de ellas es la distribución de una tasa de interés
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fija a los capitalistas después de la transformación de sus empresas en empresas administradas conjuntamente por el Estado y por ellos mismos.
   
En China, despues de la reforma agraria, la tierra no ha tenido más valor mercantil. Los campesinos no se han atrevido más a "hacerse notar". Algunos camaradas han creído que esta situación no era buena. En realidad, como consecuencia de la lucha de clases se les ha hecho una mala reputación a los terratenientes y a los campesinos ricos. Los campesinos pobres se sentían orgullosos y los campesinos ricos avergonzados. Se trataba, entonces, de un fenómeno excelente que singificaba que los campesinos pobres habían triunfa do políticamente sobre los campesinos ricos y habían demostrado su superioridad en el campo.
   
En la página 339, el Manual dice: las tierras de los campesinos ricos que se han confiscado se dan a los campesinos pobres y medios. Lo que significa que el gobierno confisca tierras para darlas a los campesinos con el fin de que éstos puedan redistribuirlas. Se trata entonces de un espíritu de concesión de gracias; no se compromete en la lucha de clases, ni en los movimientos de masas. Esta concepción es en la realidad una concepción derechista. Nuestro método propio consiste en apoyar-
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se sobre los campesinos pobres, en unirse con la gran mayoría de los campesinos medios (los campesinos medios inferiores) y en tomar las tierras de los terratenientes. El Partido debe asumir la dirección de este proceso sin monopolizar el trabajo o dejar a los otros hacer su trabajo. Debemos adoptar una serie de medidas concretas: visitar a los campesinos pobres para averiguar sobre sus sufrimientos, reclutar activistas, reunir a todos aquellos que tienen un mismo origen de clase, constituir un núcleo sólido, proceder a efectuar asambleas para que todos aquellos que han sufrido cuenten sus sufrimientos, organizar las fuerzas de clase y desatar la lucha de clases.
   
El Manual dice: "Los campesinos medios se han convertido en personajes centrales en el campo". Esta formulación es mala. Si se hace el elogio de los campesinos medios calificándolos de personajes centrales, si se les eleva a las nubes y si no se atreve a ofenderlos, podría suceder entonces que se hiciera perder su propia estima a los antiguos campesinos pobres. Resultaría entonces necesariamente que los campesinos medios prósperos tomarían la dirección política en el campo.
   
El Manual no ha hecho análisis de los campesinos medios. Hemos dividido a éstos en campesinos medios superiores y en campesinos medios inferiores. Igualmente hemos hecho una distinción entre los campesinos medios nuevos y antiguos, siendo
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los primeros mejores que los segundos. La experiencias de campañas sucesivas de rectificación han probado que los campesinos pobres, los nuevos campesinos medios inferiores y los antiguos campesinos medios inferiores constituían tres categorías de campesinos que tenían una actitud política mejor que los otros. Son ellos los que apoyan las comunas populares. Además, una parte de los campesinos medios superiores y una parte de los campesinos medios acomodados apoya las comunas populares mientras que otra parte se opone a ellas. Según las informaciones recogidas en la provincia de Hopei, se encuentra en toda la provincia más de 40.000 equipos de producción de los que el 50% apoya totalmente las comunas populares sin vacilar, el 35% las apoya en lo esencial pero con opiniones divergentes y vacilaciones respecto a algunos puntos particulares, y 15% se oponen o marcan vacilaciones serias. La principal razón de la oposición y de las vacilaciones serias de esos equipos es que la dirección de éstos está en manos de campesinos medios acomodados, incluso en manos de malos elementos. En el curso del movimiento actual de educación para la lucha entre las dos líneas, es necesario desatar discusiones en el seno de estos equipos con el fin de cambiar primero su dirección. Se ve que hay que proceder a un análisis de los campesinos medios. La orientación del desarrollo de las regiones rurales está estrechamente ligada a la dirección política de estas regiones.
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El Manual dice (p. 340): "Por naturaleza, los campesinos medios tienen un carácter doble". Debemos, igualmente, hacer un análisis de este problema. De un lado los campesinos pobres, los campesinos medios inferiores, los campesinos medios superiores y los campesinos medios acomodados son todos trabajadores. De otro lado, todos poseen bienes privados. Sin embargo, como propietarios de bienes privados, tienen concepciones distintas de la propiedad privada. Se puede decir que los campesinos pobres y los campesinos medios inferiores son semipropietarios de bienes privados. Su concepción de la propiedad privada es relativamente fácil de cambiar. Los campesinos medios superiores y los campesinos medios acomodados están más aferrados a la concepción de la propiedad privada. Resisten desde siempre a la cooperativización.
   
En la página 340, el tercero y cuarto párrafos tratan de la importancia de la alianza entre los obreros y los campesinos. Pero no precisan cómo puede desarrollarse y consolidarce esta alianza. Hablan de la necesidad de transformar a los campesinos pequeños productores, pero no hablan ni del proceso de esta transformación, ni de las contradicciones que jalonan cada una de las etapas de este proceso, ni de la manera de resolver estas contradicciones, ni de las etapas y la estrategia a adoptar en
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el transcurso de todo este proceso de transformación.
   
Entre nosotros, la alianza de los obreros y los campesinos ha atravesado ya dos etapas. la primera basada sobre la revolución agraria, la segunda sobre el movimiento de cooperativas. Sin el movimiento de las cooperativas, una bipolarización del campesinado hubiera ocurrido con certeza, impidiendo así la consolidación de la alianza entre los obreros y los campesinos así como el mantenimiento de la política de compras y ventas agrupadas por el Estado. Fue sólo con base en la cooperativización como la política de compras y ventas agrupadas pudo mantenerse y aplicarse integralmente. Ahora, nuestra alianza obrero-campesina tendrá que progresar apoyándose en la mecanización. Si no hay más que los movimientos de las cooperativas y de las comunas populares, pero sin mecanización, la alianza obrero-campesina no podrá consolidarse. En el movimiento de las cooperativas, si no hay más que una pequeña cooperativización, la alianza obrero-campesina tampoco podrá consolidarse. El movimiento de las cooperativas debe, pues, pasar a las comunas populares. Y la propiedad de los equipos de producción de base debe convertirse en la propiedad de las comunas populares de base. La propiedad de las comunas populares debe a su vez convertirse en la propiedad del Estado. Entonces, con base en una combinación de la nacionalización y de la mecanización, podremos consolidar realmente la alianza
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obreros-campesinos, haciendo desaparecer así progresivamente las diferencias entrer los obreros y los campesinos.
   
En la página 341, el Manual trata especialmente de la formación de los intelectuales de origen obrero o campesino y de los medios de integrar los intelectuales de origen burgués en el movimiento de edificación del socialismo. No habla de la transformación de los intelectuales. Ahora bien, hay que transformar no sólo los intelectuales burgueses, sino también los intelectuales de origen obrero o campesino que, en muchos aspectos, son influídos por la burguesía. En el medio literario y artístico esta necesidad de transformación ha sido demostrada por el caso de Liu Shao t'ang[2] quien, convertido en escritor, atacó vigorosamente al socialismo. La concepción del mundo de los intelectuales se manifiesta a menudo en su actitud respecto al saber. ¿Este pertenece a ciertos individuos o a todo el mundo? Algunos consideran el conocimiento como su propiedad privada y esperan para venderlo al mejor precio. Rehusan venderlo hasta tanto el precio no sea
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lo suficientemente elevado. Son solamente expertos pero no son "rojos". Dicen que el Partido es "incompetente", y por lo tanto incapaz de "dirigir a los competentes". Los que trabajan en el cine dicen que el Partido no puede dirigir el cine. Los que hacen danzas afirman que el Partido no puede dirigir la danza. Los que se dedican a la investigación sobre la energía atómica declaran que el Partido no puede dirigir la investigación científica sobre la energía atómica. En una palabra, el Partido no puede dirigir nada en absoluto.
   
En el conjunto del proceso de la revolución socialista y de la edificación socialista, la transformación de los intelectua les constituye un problema muy importante. Estamos equivocados si no subrayamos este problema y si adoptamos una actitud de compromiso respecto de todo lo que es burgués.
   
En la misma página se dice que la contradicción fundamental de la economía durante el período de transición es la contradicción entre el socialismo y el capitalismo. Es exacto. Pero este pasaje sostiene solamente que hay que desatar la lucha en todas las esferas de la vida económica con el fin de mostrar quién triunfa sobre quién. Esto no es suficiente. Nuestra tesis es que debemos conducir una revolución socialista total sobre los tres frentes político, económico e ideológico.
   
El Manual dice que en China integramos los elementos burgueses en el movimiento de participación en la administra-
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ción de las empresas y en la administración del Estado. (El Manual dice lo mismo en la página 357). Pero nosotros subrayamos también que nuestra tarea es transformar los intelectuales burgueses y ayudarlos a cambiar sus hábitos, su concepción del mundo y sus puntos de vista sobre ciertos problemas particulares. El Manual no habla de esta transformación.
   
En el Manual, la industrialización socialista es consideralda como la premisa de la colectivización de la agricultura. Esta tesis no está conforme con la situación propia de la Unión Soviética. La colectivización ha sido realizada, en lo esencial, en la Unión Soviética, entre 1930 y 1932. Durante este período, aunque el número de tractores haya sobrepasado al que nosotros poseemos en la actualidad, la superficie de las tierras labradas por tractores en la Unión Soviética no alcanzaba, en 1932, más que el 20.3% de la superficie total de tierras cultivadas. La colectivización no depende completamente de la mecanización, la industrialización no es, pues, una premisa.
   
En los países socialistas de Europa oriental el proceso de colectivización ha sido muy lento, esencialmente porque después de la reforma agraria no se ha batido el hierro mientras estaba caliente; se ha parado durante un cierto período. En otro
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tiempo, en ciertas de nuestras bases de apoyo, se produjo el mismo fenómeno; una parte de los campesinos, satisfechos con la reforma agraria, no querían avanzar más. El problema no depende de la indus trialización o de la ausencia de industria lización.
   
En las páginas 352-354, aparece escrito en el Manual que las democracias populares de Europa oriental "pudieron construir el socialismo sin recurrir a la guerra civil ni a la intervención armada exterior". Se dice igualmente: "En estos países, la transformación socialista se realizó sin guerra civil". Habría que decir más bien: en estos países, la guerra civil se insertó en la guerra internacional y, para ellos, guerra civil y guerra internacional se hicieron una sola. Los elementos reacionarios de estos países fueron arrancados de raíz por el arado de hierro del Ejército rojo de la Unión Soviética. Decir que no hubo guerra civil en estos países es mirar el problema desde un punto de vista formal y rehusar ver la naturaleza real de la guerra.
   
El Manual, dice que después de la revolución, en los países de Europa oriental "los parlamentos se convirtieron en estructuras que representaban ampliamente los intereses del pueblo". En realidad, estos parlamentos son totalmente diferentes de los parlamentos burgueses de antaño. Sólo tienen en común el nombre. La Confe-
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rencia consultiva política que creamos durante el primer período que siguió a la liberación llevaba el mismo nombre que la Conferencia consultiva política que existía en la época del Kuomintang. Cuando negociábamos con el Kuomintang, no es tábamos interesados en la Conferencla consultiva política. Esta, por el contrario, interesaba vivamente a Chiang Kai-shek. Después de la liberación, retomamos esta denominación y convocamos una Conferencia consultiva política del pueblo chino que desempeñó el papel de Asamblea nacional popular provisional.
   
El Manual dice que China "organizó, durante el proceso de lucha revolucionaria, un frente unido democrático popular" (p. 357). ¿Por qué menciona solamente la lucha revolucionaria y no la guerra revolucionaria? Desde 1927 hasta el momento en que obtuvimos la victoria en todo el país, durante veintidós años, nos hemos empeñado en una guerra revolucionaria ininterrumpida. Antes de este período, desde la revolución burguesa de 1911, había habido ya quince años de guerra, guerras revolucionarias y guerras confusas de senores de la guerra inspiradas por el imperialismo. Si se hace la cuenta desde 1911 hasta la guerra de resistencia contra los norteamericanos y de ayuda a Corea, se puede decir que China ha estado comprometida en cuarenta años de guerra continua, guerras revolucionarias y guerras contrarrevolucionarias. Desde la fundación de nuestro Partido, hemos participado en guerras
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revolucionarias dirigiéndolas durante 30 años.
   
Una gran revolución no puede dejar de pasar por una guerra civil. Es una ley. Si no se ve más que el lado negativo de la guerra y no su lado positivo, no se tiene mas que una vista parcial del problema de la guerra. Y hablar únicamente del carácter destructivo de la guerra es dañino para la revolución popular.
   
Es muy difícil hacer la revolución y construir el socialismo en los países occidentales, porque en estos países es muy profunda y se ha infiltrado por todas partes la influencia perniciosa de la burguesía. En China la burguesía sólo existe desdee hace tres generaciones mientras que en países como Inglaterra y Francia existe desde hace una decena de generaciones. En estos países la burguesía tiene una historia de 250 a 260 años, hasta de más de 300 años; la ideología y el estilo de trabajo burgués influyen por doquier y en todas las capas sociales. Es por esto por lo que la clase obrera inglesa no sigue al Partido comunista sino al Partido laborista.
   
Lenin dijo: "Mientras más atrasado sea un país, más difícil es su paso del capitalismo al socialismo". Vista desde hoy, esta tesis no es correcta. En realidad, mientras más atrasado sea un país económicamente, más fácil es su paso del capitalismo al so-
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cialismo, y no más difícil. Mientras más pobre es un hombre, mas quiere la revolución. En los países capitalistas occidentales el nivel de empleo y las tasas de salarios son más elevados, la influencia de la burguesía sobre los trabajadores es más profunda. En estos países la transformación socialista es menos fácil de lo que se cree. El grado de mecanización de estos países es muy elevado. Después de la victoria de la revolución, no plantea muchos problemas una intensificación de la mecanización. El problema importante es la transformación de los hombres. En Oriente, los países como Rusia y China eran en el comienzo países atrasados y pobres. Pero ahora, no sólo el sistema social de estos países es mucho más avanzado que el de los países occidentales, sino que su tasa de desarrollo de las fuerzas de producción es, además, mucho más elevada. Si se examina la historia del desarrollo de los países capitalistas se constata igualmente que los países menos avanzados sobrepasan a los países más avanzados. A fines del siglo XIX, por ejemplo, los Estados Unidos so brepasaron a Inglaterra. Después, a comienzos del siglo XX, Alemania sobrepasó a su vez a Inglaterra.
   
Dice el Manual : "Los países que toman la vía socialista tienen frente a ellos una tarea: acelerar el desarrollo de las gran des industrias (base económica de la trans-
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formación socialista) a fin de eliminar lo más rápidamente posible los vestigios de la dominación del capitalismo" (p. 364). Aquí es considerado el desarrollo de la industria pesada como la base económica de la transformación socialista. Esta tesis es incompleta. La historia de todas las revoluciones ha probado que no era necesario tener previamente fuerzas productivas plenamente desarrolladas para poder transformar relaciones de producción caducas. La revolución china comenzó por la propagación del marxismo. Gracias a esta propagación, ha nacido una nueva opinión pública, facilitando así la revolución. Primero hay que derrocar la antigua superestructura por medio de la revolución para que las antiguas relaciones de producción puedan ser abolidas. Es después de la eliminación de éstas cuando se pueden crear nuevas relaciones de producción, abriendo un camino al desarrollo de las fuerzas productivas de la nueva sociedad. Es enseguida cuan o se puede desatar una gran revolución tecnológica para desarrollar vigorosamente las fuerzas productivas de la sociedad continuando al mismo tiempo la transformación de las relaciones de producción y de las ideologías.
   
El Manual no habla sino de las premisas materiales y no aborda sino raramente la superestructura, es decir, el Estado de clase, la filosofía de clase y las ciencias de clase. La ciencia económica tiene por objeto principal el estudio de las relaciones de producción. Pero es difícil separar la
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economía política y la concepción materialista de la historia. Es difícil explica claramente los problemas relativos a la base económica y a las relaciones de producción sin tener en cuenta los problemas concernientes a la superestructura.
   
En la página 375, el Manual cita una frase de Lenin. Esta cita es excelente. Puede utilizarse para sostener nuestra política. Lenin dice: "Es inevitable que el nivel de conciencia de la población, sus tentativas de realizar tal o cual proyecto, etc., se reflejen en el carácter especifico de su marcha hacia el socialismo". Nuestro principio de la primacía de la política tiende a elevar la conciencia política de la población. Nuestro Gran Salto adelante es una tentativa por realizar tal o cual proyecto.
   
El Manual dice: "El ritmo de la industrialización es un problema muy agudo para la Unión Soviética" (p 326). Actualmente, en China, el problema del ritmo de la industrialización es igualmente un problema agudo. Cuanto más subdesarro llada esté al comienzo la industria, más agudo será el problema del ritmo. Esto es verdad no sólo cuando se compara un país con otro, sino cuando se compara una re-
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gión con otra en el interior del país. En China, por ejemplo, el Noreste y la ciudad de Shanghai tienen una infraestructura relativamente sólida. Es por esto por lo que allí el aumento de las inversiones del Estado es relativamente lento. Por el contrario, en ciertas regiones donde la infraestructura industrial es poco sólida y donde la necesidad de desarrollo se manifiesta de manera urgente, el aumento de las inversiones del Estado es muy rápido. Durante los diez años que siguieron a la liberación, Shanghai se benefició de una inversión total de 2.2 mil millones de yuan de los que más de 500 millones provenían de los capitalistas. Shanghai contaba al comienzo con más de 500.000 obreros. En la actualidad, sin tener en cuenta algunos centenares de millares de obreros transferidos a otra parte, hay en la ciudad más de un millón de obreros, o sea solamente el doble del número inicial. Ahora bien, si se compara a Shanghai con las ciudades nuevas en las que el número de empleados y obreros ha aumentado mucho, se puede ver claramente que el problema del ritmo de desarrollo es más importante en las regiones que tienen una base industrial poco sólida.
   
Sobre este aspecto el Manual dice sola mente que la situación política exige una industrialización a un ritmo rápido pero no dice que el sistema socialista hace posible este ritmo. No ve más que un aspecto del problema. Si no hubiese más que las necesidades sin las posibilidades de una
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industrialización a un ritmo rápido, ¿cómo podríamos entonces realizar ésta?
   
Aunque el Manual afirme en la página 381, que la China desarrolla a gran escala las empresas de medianas y pequeñas dimensiones, no refleja correctamente nuestra idea de la adopción simultánea de métodos chinos y extranjeros y del desarrollo simultáneo de las empresas grandes, medianas y pequeñas. El Manual dice: "China ha decidido desarrollar a gran escala las empresas de mediana y pequeña dimensión porque tiene una tecnología y una economía extremadamente atrasadas, una población numerosa y un verdadero problema de empleo". Pero el problema no es ni el subdesarrollo técnico, ni la superpoblación, ni el aumento del nivel de empleo. Si desarrollamos a gran escala las empresas de pequeño y mediano tamaño, después de haber admitido que las grandes empresas representan la fuerza directriz, y si utilizamos por doquier las técnicas tradicionales después de haber admitido que las técnicas extranjeras representan la fuerza directriz, es esencialmente para lograr una industrialización a un ritmo rápido.
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En la página 386, dice el Manual : "Un país socialista y la construcción del socialismo en ese país no pueden basarse en dos cimientos diferentes durante un período relativamente largo. Esto significa que no pueden asentarse a la vez sobre la base de la industria socialista más grande y más unificada, y sobre la base de una economía campesina de pequeña producción mercantil dispersa y atrasada". Esta tesis es evidentemente correcta. A partir de ella, podemos sacar, por deducción, la conclusión lógica siguiente: "Un país socialista y la construcción del socialismo no pueden basarse durante un período relativamente largo sobre dos sistemas de propiedad diferentes, a saber el sistema de la propiedad de todo el pueblo y el sistema de la propiedad colectiva".
   
En la Unión Soviética, el período de coexistencia de estos dos sistemas de propiedad diferentes ha durado un tiempo demasiado largo. La contradicción entre el sistema de propiedad de todo el pueblo y el sistema de propiedad colectiva es en realidad la contradicción entre los obreros y los campesinos. El Manual no reconoce esta contradicción.
   
Además, a medida que se prolonga, la coexistencia entre el sistema de propiedad de todo el pueblo y el sistema de propiedad colectiva, responde cada vez menos a
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las necesidades del desarrollo de las fuerzas produetivas. No puede ya responder plenamente a las necesidades del aumen to constante del nivel de vida de los campesinos y de la producción agrícola, y del incremento continuo de las materias primas necesarias para la industria. Si se quiere satisfacer esas necesidades, se está obligado a resolver la contradicción entre los dos sistemas de propiedad, a transformar el sistema de propiedad colectiva en sistema de propiedad de todo el pueblo y a elaborar un plan global para la producción y la distribución en la industria y en la agricultura tomando como base única el sistema de la propiedad de todo el pueblo.
   
La contradicción entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción se desarrolla de una manera ininterrumpida. Las relaciones de producción pueden, en un momento dado, estar en armonía con las fuerzas productivas. Pero al cabo de un cierto tiempo esta armonía puede des aparecer. En China, después de la realización de las cooperativas superiores, en to das las regiones especiales y en todos los distritos, se planteó el problema de saber si no debían reagruparse las pequeñas cooperativas para convertirse en grandes cooperativas.
   
En la actualidad, en una sociedad socialista, la distribución según el trabajo, la producción mercantil, la ley del valor, etc., están conformes a las exigencias del desarrollo de las fuerzas productivas. Pero un día vendrá en que estos principios y estas
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leyes no convendrán más al desarrollo de las fuerzas productivas. Vendrá un día en que ciertamente serán rotas por las fuerzas productivas y en que desaparecerán por sí mismas. ¿Cómo puede decirse que en una sociedad socialista no es posible ningún cambio en ciertas categorías económicas? ¿Cómo puede decirse que categorías tales como la distribución según el trabajo o el sistema de propiedad colectiva no cambiarán jamás y que, a diferencia de otras, no forman parte de las categorías histórieas?
   
Dice el Manual en la página 392: "Las estaciones de tractores constituyen un instrumento importante para la realización de la transformación socialista de la agricultura". En varias ocasiones el Manual pone el acento sobre el papel desempeñado por las máquinas en la transformación socialista. Pero, ¿cómo pueden marchar bien las cosas si no se eleva la conciencia política de los campesinos, si no se transforma la ideología de los hombres, y si se limita a apoyarse en las máquinas? El problema de la lucha entre las dos líneas y el de la transformación y la educación de los hombres por la ideología socialista son problemas importantes en China.
   
En la página 395, cuando el Manual trata de las tareas a cumplir durante el primer período de la aplicación de la colecti-
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vización integral, menciona especialmente la lucha contra los campesinos ricos hostiles. Es evidentemente exacto. Pero, en su descripción de la situación en las aldeas después de la colectivización, el Manual no habla de los problemas que conciernen a las capas sociales acomodadas. No habla tampoco de las contradicciones internas tales como la contradicción entre el Estado y las colectividades, de un lado, y el hombre, de otro lado, o entre la acumulación del capital y el consumo.
   
En la página 402, el Manual dice: "Si el movimiento de la cooperación agrícola está en pleno auge, no hay ya más dudas entre las amplias masas de los campesinos medios". Pero, no se puede hablar de una manera tan categórica. Una parte de los campesinos medios acomodados dudan en este momento y dudarán aún en el porvenir.
   
"Hay que consolidar definitivamente el sistema de propiedad de los koljoses" (p. 407). La expresión "hay que consolidar definitivamente" es penosa. La consolidación de cualquier cosa sólo puede ser relativa. ¿Cómo podría ser definitiva la con solidación? ¿Si desde el comienzo de la humanidad los hombres no se hubieran muerto, si se hubiesen "consolidado todos definitivamente", en qué se hubiera convertido el mundo? En el universo y sobre la
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tierra, toda cosa nace, se desarrolla y muere sin cesar y no puede consolidarse definitivamente. Tomemos el ejemplo de la vida de un gusano de seda. No sólo termina inevitablemente por morir, sino que atraviesa además, en el transcurso del proceso de evolución de su vida, las cuatro etapas siguientes: huevo, gusano, capullo y bómbice. Cada una de esas etapas conduce a la etapa siguiente; no puede consolidarse. Cuando el bómbice muere al fin, la vieja materia se transforma en materia nueva (ha nacido un gran número de huevos de gusano de seda). Se trata allí de un salto cualitativo. En el proceso de desarrollo huevo-gusano-capullo-bómbice, evidentemente, no hay sólo cambios cuantitativos; cambios cualitativos -- cambios cualitativos parciales -- se producen igualmente. El hombre también, en el transcurso del proceso de su nacimiento a su muerte, atraviesa diversas etapas: la infancia, la adolescencia, la juventud, la edad adulta y la vejez. Del nacimiento a la muerte, el proceso es tanto un proceso de cambios cuantitativos como un proceso de cambios cualitativos parciales ininterumpidos. ¿Cómo se puede afirmar que sólo hay un crecimiento cuantitativo, sin ninguna transformación cualitativa, cuando el niño se hace grande y cuando el adulto se torna viejo? En el cuerpo humano las células se dividen sin cesar. Las viejas células mueren y nuevas células nacen constantemente. Con la muerte del hombre se produce un cambio cualitativo completo. Este cambio
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cualitativo se realiza pasando por cambios cuantitativos que se produceñ de manera ininterrumpida y cambios cualitativos parciales constarites inherentes a los cambios cuantitativos. El cambio cualitativo y el cambio cuantitativo constituyen una unidad de contrarios. En un cambio cuantitativo hay cambios cualitativos parciales. No se debe decir que no hay cambios cualitativos en un cambio cuantitativo. De igúal modo en un cambio cualitativo hay cambios cuantitativos. No hay que decir que no hay cambios cuantitativos en un cambio cualitativo.
   
Cuando se trata de un proceso largo, antes de la aparición del cambio cualitativo final, forzosámente hay cambios cuantitativos ininterrumpidos y numerosos cambios cualitativos parciales. Si no hay cambios cualitativos parciales ni numerosos cambios cuantitativos, el cambio cualitativo final no puede producirse. Tomemos el ejemplo de una fábrica. Tiene sus talleres y uná dimensión determinada. En el interior de la fábrica los equipos y máquinas se renuevan unos tras otros. Esto es el cambio cualitativo parcial. La dimensión y la forma exterior de la fábrica no cambian. Pero el interior de la fábrica cambia. Ocurre la misma cosa con una compañía de soldados. Cuando más de un centenar de hombres se lanzan a una batalla, varias decenas de ellos mueren o son heridos. Hay, pues, que compensar la pérdida de varias decenas de hombres. Es batiéndose constantemente y compensando con-
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tinuamente sus pérdidas como a través de cambios cualitativos parciales esta compañía se desarrolla y refuerza de manera ininterrumpida.
   
La derrota de Chiang Kai-shek ha sida un cambio cualitativo que se ha realiza do pasando por cambios cuantitativos. Durante tres años y medio, por ejemplo, hemos tenido que destruir, pedazo a pedazo, el ejército y el régimen de Chiang Kai-shek. Este cambio cuantitativo implicaba igualmente cambios cualitativos parciales. Durante el período de la guerra de liberación, la guerra conoció etapas diferentes. Cada una de las etapas sucesivas tenía ciertas características diferentes de las de la etapa precedente. La transformación de la ecónomía individualista en una economía colectivista es un proceso de transformación cualitativa. En China, este proceso se ha realizado pasando por diferentes etapas de cambios cualitativos parciales: equipos de ayuda mutua, cooperativas de forma inferior, cooperativas de forma superior, comunas populares.
   
Actualmente en China la economía socialista comprende dos sistemas de propiedad pública diferentes: el sistema de propiedad de todo el pueblo y el sistema de propiedad colectiva. Esta economía socialista tiene su propio proceso de nacimiento y de desarrollo. ¿Es concebible que en el futuro no haya ningún otro proceso de transformación? ¿Cómo podemos decir que estos dos sistemas de propiedad pueden ser "consolidados definitivamente" y para
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siempre? ¿Es posible que, en una sociedad socialista, categorías económicas tales como la distribución según el trabajo, la producción mercantil, la ley del valor, etc., sean eternas? ¿Es concebible que nazcan y se desarrollen solamente, pero que no mueran y no se transformen? ¿Es posible que todas estas categorías no sean categorías históricas como todas las demás?
   
El tránsito del socialismo al comunismo es inevitable. En este proceso es natural que ciertas cosas que pertenecían al período socialista mueran. Incluso en la época del comunismo las cosas se desarrollarán sin cesar. Es posible que el comunismo pase por muchas etapas diferentes. ¿Se puede decir que no habrá más cambio una vez que se haya realizado la sociedad comunista, que todo estará "definitivamente consolidado" y que sólo habrá cambios cuantitativos pero no cambios cualitativos parciales ininterrumpidos?
   
El desarrollo de las cosas se hace etapa por etapa, de manera ininterrumpida. Pero cada etapa tiene su propio "límite". Hacemos estudios todos los días. Comenzamos a las cuatro y terminamos a las siete u ocho. Es un "límite". Tomemos el ejemplo de la transformación ideológica. La transformación ideológica socialista debe durar un largo período. Pero cada movimiento de transformación ideológica tiene siempre un fin, un "limite". En el frente de la lucha ideológica socialista hay cambios cuantitativos ininterrumpidos y cambios cualitativos parciales ininterrumpi-
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dos. Vendrá un día en el que las influencias ideológicas capitalistas serán completamente eliminadas. Ese día el cambio cualitativo de esta transformación será culminado y un nuevo proceso de cambio cuantitativo en la calidad comenzará.
   
La edificación socialista tiene tambien un "limite". Deben efectuarse balances. Por ejemplo: la participación de los productos industriales en la producción, la cantidad de acero producida, el nivel de vida de la población, etc. Naturalmente, decir que la edificación socialista tiene un "límite" no significa que se rehuse avanzar por la vía al comunismo. Es posible que el tránsito del socialismo al comunismo comprenda dos etapas: la primera del capitalismo al socialismo, o etapa del socialismo subdesarrollado, la segunda del socialismo al comunismo, o etapa del socialismo menos desarrollado al socialismo más desarrollado, es decir, al comunismo. Es posible que esta última etapa demande un lapso de tiempo mayor. Cuando sea atravesada esta etapa, los bienes materiales se tendrán en gran abundancia y se habrán enriquecido los valores culturales. La conciencia comunista de los hombres será muy elevada. Se podrá entonces entrar en la era superior del comunismo.
   
En la página 409, se dice que después del "establecimiento definitivo" de las formas de producción socialistas, el nivel de la producción y la tasa de productividad aumentarán rápidamente y de manera in interrumpida. La palabra "ininterrumpi-
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da" se emplea en varias ocasiones. Pero se trata sólo de cambios cuantitativos; no hay mucho de cambios cualitativos parciales.
   
En la página 408 se dice que, en una sociedad capitalista, "es inevitable que una crisis de superproducción estalle, trayendo consigo un aumento del número de desempleados", lo que significa que allí esta en gestación la guerra. Los principios económicos marxistas no pueden volverse bruscamente caducos. ¿Es concebible que la guerra pueda ser eliminada definitivamente cuando el sistema capitalista existe aún en el mundo?
   
¿Se puede decir que aparece actualmente la posibilidad de eliminar para siempre la guerra y de utilizar todos los recursos materiales y financieros del mundo para servir a la humanidad entera? En esta interpretación no hay ni marxismo, ni análisis de clase, ni diferenciación entre la dominación burguesa y la dominación proletaria. ¿Cómo se puede eliminar la guerra sin eliminar las clases? El advenimiento de una guerra mundial no depende de nosotros. Aún si se firmase un tratado que prohibiese las guerras, existiría todavía la posibilidad de la guerra. Cuando el imperialismo quiere hacer la guerra ningún tratado es válido. En cuanto a saber si, una vez que ha estallado la guerra, se emplea-
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rán bombas atómicas y de hidrógeno es otro problema. Aunque existen las armas químicas, no se emplean ahora en las guerras que se hacen aún con armas convencionales. Hasta si los dos campos no están en guerra, nada garantiza que no estallará ninguna guerra en el interior del mundo capitalista. La guerra es posible entre dos potencias imperialistas, o entre la burguesía y el proletariado en un país imperialista. De hecho, la guerra está ahora en su apogeo entre el imperialismo, de un lado, y las colonias y semicolonias del otro. La guerra es un medio utilizado en los conflictos de clase. Es solamente por medio de la guerra como se pueden eliminar las clases y sólo eliminando las clases se puede eliminar para siempre la guerra. Sin guerra revolucionaria no se pueden eliminar las clases. No creemos que sea posible hacer desaparecer la guerra y las armas sin eliminar las clases. En la historia humana de las sociedades de clases, todas las clases y todos los países han tratado de ocupar una posición de fuerza. Se trata de una tendencia inevitable de la historia. Ahora bien, el ejército es la manifiestación concreta del poderío de una clase. El ejército existirá mientras haya un antagonismo de clase. Claro está que nosotros no deseamos estar implicados en una guerra; deseamos la paz. Hacemos grandes esfuerzos para que la guerra atómica sea prohibida y luchamos por la firma de un pacto de no agresión entre los dos campos. Fuimos los primeros en pro-
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poner una lucha para conseguir diez o veinte años de paz. Si logra esta proposición tomar cuerpo, será muy provechosa para el conjunto del campo socialista y para la construcción del socialismo en China.
   
En la página 409, afirma el Manual que la Unión Soviética no está ya sitiada. Esta interpretación arriesga adormecer a las gentes. Ciertamente que la situación ha cambiado mucho desde la época en que no existía más que un solo país socialista. Al oeste de la Unión Soviética se encuentran los países socialistas de Europa oriental. Al oriente de la Unión Soviética se encuentran países socialistas tales como China, Corea y Vietnam. Pero los proyectiles teleguiados no tienen ojos. Pueden alcanzar objetivos situados a millares de kilómetros, hasta más de 10.000 kilómetros. Muchas bases militares norteamericanas están repartidas alrededor del conjunto del campo socialista. La punta de lanza de estas bases está apuntada hacia la Unión Soviética y los demás países socialistas. ¿En estas condiciones, se puede afirmar que la Unión Soviética no está actualmente sitiada por proyectiles teleguiados?
   
En la página 413 está escrito que el socialismo está "unánimemente" unido, que es "sólido como una roca" y que la unani-
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midad constituye "la fuerza motriz del desarrollo de una sociedad".
   
Si se admite que, en una sociedad socialista, hay solamente la unidad y la unanimidad y que no hay contradicciones internas, si se rehusa admitir que las contradicciones constituyen la fuerza motriz del desarrollo de la sociedad, se refuta entonces la ley de la universalidad de la contradicción y se abandona la dialéctica. Sin contradicción no hay movimiento. Pues bien, es gracias al movimiento que se desarrolla una sociedad. En la época del socialismo, las contraldicciones siguen sien do la fuerza motriz del desarrollo de la sociedad. Se trabaja por la unidad y se está en la obligación de luchar por ella precisamente porque no existe la unanimidad. Si la unanimidad fuese perfecta, ¿por qué sería necesario todavía trabajar sin cesar por la unidad?
   
En la página 414, cuando el Manual trata acerca de los diferentes derechos de que gozan los trabajadores, no menciona el derecho a la dirección del país, de las diversas empresas y de las organizaciones culturales y de educación. En realidad, estos son los derechos más importantes de los trabajadores en el sistema socialista. Se trata de derechos fundamentales sin los cuales el derecho de trabajar, de recibir una educación, de descansar, etc., no existen.
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El problema de la democracia socialista es en primer lugár saber si los trabajadores tienen el derecho de vencer las diferentes fuerzas hostiles y sus influencias. ¿Quién controla cosas como los periódicos, las revistas, las estaciones de radio y de televisión, el cine? ¿Quién puede expresar opiniones? Todo esto es pertinente al problema de los derechos. Si estas cosas se encuentran en manos de una minoría de oportunistas de derecha, la muy amplia mayoría del país que necesita urgentemente el Gran Salto adelante se ve privado de sus derechos en estos dominios. Si gentes como Chung Tien-p'ei tienen el dominio sobre el cine, ¿cómo puede el pueblo ejercer sus derechos en este campo? Existen en el seno del pueblo diferentes tendencias y facciones. El hecho de que una de las facciones tenga el control de todas las organizaciones y de todas las empresas pesa muy fuertemente sobre el problema de la garantía de los derechos del pueblo. Si estas organizaciones y estas empresas están en manos de los marxista-leninistas, pueden entonces asegurarse los derechos de la inmensa mayoría del pueblo. Si están en manos de los oportunistas de derecha o de los derechistas, pueden cambiar de naturáleza y los deréchos del pueblo sobre ellas no pueden ya garantizarse. En resumen, el pueblo debe tener el derecho de tomar a su cargo la superestructura. En lo que concierne a la cuestión de los derechos del pueblo, no podemos admitir que el Esta-
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do sea administrado por una parte solamente de las gentes y que el pueblo no pueda gozar de sus derechos al trabajo, a la educación, a los seguros sociales, etc., sino bajo el control. de ciertas personas.
   
En la página 417 está escrito: "En el sistema socialista no hay clases ni agrupaciones sociales que entren en conflicto con los intereses comunistas. Es por esto por lo que el paso al comunismo no se realiza por medio de una revolución social".
   
Cierto, el paso al comunismo no significa el derrocamiento de una clase por otra clase. Pero no se puede decir que no sea una revolución social. Ya que la substitución de una relación de producción por otra relación de producción es un salto cualitativo, es decir, una revolución. En China, la transformación de la economía individualista en economía colectiva y la transformación de la economía colectiva en economía de todo el pueblo constituyen revoluciones en el campo de las relaciones de producción. No se puede tampoco decir que la conversión del principio socialista "A cada uno segun su trabajo" en el principio comunista "A cada uno se gún sus necesidades" no constituye una revolución en el campo de las relaciones de producción. Ciertamente que el principio "A cada uno según sus necesidades" será puesto en práctica progresivamente.
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Es posible que cuando el aprovisionamiento de artículos de primera necesidad se haga suficiente, los distribuyamos a cada uno según sus necesidades. Esta distribución se extenderá a los otros artículos a medida que se desarrolleñ las fuerzas productivas.
Tomemos el ejemplo del desarrollo de las comunas populares chinas. ¿En el momento de la conversión del sistema de la propiedad al nivel del equipo de base en sistema de la propiedad al nivel de la comuna de base, no arriesgan a producirse conflictos en una parte de la población? Este problema merece estudiarse. Para realizar esta conversión, una de las condiciones determinantes es que los ingresos que provengan de la economía comunal constituyan más de la mitad de los ingresos globales de la comuna popular. La aplicación del sistema de propiedad al nivel de la comuna popular de base es provechosa para los miembros ordinarios de la comuna. Es por esto por lo que estimamos que la gran mayoría de las personas no se opondrán al cambio. Pero, en el momento de este cambio, los antiguos cuadros de los equipos de producción perderán la dirección de estos equipos y por consiguiente disminuirá su poder administrativo. ¿Se opondrán ellos entonces a esta transformación?
   
En este proceso de desarrollo es posible que surja el problema de ciertos "grupos que han adquirido privilegios", y esto a pesar del hecho de que, en una sociedad
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socialista, han sido abolidas las clases. Los miembros de estos grupos, satisfechos con el sistema existente, no desearán cambiar lo. La aplicación de los principios "A cada uno según su trabajo" o "Ganar más trabajando más", por ejemplo, les resulta provechosa. En consecuencia es posible que se sientan incómodos cuando estos principios cedan el puesto al principio "A cada uno según sus necesidades". Pues el establecimiento de todo sistema nuevo exige necesariamente la destrucción del antiguo. La construcción sin destrucción no existe. Si se destruye se provoca la oposición de una parte de las personas. El hombre es un animal extraño. Desde cuando se encuentra en una situación privilegiada se muestra arrogante. . . No tener esto en cuenta es muy peligroso.
   
Lo que se ha dicho en la página 419 es erróneo.
   
Después de la revolución de Octubre, viendo que la economía rusa había sido perturbada gravemente, la burguesía rusa estaba convencida de que el proletariado no sería capaz de modificar esta situación, ni sería suficientemente poderoso para mantenerse en el poder. Calculaba pues que cuando se lanzara a la batalla el régimen proletario se hundiría. Por esto de-
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sató la resistencia armada, obligando así al proletriado ruso a tomar medidas draconianas y a confiscar los bienes de la burguesía. En esta época tanto la burguesía como el proletariado carecían de experiencia.
   
Decir que nuestra lucha de clases no es aguda en China no es conforme a la realidad. ¡Cuán aguda es la revolución china! Hemos combatido continuamente durante veintidos años. Hemos hecho la guerra para derrocar la dominación burguesa del Koumintang. Hemos confiscado el capital burocrático que constituía el 80% del conjunto del capital de la economía capitalista. Esto nos ha dado la posibilidad de emplear medidas pacíficas para transformar el capital nacional que representaba el 20% del capital de la economía capitalista. En el curso de este proceso de transformación hemos pasado por luchas encarnizadas tales como las campañas de los "tres antis" y de los "cinco antis"[3].
   
En la página 420, la descripción relativa a la transformación de la industria y del comercio capitalista no es correcta. Des-
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pués de la Liberación, la burguesía nacional ha sido obligada a tomar la vía de la transformación socialista. Hemos derribado a Chiang Kai-shek, confiscado el capital burocrático, terminado la reforma agraria, lanzado las campañas de los "tres antis" y de los "cinco antis", aplicado la cooperativización agrícola. Desde el principio hemos controlado los mercados. Esta serie de cambios ha forzado a la burguesía nacional a avanzar progresivamente por la vía de la transformación. Por otra parte, el Programa común[4] ha definido una política que preconiza que todos los componentes económicos tengan su propio lugar, lo que permitiría a los capitalistas obtener ganancias. La Constitución ha garantizado además a los capitalistas una papeleta de voto y una taza de arroz. Todas estas medidas les han permitido comprender que, si aceptaban la transformación, podían mantenerse en cierta posición y desempeñar un cierto papel en los dominios económico y cultural.
   
En las empresas que pertenecían conjuntamente al Estado y a particulares, los capitalistas no detentaban ningún poder administrativo real. No había administración conjunta de la producción por los re-
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presentantes del gobierno y por los capitalistas. Es por esto por lo que es falso decir que, en esta situación, "la explotación del trabajo por el capital era limitada"; en realidad estaba extremadamente limitada. El Manual no acepta la idea que hemos formulado nosotros y según la cual las empresas que pertenecían conjuntamente al Estado y a personas privadas representaban un socialismo a tres cuartos. Naturalmente, en la hora actual, este socialismo a tres cuartos se ha convertido en un socialismo a nueve décimos e incluso más.
   
La transformación de la industria y del comercio capitalista está en lo esencial terminada entre nosotros. Pero, si la ocasión se presenta, los capitalistas lanzarán una ofensiva vigorosa contra nosotros. Un ataque de los derechistas fue rechazado en 1957. En 1959, los capitalistas desencadenaron contra nosotros otro ataque por medio de sus representantes en el partido. En cuanto a nuestra política respecto a los capitalistas nacionales consiste en atraer los hacia nosotros para contenerlos mejor.
   
El Manual (p. 421) se refiere a una cita de Lenin que dice: el capitalismo de Estado es "la continuación, bajo otra forma, de la lucha de clases". Esto es correcto.
   
En la página 423 se dice que China ha "terminado" en 1957 su revolución socia-
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lista tanto en el frente político como en el frente ideológico. Esta interpretación no es la nuestra. Preferimos decir que hemos obtenido una victoria decisiva.
   
En la misma página, dice el Manual que China debe ser transformada en un país socialista poderoso en diez o quince años. Sobre este punto estamos más bien de acuerdo. Esto significa que después del Segundo Plan quinquenal y otros dos planes quinquenales más, es decir en 1972, o en 1969 sí podemos ganar dos o tres años, debemos haber llegado a realizar entre nosotros la modernización no solo de la industria, de la agricultura, de los sectores científico y cultural, sino también la modernización de la defensa nacional. En un país como el nuestro, la construcción del socialismo es una tarea extremadamente ardua. No hay que hablar demasiado pronto de su terminación.
   
En la página 423, dice el Manual : la victoria en la transformación de los sistemas de propiedad antes de la realización de la industrialización es una situación que resulta de las condiciones particulares de China. Esta afirmación es falsa. Los países de Europa Oriental, tanto como la China, se benefician de dos condiciones particulares idénticas: "la existencia de un campo socialista poderoso y la asistencia
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de la Unión Soviética, país altamente industrializado". ¿Por qué pues no podrian llegar a realizar su transformación socialista en el dominio de los sistemas de propiedad antes de completar su industrialización? En cuanto al problema de las reaciones entre la industrialización y la transformación socialista, la Unión Soviética también, en realidad, resolvió la cuestión de los sistemas de propiedad antes de realizar su industrialización.
   
Desde el punto de vista de la historia mundial, la revolución burguesa y el establecimiento de Estados burgueses han ocurrido antes y no después de la revolución industrial. Allí también ha sido transformada primero la superestructura y ha sido conformado el aparato de Estado antes de que se hayan propagado las idéas que permitían adquirir el poder real. De allí ha resultado un profundo trastorno de las relaciones de producción. Cuando se han establecido bien las nuevas relaciones de producción, han abierto el camino al desarrollo de las fuerzas productivas. Ciertamente que la revolución en las relaciones de producción se ha producido cuando el desarrollo de las fuerzas productivas había alcanzado un nivel determinado. Pero un gran desarrollo de las fuerzas productivas viene siempre después de la transformación de las relaciones de producción. Tomemos el ejemplo de la historia del desarrollo del capitalismo. Al comienzo no hubo más que un simple rea-
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grupamiento de las actividades. Después se crearon fábricas y talleres artesanales. En esta etapa, se establecieron relaciones de producción capitalistas, pero los talleres artesanales no eran aún la producción. mecanizada. Las relaciones de producción capitalistas hacen nacer necesidades de transformación técnica, creando así las condiciones para la utilización de las máquinas. En Inglaterra, la revolución industrial (fin del siglo XVIII - comienzo del siglo XIX) se produjo después de la revolución burguesa (que tuvo lugar después del siglo XVII). De igual modo, en Alemania, en Francia, en los Estados Unidos y en el Japón, el gran desarrollo in dustrial capitalista solo ha comenzado después de la transformación de la superestructura y de las relaciones de producción, transformación cuya forma ha variado según el país.
   
Crear una opinión pública y tomar el poder político primero. Resolver en seguida el problema de los sistemas de propiedad para llegar en fin a un gran desarrollo de las fuerzas productivas, esta es la regla universal. En este punto se asemejan fundamentalmente la revolución proletaria y la revolución burguesa a pesar de algunas diferencias (las relaciones de producción socialista, por ejemplo, no existen antes de la revolución proletaria mientras que las relaciones de producción capitalista comienzan a desarrollarse en la sociedad feudal).
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En la página 433, el Manual habla de la "interacción" de las relaciones de produc ción y las fuerzas productivas, pero no de su contradicción en el sistema socialista. Las relaciones de producción incluyen: el sistema de propiedad de los medios de pro ducción, las relaciones humanas en el tra bajo y el sistema de distribución. Se pue de decir que la revolución en el campo del sistema de propiedad es una certi dumbre. Después del paso, por ejemplo, del sistema de la propiedad colectiva al sistema de la propiedad de todo el pueblo, y cuando el conjunto de la economía nacio nal sea transformado en un sistema de propiedad única de todo el pueblo, este último sistema deberá permanecer en vi gor por un período relativamente largo. ¿Pero, incluso en las empresas que serán propiedad de todo el pueblo, el poder de berá ser compartido entre las autoridades centrales y las autoridades locales? ¿Quién tomará a su cargo la administración? ¿y de qué empresas? Estos problemas siguen siendo problemas importantes. En 1958, al gunas unidades de base adoptaron un sis tema de inversión y de garantía del tra bajo, desarrollando así grandemente su es píritu de empresa. Las autoridades centra les no deben fiarse únicamente de su pro pio dinamismo. Deben animar el dinamis mo de las empresas y las autoridades lo
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cales. Impedir que este dinamismo se exprese es dañino para la producción. Se ve que, incluso bajo el sistema de la propiedad de todo el pueblo, hay contradicciones en las relaciones de producción que de ben resolverse. En el campo de las relaciones humanas en la producción y en el del sistema de distribución, las necesidadades de mejoramiento continuo son aún mayores. Es muy difícil hablar respecto a esto de manera categórica. En lo que concierne al problema de las relaciones humanas en el trabajo, por ejemplo, hay mucho que decir a propósito de la actitud igualitaria de los dirigentes, de las modificaciones que deben hacerse a ciertos reglamentos y sistemas, a propósito de las "dos participaciones" y de la "triple alianza", etc.[5]. En las comunas primitivas el sistema de la propiedad pública ha durado largo tiempo, pero las relaciones humanas en el proceso de trabajo han sufrido numerosas modificaciones.
   
En la página 435, el Manual habla de la necesidad objetiva de la existencia de dos
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formas de propiedad pública. No habla de otra necesidad objetiva, la del paso del sistema de la propiedad colectiva al sistema de la propiedad de todo el pueblo. Actualmente, este problema se plantea netamente en China en ciertas regiones. Según informaciones que provienen del distrito de Chengan, en la provincia de Hopei, ciertas comunas populares especializadas en el cultivo de plantas industriales son ahora muy ricas. En estas comunas la acumulación del capital alcanza al 45% y el nivel de vida de los campesinos es muy elevado. Si prosigue esta situación, y si no se resuelve esta contradicción por la transformación del sistema de la propiedad colectiva en sistema de la propiedad de todo el pueblo, el nivel de vida de los campesinos sobrepasará entonces al de los obreros. Eso amenaza con causar perjuicio al desarrollo de la industria y de la agricultura.
   
En la página 438, dice el Manual : "La diferencia entre las empresas del Estado y las cooperativas no es una diferencia fundamental. . . El sistema de la propiedad pública bajo sus dos formas. . . es sa crosanto e inviolable".
   
La diferencia entre el sistema de la propiedad colectiva y el sistema de la propiedad de todo el pueblo no es una diferencia fundamental si se comparan estos dos sistemas al sistema capitalista. Pero si se examina el problema bajo el punto de vista de la economía interna del socialismo, esta diferencia se vuelve entonces una diferen-
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cia fundamental. El Manual afirma que estas dos formas de propiedad pública son "sacrosantas e inviolables". Esta manera de expresarse es correcta si se consideran estas dos formas de propiedaid pública como opuestas a fuerzas enemigas; es errónea si se quiere hablar de su propio proceso de evolución. Nada es eterno. Esto es verdad también para la coexistencia de los sistemas de propiedad. El sistema de la propiedad de todo el pueblo tiene también su propio proceso de transformación.
   
De aquí a un cierto número de años, después de la transformación del sistema de la propiedad al nivel de las comunas populares en sistema de propiedad de todo el pueblo, aparecerá en toda la China un sistema de propiedad única de todo el pueblo, trayendo consigo un gran desarrollo de las fuerzas productivas. Durante un cierto período, este sistema tendrá un carácter socialista. Sólo después de un cierto tiempo se transformará en un sistema único de propiedad de todo el pueblo de carácter comunista. El sistema de la propiedad de todo el pueblo tiene pues también un proceso de transformación que va desde "A cada uno según su trabajo" hasta "A cada uno según sus necesidades".
   
En la página 439, el Manual dice: "Otra parte de la producción, los productos de consumo. . . , se convierte en la propiedad
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individual de los trabajadores". Esta in terpretación hace creer que una parte de la producción social, en el caso los productos de consumo, está destinada a ser propiedad individual. Esta interpretación no es correcta. En realidad, ciertos productos de consumo son bienes privados mientras que otros, comprendiendo entre ellos los equipos culturales y de educación, los establecimientos de salud pública, las instalaciones deportivas, los parques públicos, etc., son bienes públicos. Evidentemente, estos bienes públicos que se incrementan sin cesar están a la disposición de cada uno de los trabajadores. Pero no son bienes privados.
   
En la página 440, el Manual coloca en posición paralela al ingreso obtenido por el trabajo, el ahorro, la vivienda, los objetos de uso doméstico, los productos de consumo individual y los otros equipos de uso corriente, etc. Esta es una mala manera de proceder. Pues el ahorro, la vivienda, etc., resultan del ingreso de los trabajadores.
   
En muchas ocasiones el Manual habla solamente del consumo individual y no del consumo social tal como las actividades culturales y de bienestar público, la salud pública, etc. Respecto a este punto el Manual solo ha visto un lado del problema. En China, el estado de las habitaciones rurales deja aún mucho que desear. Debemos cambiar progresivamente las condiciones de habitación en el campo. La construcción de barrios residenciales, es-
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pecialmente en las ciudades, debe ser una empresa esencialmente de las fuerzas sociales colectivas y no de las fuerzas individuales. ¿Si una sociedad socialista no toma a su cargo las tareas colectivas de la sociedad, se puede entonces hablar todavía de socialismo? Algunos dicen que el socialismo debe prestar una atención mayor al estimulo material que el capitalismo. Verdaderamente esta tesis no tiene ningún sentido!
   
El Manual dice, en el mismo parágrafo, que los bienes producidos por los koljoses comprenden bienes privados y productos auxiliares individuales. Pero no destaca el problema de la colectivización de esos productos auxiliares individuales. Los campesinos seguirán siendo entonces eternamente campesinos. Claro que un sistema social dado debe consolidarse durante un período dado. Pero esta consolidación debe tener un límite; no debe ser eterna, si no, las ideologías que reflejan este sistema se fijarán y el pensamiento de los hombres no será ya apto para adaptarse a nuevos cambios.
   
En la misma página el Manual habla del problema de la fusión del interés individual y del interés público en estos términos: "Esta fusión se realiza por la remuneración de los miembros de la sociedad en función de la cantidad y la calidad de su trabajo, y por la aplicación total del principio según el cual los intereses materiales de los individuos deben satisfacerse". Aquí, el Manual no habla de la
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necesidad de retenciones indispensábles para el consumo social. Además, los intereses materiales individuales son colocados en primer lugar como si fuese el elemento principal de esta fusión. Se trata de una explicación parcial del principio que quiere que los intereses materiales individuales sean satisfechos.
   
En la página 441 añade el Manual : "La contradicción entre el interés público y el interés individual no es una contradicción antagónica. Puede resolverse etapa por etapa". Esta fórmula es muy vaga. No puede resolver el problema. En un país como la China, las contradicciones en el se no del pueblo no podrán resolverse si no se desencadena una campaña de rectificación una vez por año o una vez cada dos años.
   
El quinto parágrafo de la página 443 admite la existencia de la contradicción entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción en una sociedad socialista. Habla igualmente de la necesidad de resolver esta contradicción, pero no admite que ésta sea una fuerza motriz.
   
El parágrafo siguiente es excelente. Pero, en un sistema socialista, si ciertos aspectos de las relaciones humanas y ciertas formas de dirigismo económico pueden perjudicar el desarrollo de las fuer-
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zas productivas, ciertos problemas en el campo de los sistemas de propiedad (por ejemplo la coexistencia de dos sistemas de propiedad) pueden tener el mismo efecto.
   
Lo que se dice en el parágrafo siguiente es muy problemático. Allí se afirma que, en el sistema socialista, las contradicciones no son contradicciones irreconciliables. Esta manera de expresarse no está de acuerdo con la dialéctica. Todas las contradicciones son irreconciliables. ¿Donde las contradicciones están reconciliables? Ciertas contradicciones son antagónicas, otras no lo son. Pero no se puede decir que haya contradicciones irreconciliables y contradicciones reconciliables.
   
Aunque no haya guerra en el sistema socialista, la lucha existe siempre, una lucha entre diferentes facciones en el seno del pueblo. Aunque, en el sistema socialista, no haya revolución en el curso de la cual una clase derroque a otra, la revolución existe siempre. El paso del socialismo al comunismo es una revolución. El paso de una etapa a otra etapa del comunismo es también una revolución. Hay igualmente revoluciones técnicas y revoluciones culturales. El comunismo necesariamente atravesará numerosas etapas. Habrá, pues, muchas revoluciones.
   
Aquí, el Manual expone el medio de resolver a tiempo las contradicciones apoyándose sobre las "acciones dinámicas" de las masas (p. 444). Estas "acciones dinámicas" deben incluir luchas complejas.
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"En el sistema socialista, no hay clase que busque mantener a cualquier precio relaciones económicas anticuadas". Esta interpretación es correcta. Pero en una sociedad socialista existen aún capas sociales conservadoras y grupos que recuerdan a los "grupos privilegiados" de otras épocas. Existen aún diferencias entre los trabajadores intelectuales y los trabajadores manuales, entre la ciudad y el campo, entre los obreros y los campesinos. Estas contradicciones, a pesar de su carácter no antagónico, deben resolverse por medio de luchas.
   
Los hijos de nuestros cuadros nos causan grandes preocupaciones. No tienen experiencia sobre la vida y la sociedad. Pero se muestran arrogantes y tienen un sentimiento de superioridad muy marcado. Debemos educarlos a fin de que no se apoyen ni sobre sus padres ni sobre los mártires de la revolución sino únicamente sobre ellos mismos.
   
En una sociedad socialista, hay aún gentes avanzadas y gentes atrasadas. Hay quienes son fieles, diligentes y llenos de vitalidad respecto a la causa colectiva. Pero hay también quienes tienen en su mira la celebridad o la fortuna, no piensan más que en sí mismos y se dejan invadir por la morosidad. En cada una de las etapas del proceso de desarrollo socialista, hay siempre gentes que quisieran conservar las relaciones caducas de producción y las instituciones sociales ya superadas. En el
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campo, los campesinos medios acomodados tienen su propio punto de vista sobre un buen número de problemas. No pueden adaptarse a los nuevos cambios. Una parte de entre ellos se opone incluso a esos cambios. La prueba de esto la da un debate que está en curso con los campesinos medios acomodados en las regiones rurales de Kwangtung sobre la Carta de desarrollo agrícola en ocho caracteres[6].
   
El tercer parágrafo de la página 453 habla de la lucha en el interior de la sociedad socialista. Esta exposición es muy viva. Pero, en el parágrafo siguiente, se escribe: "La crítica y la autocrítica. . . constituyen una fuerza motriz poderosa para el desarrollo de la sociedad socialista". Esta afirmación no es apropiada. La contradicción es la fuerza motriz. La crítica y la autocrítica son los métodos para resolver las contradicciones.
   
En la página 446, segundo párrafo, está escrito que después de la colectivización socialista, "el pueblo se convierte en amo
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de las relaciones económicas de su propia sociedad"; es "capaz de comprender perfectamente y servirse de manera totalmente conciente de las leyes económicas de esta sociedad". Hay que anotar que para llegar a este estado de cosas, hay que pasar por un cierto proceso. Inevitablemente, al comienzo, solo un número limitado de personas conocen las leyes. Después, un gran número toman conciencia de ellas. Para pasar del no-conocimiento al conocimiento, es necesario un proceso de práctica y de estudio. Al comienzo, todo el mundd es ignorante. Los hombres capaces de conocer el porvenir no han existido nunca. Toda realización se obtiene por la práctica. Y es a través de un proceso erizado de problemas y de fracasos como se hace avanzar progresivamente el conocimiento. Si se quiere conocer las leyes objetivas del desarrollo de los acontecimientos, hay que pasar por la práctica y adoptar una actitud marxista-leninista. Igualmente hay que comparar los éxitos y los fracasos, practicando y estudiando sin cesar. Solo después de numerosas experiencias de victorias y de derrotas y después de estudios serios se puede poner de acuerdo sus propios conocimientos con las leyes objetivas. Si únicamente se tienen experiencias de victorias y no de derrotas, es imposible conocer estas leyes.
   
No es fácil "comprender perfectamente y servirse de manera totalmente conciente de las leyes objetivas". Sin pasar por un proceso determinado, es imposible llegar
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a este resultado. En la página 446, el Manual cita a Engels: "Es solo en este momento cuando se comienza a estar completamente conciente del hecho de que se crea su propia historia. La causa social sostenida por el pueblo da entonces, en una muy amplia medida y en una medida más y más grande, los resultados esperados". Engels dice "se comienza" y "una medida más y más grande". Así es más exacto.
   
El Manual no reconoce la contradicción entre el fenómeno y la esencia. La esencia se disimula siempre tras el fenómeno y es solo yendo más allá del fenómeno como se puede descubrir la esencia. El Manual no dice que, para conocer las leyes, hay que seguir un proceso. No hay excepción a esta regla, ni siquiera para los elementos de vanguardia.
   
Cuando el Manual habla, en la página 452, de la misión de los sindicatos, no dice que su tarea esencial es desarrollar la producción y reforzar la educación política. Pone el acento solamente sobre el bienes tar.
   
El Manual habla de "organizar la producción según el principio del sistema del jefe único". En un país capitalista, todas las empresas adoptan ese sistema. El principio de la administración de las empresas socialistas debe ser fundamentalmen-
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te diferente del de las empresas capitalistas. El sistema que adoptamos nosotros, que hace al director de la fábrica responsable bajo la dirección del Comité del Partido, difiere rigurosarnente de sistema de administración en vigor en las empresas capitalistas.
   
A partir del capítulo veinte, el Manual enumera una buena cantidad de leyes.
   
Para analizar la economía capitalista, El Capital toma como punto de partida los fenómenos para llegar a la esencia. Después, explica los fenómenos por la esencia. Es por esto por lo que puede subrayar sistemá ticamente los puntos importantes. El Manual, por su lado, no hace análisis. Su redacción es confusa. Su punto de partida son siempre leyes, teorías, principios y definiciones. Este enfoque ha sido refutado siempre por el marxismo-leninismo. No se obtienen las teorías y los principios sino después de ios análisis y los estudios. Indudablemente el hombre adquiere primero su conocimiento por el contacto con los fenómenos: después a partir de estos, descubre las teorías y los principios. Pero el Manual hace lo contrario. El método que emplea no es un método de análisis, sino un método de deducción. Según la lógica formal, se dice: "Todos los hombres son mortales. Fulano es hombre, luego Fu-
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lano es mortal". Se trata de una conclusión scada de la premisa mayor según la cual todos los hombres deben morir. Es un método de deducción. A propósito de no importa qué problema, el Manual da siempre primero una definición, después utiliza ésta como premisa mayor en sus deducciones. Los autores del Manual no comprenden que una premisa mayor debe ser el resultado del estudio de un problema. Si se quieren descubrir y verificar teorías y principios, hay que pasar siempre por un analisis concreto.
   
En la página 461, aparece en el tercer parágrafo: "En una economía socialista nacional, las realizaciones científicas más recientes, los descubrimientos técnicos y las experiencias avanzadas pueden propagarse sin dificultad por todas las empresas". Esto no es absolutamente cierto. En una sociedad socialista, hay aun "mandarines" que controlan los organismos de investigació científica y oprimen a las fuerzas nacientes. Por eso las realizaciones científicas más recientes no pueden ser propagadas sin ninguna dificultad. Afirmar lo contrario es ignorar la existencia de las contradicciones en una sociedad socialista. Cuando surge una cosa nueva puede encontrar obstáculos, sea porque las gentes no tienen aún la costumbre, sea porque no la comprenden, sea porque esta cosa nueva resulta perjuidicial para los intereses
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de una parte de las gentes. Por ejemplo, los métodos de siembra apretados y de labranza profunda no tienen, por sí mismos, carácter de clase. Sin embargo, han encontrado oposiciones y resistencia en una fracción de la población. Es verdad que las circunstancias en las que se levantan obstáculos delante de las innovaciones son fundamentalmente diferentes en una sociedad socialista a las que existen en una sociedad capitalista.
   
En la página 465, el Manual cita a Engels y afirma que, en el sistema socialista, "es posible realizar una producción social según un plan preestablecido". Esto es correcto. Es una sociedad capitalista, es a través de las crisis económicas como se alcanza el equilibrio de la economía nacional, mientras en una sociedad socialista este equilibrio puede obtenerse por la planificación. Pero no se puede ignorar por esto que antes de fijar la importancia relativa de cada sector del Plan, es necesario pasar por un cierto proceso. A este respecto se escribe en el Manual : "La espontaneidad y el espíritu de Laisser-faire no son compatibles con la existencia del sistema de propiedad pública de los medios de producción". Sin embargo, no hay que creer que la espontaneidad y el espíritu de Laisser-faire no existan en una sociedad socialista. Nuestro conocimiento de las leyes no es perfecto desde el comienzo. El trabajo concreto nos enseña que en el cur-
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so de un período podemos tener planes determinados elaborados por los unos o los otros. Pero no podemos afirmar que estos planes sean conformes a las leyes o fundamentalmente conformes a las leyes. En verdad, algunos son conformes a las leyes o conformes en lo fundamental a las leyes mientras otros no lo son.
   
Se adopta una concepción metafísica si se piensa Ique no es necesario, para conocer la importancia respectiva de cada sector del Plan, pasar por un proceso, comparar los éxitos y los fracasos, y seguir un camino tortuoso. La libertad es la necesidad comprendida. Pero, evidentemente, no puede comprenderse de una ojeada. No hay en el mundo sabios innatos. Incluso en una sociedad socialista uno no se convierte en un "visionario". ¿Por qué no salió más rápido el presente Manual ? ¿Por que, una vez publicado, ha sufrido repetidas revisiones? ¿No es porque no se tenía en el pasado un conocimiento suficiente y porque aún hoy no se tiene un conocimiento perfecto? Tomemos el ejemplo de nuestras propias experiencias. Al comienzo no comprendíamos lo que era el socialismo. Más tarde, a través de la práctica, hemos adquirido progresivamente un conocimiento, un cierto conocimiento, pero no un conocimiento suficiente. Si tuviésemos un conocimiento suficiente, no tendríamos ya nada más que hacer.
   
En la página 466, el Manual dice que una de las características del socialismo es
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"mantener constante y conscientemente las proporciones respectivas de los diferentes sectores". Se trata allí de una tarea y de una exigencia. Esta tarea es difícil de cumplir. Stalin dijo que el Plan soviético no reflejaba enteramente las exigencias de las leyes.
   
Decir que se mantienen constantemente las proporciones es admitir al mismo tiempo que constantemente aparecen desequilibrios. Pues sólo una perturbación de las proporciones hace del establecimiento de las proporciones una tarea necesaria. En el proceso de desarrollo de la economía socialista surgen sin cesar situaciones de crecimiento desproporcionado y de desarrollo desequilibrado. Exigen que restablezcamos un desarrollo proporcionado y un equilibrio global. Por ejemplo, el desarrollo de la economía entraña una escasez general de personal técnico y de cuadros, haciendo aparecer contradicciones entre las necesidades de cuadros y la repartición de los cuadros. Esto nos impulsa a crear un mayor número de escuelas con el fin de formar más cuadros y resolver esta contradicción Cada vez que un desequilibrio o un desarrollo desproporcionado surgen, nos ayudan a comprender mejor las leyes objetivas.
   
En el campo del trabajo de planificación, si se rehusa a hacer el balance y se adopta la política de Laisser-faire, o si se muestra muy prudente y se excluye cualquier audacia, se termina por destruir el
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desarrollo proporcionado. Estos métodos de trabajo son ambos erróneos.
   
Un plan es una ideología. La ideología es el reflejo de una realidad y actúa sobre la realidad. En el pasado, según nuestros planes, no debíamos crear nuevas industrias a lo largo de las regiones costeras. Antes de 1957 no se emprendió ninguna construcción industrial en estas regiones. Perdimos así siete años. La construcción a gran escala sólo comenzó después de 1958. Se ha hecho un progreso importante en estos dos años. Esto muestra claramente que cosas como los planes, que hacen parte de las ideologías, tienen una gran influencia sobre el progreso o la ausencia de progreso de la economía así como sobre el ritmo del desarrollo económico.
   
En la página 466, el Manual habla del problema del aumento prioritario de la producción de medios de producción.
   
El aumento prioritario de la producción de los medios de producción es una ley económica, común a todas las sociedades, para aumentar la reproducción. En una sociedad capitalista también, si no hay aumento prioritario de la producción de los medios de producción, no es posible ampliar la reproducción. En la época de Stalin, como se puso el acento particularmen-
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te sobre el desarrollo preferencial de la industria pesada, se descuidó en consecuencia a la agricultura en la planificación. El mismo problema se planteó, hace algunos años, en los países de Europa oriental. El método nuestro ha consistido en desarrollar simultáneamente, bajo la condición de un desarrollo preferencial de la industria pesada, a la industria, la agricultura y algunos otros sectores. En los sectores desarrollados simultáneamente existen también sectores esenciales. Si la agricultura no se desarrolla no puede resolverse un buen número de problemas. Hace ya cuatro años que hemos preconizado el desarrollo simultáneo de la industria y de la agricultura. Esta política se puso realmente en práctica en 1960. El gran interés acordado a la agricultura se manifestó por la cantidad de acero que se le concedió. En 1959, esta cantidad no llegaba sino a 590.000 toneladas. Este año, incluyendo los trabajos hidráulicos, esta cifras se eleva a 1.3 millones de toneladas. Se trata verdaderamente de un desarrollo simultáneo de la industria y la agricultura.
   
Según el Manual, de 1925 a 1958, la producción de medios de producción en la Unión Soviética aumentó 103 veces, mientras que la producción de bienes de consumo aumentó 15.6 veces. El problema consiste en saber si esta proporción de 103 a 15.6 es provechosa o no para el desarrollo de la industria. Si se quiere desarrollar rápidamente la industria pesada, es necesario que todo el mundo sea activo y esté lle-
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no de entusiasmo. Para lograr este resultado es indispensable desarrollar simultáneamente la industria y la agricultura y simultáneamente también la industria pesada y la industria liviana.
   
Si podemos desarrollar simultáneamente, a un ritmo rápido, la industria liviana, la industria pesada y la agricultura, podremos, paralelamente al desarrollo rápido de la industria pesada, mejorar de manera adecuada las condiciones de vida de la población. Las experiencias tanto soviéticas como chinas han probado que el subdesarollo de la agricultura y de la industria liviana era perjudicial para el desarrollo de la industria pesada.
   
En el capítulo 20, el Manual dice: "Sacar provecho del apego del obrero a sus intereses materiales personales en el desarrollo de la producción socialista es una condición indispensable para impulsar la industria de Estado". En el capítulo 21, dice el Manual : "Debemos aplicar estrictamente la contabilidad económica y poner en práctica el principio económico 'A cada uno según su trabajo', integrando los intereses materiales personales de los obreros y los intereses de la producción socialista con el fin de que este principio pueda desempeñar un papel importante en la lucha por la industrialización del país". En el catítulo 25, el Manual prosigue: "El fin de la
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producción socialista. . . es incitar a los obreros a interesarse íntimamente en el crecimiento vigoroso de la producción, y animar a los trabajadores a cuidar los frutos de su trabajo desde el punto de vista de sus intereses materiales. En esto reside la poderosa fuerza motriz que lleva al desarrollo de las fuerzas productivas socialistas" (p. 456). Hablar de manera tan absoluta del "apego a los intereses materiales personales", es correr el riesgo de desarrollar el individualismo.
   
En la página 452, el Manual dice todavía que el principio "A cada uno según su trabajo" que "incita a los trabajadores, desde el punto de vista de sus intereses materiales, a aplicar con esmero los planes tendientes al aumento de la producción, constituye una de las fuerzas motrices decisivas de la producción socialista". No es posible dejar de plantearse la pregunta siguiente: "Puesto que las leyes económicas fundamentales del socialismo han determinado la orientación del desarrollo de la producción socialista, cómo pueden los intereses materiales personales ser descritos como una fuerza motriz decisiva de la producción?" Considerar el problema de ia distribución de los productos de consumo como una fuerza motriz decisiva constituye una concepción errónea del determinanismo de la distribución. Según lo que dice Marx en la Crítica del programa de Gotha, "la distribución debe ser primero la distribución de medios de producción. Quién controla los medios de producción
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es una cuestión decisiva. La distribución de los medios de producción determina la distribución de los bienes de consumo". Considerar la distribución de los bienes de consumo como una fuerza motriz decisiva, es revisar el punto de vista de Marx que acabamos de mencionar y que era correcto. Se trata aquí de un error teórico.
   
En la página 452 (segundo párrafo), las organizaciones del Partido son colocadas después de los órganos económicos locales. Estos vienen a la cabeza y son administrados directamente por el gobierno central. Es así como las organizaciones del Partido no pueden tomar el mando localmente. Y, si las organizaciones del Partido no están al comando, es imposible movilizar plenamente a todas las fuerzas activas locales. Aunque el Manual admite, en la página 457, el carácter creador de las actividades de las masas, añade: "La participación activa de las masas en la lucha por la realización y el cumplimiento en exceso de los planes de desarrollo de la economía nacional constituye una de las condiciones más esenciales para la aceleración del ritmo de la construcción socialista". En la página 447, el Manual dice igualmente: "El espíritu de iniciativa de los koljosianos es uno de los factores decisivos para el desarrollo de la agricultura". Esta interpretación que no considera la lucha de las masas más que como "una
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de las condiciones decisivas" está en contradicción con el principio según el cual el pueblo es el creador de la historia. Sea lo gue fuere, no se puede decir que la historia es creada por los planificadores y no por las masas.
   
El Manual prosigue en estos términos: "Debemos en primer lugar sacar provecho del factor que es el estímulo material". Habla como si la actividad creadora de las masas dependiese de los intereses materiales. El Manual no pierde nunca una ocasión de hablar de los intereses materiales personales como si buscase sin cesar apelar a esos intereses para atraer a las gentes. Es el reflejo del espíritu de una parte considerable de los cuadros de los servicios económicos y de los cuadros dirigentes. Es igualmente el reflejo de una situación en la que el trabajo político ideológico no ha obtenido suficiente atención. En estas condiciones no hay otra salida que apoyarse en los estimulos materiales. La primera mitad de la frase "De cada uno según sus capacidades; a cada uno según su trabajo" se refiere a la necesidad de hacer un esfuerzo máximo para la producción. ¿Por qué pues cortar en dos esta frase y hablar, de una manera parcial, del estímulo material? Si se hace así publicilad a los intereses materiales, el capitalismo se torna invencible.
   
Lo que se dice en uno de los parágrafos de la página 432 es incorrecto. El desarro-
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llo de la tecnología capitalista es a la vez equilibrado y desequilibrado. El problema es que este equilibrio y este desequilibrio son por naturaleza diferentes al equilibrio y desequilibrio del desarrollo tecnológico en el sistema socialista. En este último, el desarrollo tecnológico tiene su equilibrio y su desequilibrio propios. Durante el período que siguió inmediatamente a la liberación, por ejemplo, el número de quienes trabajaban en geología no alcanzaba smo un poco más de 200. Había entonces un gran desequilibrio entre la exploración geológica y las necesidades de desarrollo de nuestra economía nacional. Después de algunos años de trabajo intensivo, este desequilibrio se tornó en equilibrio. Pero nuevos desequilibrios han aparecido en el desarrollo tecnológico. En la actualidad, el trabajo manual tiene en China aún un lugar extremadamente importante. Está en desequilibrio con el desarrollo de la producción y el aumento de la productividad. Es por esto por lo que es absolutamente necesario desatar una gran revolución tecnológica y resolver el problema planteado por este desequilibrio. Cada vez que un nuevo sector tecnológico hace su aparición, el desequilibrio del desarrollo tecnológico se hace sentir particularmente. Por ejemplo, tenemos actualmente la intención de desarrollar técnicas de vanguardia. Inmediatamente sentimos que muchas cosas no corresponden a las necesidades. Pues bien, el parágrafo en cuestión rehusa admitir tanto la existencia de un cierto equi-
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librio en el capitalismo como la existencia de un cierto desequilibrio en el socialismo.
   
El desarrollo técnico, tanto como el desarrollo económico, se efectúa por oleadas. El Manual no ha abordado el progreso por oleadas de la producción socialista. Decir que el desarrollo de la economía socialista se hace sin oleadas, por pequeñas que sean, es inimaginable. Un desarrollo no es nunca lineal; se hace por oleadas o en espiral. Cuando estudiamos, lo hacemos por oleadas. Antes de estudiar hacemos otra cosa. Después de haber estudiado durante algunas horas, descansamos. No podemos continuar estudiando día y noche. Hoy, estudiamos un poco más; mañana, un poco menos. Además, durante nuestra jornada de estudio, tan pronto tenemos más discusión, tan pronto tenemos menos. Todo esto progresa por oleadas, con altos y bajos. El equilibrio debe considerarse en función del desequilibrio. Sin desequilibrio, no hay equilibrio. El desarrollo de las cosas es siempre desequilibrado. Por esto es por lo que hay necesidad de equilibrio. La contradicción entre el equilibrio y el desequilibrio existe en todos los campos y en cada uno de los eslabones de cada uno de los sectores. Surge sín cesar y sin cesar se resuelve. Si hay un plan para este año, es menester que haya uno para el año siguiente. Si hay un plan anual se necesita que haya también un plan trimestral; y cuando hay un plan trimestral, se necesita que haya un plan mensual. El año tiene doce meses. Cada mes conoce contradic-
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ciones entre el equilibrio y el desequilibrio que hay que resolver. Si a menudo se hace necesario revisar los planes, es porque surgen nuevas situaciones de desequilibrio.
   
El Manual no ha utilizado plenamente la dialéctica. No ha estudiado los diferentes problemas teniendo en cuenta la dialéctica. Consagra un capítulo muy largo a las leyes del desarrollo planificado y armónico de la economía nacional. Pero no menciona la contradicción entre el equilibrio y el desequilibrio.
   
En una sociedad socialista se puede desarrollar la economía nacional de una manera planificada y armónica. Esto permite regularizar los desequilibrios sin por esto eliminarlos. "El desequilibrio está en la naturaleza de las cosas". Gracias a la abolición del sistema de la propiedad privada, es posible organizar la economía de una manera planificada. Por ejemplo, es posible dominar y utiliiar conscientemente las leyes objetivas del desequilibrio para crear buen número de equilibrios relativos y provisionales.
   
Si las fuerzas productivas progresan muy rápido, crean una situación en la que las relaciones de producción no convienen ya a las fuerzas productivas por una parte, y la superestructura a las relaciones de producción, por otra parte. Se hace entonces necesario transformar las relaciones de producción y la superestructura con el fin de restablecer el equilibrio. La superestructura se adapta a las relaciones de pro-
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ducción y las relaciones de producción se adaptan a las fuerzas productivas. Se puede decir que el equilibrio así alcanzado sólo es relativo. Porque el desarrollo de las fuerzas productivas no se detendrá nunca. En conseceuncia siempre habrá desequilibrio. El equilibrio y el desequilibrio son los dos aspectos de una contradicción. El desequilibrio es el aspecto absoluto mientras que el equilibrio es el aspecto relativo. Si éste no fuese el caso, ocurriría que las fuerzas productivas, las relaciones de producción y la superestructura permanecerían fijas y no podrían desarrollarse. El equilibrio es relativo mientras que el desequilibrio es absoluto. Es una ley universal. ¿Cómo podría decirse que esta ley no se aplica en una sociedad socialista? Conviene afirmar que allí también es aplicable. Las contradicciones y las luchas son cosas absolutas. La unidad, la unanimidad y la solidaridad son pasajeras, y por tanto relativas. También los equilibrios en el trabajo de planificación son provisionales, pasajeros, condicionales, por lo tanto relativos. No se puede suponer que haya un equilibrio incondicional y eterno.
   
El equilibrio y el desequilibrio entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción, de una parte, y entre las relaciones de produccion y la superestructura, de otra, éste es el principio que debemos tener presente en el estudio de los problemas económicos del socialismo.
   
La economía política tiene como objeto principal el estudio de las relaciones de
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producción. Pero si se quiere analizar claramente las relaciones de producción, hay que estudiar conjuntamente las fuerzas prodllctivas, por una parte, y los efectos positivos y negativos ejercidos por la superestructura sobre las relaciones de producción, por otra parte. El Manual habla del Estado pero sin embargo no lo estudia. He aquí uno de los defectos del libro. Naturalmente, en las investigaciones de economía política, no hay que dar una importancia muy grande ni a las fuerzas productivas ni a la superestructura. Si se desarrolla demasiado la investigación sobre las fuerzas productivas, se llega a las ciencias técnicas y a las ciencias naturales. Si se desarrolla mucho la investigación sobre la superestructura, se llega a la teoría del Estado y a la teoría de la lucha de clases. Uno de los tres componentes del marxismo es el socialismo científico que tiene por objeto la investigación acerca de la teoría de la lucha de clases, la teoría del Estado, la teoría de la revolución, la teoría del Partido, la estrategia, las tácticas, etc.
   
No existe en el mundo de las cosas nada que no pueda analizarse. Pero, para analizar cada cosa hay que tener en cuenta que: 1) las condiciones son diferentes; 2) las características no son las mismas. Muchas categorías y leyes fundamentales son aplicables por doquier, por ejemplo la unidad de las contradicciones. Si se mira y se estudia el problema desde este ángulo, se pue-
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de tener una concepción del mundo y una metodología globales y definidas.
   
En la página 486, el Manual escribe que en el curso del período socialista, el trabajo no ha llegado aún a ser la primera necesidad en la existencia de todos los miembros de la sociedad; es por esto por lo que, para el trabajo, conserva el estímulo ma terial una gran significación. En este parágrafo, la expresión "todos los miembros de la sociedad" es en exceso general. Lenin era también un miembro de la sociedad. ¿Se puede decir que su trabajo no se haya convertido en la primera necesidad de su existencia?
   
En la página 486 igualmente, el Manual afirma que existen, en una sociedad socialista, dos categorías de personas: una gran mayoría que cumple su tarea honestamente y un cierto número de trábajadores que no hacen honestamente su trabajo. Este análisis es muy correcto. Pero si se quiere transformar a aquellos que no cumplen honradamente su trabajo, no se puede hacerlo apoyándose únicamente en los estímulos materiales. Igualmente hay que criticarlos y educarlos con el fin de elevar su nivel de conciencia.
   
En el mismo parágrafo está escrito que, en codiciones idénticas, los trabajadores más diligentes y activos producen más. Evidentemente el hecho de que un trabajador sea o no diligente y activo depende
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de su conciencia política y. no de su nivel cultural y técnico. Algunos tienen un nivel cultural y técnico elevado, pero no son ni diligentes ni activos. Otros tienen un nivel cultural y técnico relativamente bajo, pero son muy diligentes y activos. La razón de esto es que los primeros tienen un nivel de conciencia política bajo mientras que los segundos tienen un nivel de conciencia política elevado.
   
El Manual escribe que el estímulo material que debe favorecer el trabajo "impulsa el aumento de la producción" (p. 486) y constituye "uno de los factores decisivos para estimular el desarrollo de la producción" (p. 487). Pero no es necesario cambiar de estímulos materiales cada año. No es cierto que los hombres tengan necesidad de estímulos materiales todos los días, todos los meses y todos los años. En tiempos difíciles se está incluso obligado a trabajar y a trabajar muy bien con menos estímulos materiales. El Manual trata el problema de los estímulos materiales de una manera parcial y absoluta. No concede un lugar importante a la elevación del nivel de conciencia. No puede explicar por qué el trabajo suministrado por todos los asalariados que pertenecen a la misma categoría no es el mismo. Entre los obreros de la quinta categoría, por ejemplo, algunos trabajan muy bien, otros muy mal, y otros más o menos bien. ¿Siendo el mismo el estimulo material, por qué esa diferencia? Según el razonamiento de los soviéticos resulta inexplicable.
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Aún si se admite que el estímulo material sea un principio importante, no puede en absoluto ser el único. Debe haber otro principio: el del estímulo del espíritu en el dominio político-ideológico. Además, el estímulo material no puede tratarse únicamente en términos de intereses personales. Debe tratarse también en términos de intereses colectivos, de primacía de los intereses colectivos sobre los intereses personales, de prioridad de los intereses a largo plazo sobre los intereses provisionales, de primacía de los intereses generales sobre los intereses particulares.
   
En la sección "Estímulo material en favor del trabajo y emulación socialista", algunos pasajes sobre la emulación están bien escritos. Su defecto consiste en no hablar de la política.
   
Nosotros tenemos dos principios fundamentales: 1) No hacer trabajar los hombres hasta que resulte la muerte; 2) No hacerlos trabajar hasta que sus fuerzas se debiliten; sería necesario por el contrario que se fortificasen poco a poco. Cuando se siguen estos dos principios, el resto tiene poca importancia. Debemos hacer de modo que el pueblo adquiera una cierta conciencia. El Manual no subraya jamás la importancia del porvenir o de las generaciones futuras. No pone el acento más que sobre los intereses materiales individuales. A menudo transforma de un solo golpe el principio de los intereses materiales en principio de los intereses materiales per-
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sonales. Esto huele un poco a distorsión deliberada de los hechos.
   
Los Soviéticos no saben que si el problema de los intereses de todo el pueblo se resuelve, del mismo golpe se resuelve el problema de los intereses personales. Los intereses individuales que subrayan son en realidad miope individualismo. Esta tendencia no es otra cosa que el economismo del período de lucha entre el proletariado y la burguesía que se manifiesta en el curso de la construcción del socialismo. Durante el período de la revolución burguesa, muchos revolucionarios burgueses han sacrificado su vida heroicamente. Ellos tampoco han hecho esto en su interés personal inmediato, sino en el interés de su propia clase y de las futuras generaciones de esta clase.
   
Cuando estábamos en nuestras bases de apoyo, pusimos en práctica el sistema de la distribución gratuita. Las gentes se comportaban incluso mejor. No se disputaban por un asunto de salarios. Después de la Liberación, instauramos el sistema salarial y adoptamos un sistema de jerarquías. Entonces se multiplicaron los problemas. Eran numerosas las gentes que se peleaban por una cuestión de grado, obligándonos así a un intenso trabajo de persuasión.
   
Nuestro Partido ha hecho continuamente la guerra durante más de veinte años. Ha adoptado durante un largo período el sistema de la distribución gratuita. Cier-
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tamente, en esta época, en nuestras bases de apoyo, este sistema no se aplicaba a to da la sociedad. Pero, durante el período de la guerra civil, el número de personas sometidas a este sistema fue, cuando máximo, de varios centenares de miles y, cuando mínimo, de varias decenas de miles. Durante el período de la guerra de resistencia contra el japón, el número de estas personas pasó de más de un millón a varios millones. Durante los primeros tiempos después de la Liberación, estas personas sometidas al sistema de la distribución gratuita llevaban generalmente una vida igualitaria, trabajaban duro y combatían corajudamente. No contaban con pretendidos estímulos materiales sino con el espíritu revolucionario. En el curso del último período de la segunda guerra civil, hemos sufrido derrotas. Pero antes y después de este período hemos obtenido victorias. Estas victorias y estas derrotas no se debieron a la presencia o ausencia de estimulos materiales, sino al carácter correcto o erróneo de la línea política y de la línea militar. Estas experiencias históricas tienen una gran significación para nosotros cuando queremos resolver el problema de la construcción del socialismo.
   
En el capítulo 26, se dice: "Los trabajadores de las empresas socialistas conscientes de los frutos de su trabajo desde el punto de vista de sus intereses materiales son las fuerzas motrices del desarrollo de la producción socialista" (p. 482).
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En el capítulo 27, está escrito que la remuneración de los trabajadores~calificados es relativamente elevada. Esto anima a estos trabajadores y los hace progresar hacia un más alto nivel cultural y técnico, haciendo así desaparecer progresivamente la diferencia fundamental que existe entre los trabajadores intelectuales y los trabajadores manuales (p. 501 y 503).
   
En el mismo pasaje se dice que la remuneración más elevada de los trabajadores calificados incita a los trabajadores no calificados a perfeccionarse constantemente para pasar a las filas de los trabajadores calificados. Esto significa que si se esfuerzan en mejorar su nivel cultural y técnico es con miras a ganar más dinero. Ahora bien, en una sociedad socialista, si alguien va a la escuela para aprender tecnología y cultura, es en primer lugar para construir el socialismo, para participar en la industrialización, para servir al pueblo y los intereses colectivos y no para tener un salario más elevado.
   
En el capítulo 28, está escrito igualmente: "El principio 'A cada uno según su trabajo' constituye la mayor fuerza actuante para el desarrollo de la producción" (p. 526). En el último parágrafo de la misma página, el Manual explica que, en el sistema socialista, los salarios aumentan constantemente. La tercera edición no revisada del Manual contiene incluso esta afirmación: "Es en esto en lo que reside la superioridad fundamental del socialismo en relación al capitalismo". Decir que el so-
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cialismo es fundamentalmente superior al capitalismo porque en el socialismo los salarios aumentan sin cesar no es correcto del todo. El salario es la distribución de los productos de consumo. Si no hay distribución de los medios de producción, no hay distribución de 'los productos y de los bienes de consumo. La segunda distribución está determinada por la primera.
   
En la página 500, el Manual dice: "En el sistema socialista, el prestigio de los cuadros dirigentes de la economía se mide por el grado de sus lazos con las masas y en la confianza que el pueblo les testimonia". Esta frase es excelente. Pero para alcanzar este objetivo, es indispensable un esfuerzo. Según nuestras experiencias, si los cuadros no se desembarazan de su actitud altiva y no hacen cuerpo con los obreros, estos últimos no consideran generalmente la fábrica como su propiedad, sino como pertenencia de los cuadros. Es la actitud arrogante de los cuadros la responsable del rechazo de los obreros a observar con plena voluntad una disciplina de trabajo. No hay que creer que, en el sistema socialista, no sea necesario ningún esfuerzo y que una colaboración creadora entre los trabajadores y los cuadros dirigentes de las empresas se instaura por sí misma como una cosa que cae de su peso.
   
Si los trabajadores manuales y los cuadros dirigentes de las empresas son los
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miembros de una colectividad de producción unificada, ¿por qué "las empresas socialistas deben adoptar el sistema de un director único y no el de un director bajo una dirección colectiva", es decir un director de fábrica que toma sus responsabilidades bajo la dirección del Comité del Partido?
   
Cuando el trabajo político no es suficiente, no hay otra cosa que hacer que predicar los estímulos materiales. Es por esto por lo que el Manual añade inmediatamente: "La aplicación integral del principio que consiste en hacer conscientes a los obreros de los frutos de su trabajo desde el punto de vista de sus intereses materiales personales. . . constituye un paso adelante en la búsqueda de la fuente principal del aumento de la producción socialista".
   
En la página 505, el Manual dice: "Hay que eliminar el fenómeno de una realización acelerada de las tareas; la producción debe hacerse de manera equilibrada según un esquema preestablecido". En la tercera edición no revisada de este Manual, esta frase se convierte en: "Hay que luchar contra el fenómeno de las tareas de choque y hacer el trabajo según un planeamiento preestablecido". Esta refutación sin apelación de las tareas de choque y de las tareas a cumplir de manera acelerada es demasiado categórica.
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No debemos refutar completamente la idea de las tareas de choque. Cumplir tareas de choque o no cumplirlas constituye una unidad de contrarios. En la naturaleza hay agradables brisas y dulces lluvias; hay también vientos bruscos y violentas tempestadas. Cumplir tareas de choque o no cumplirlas, es la cresta y el seno de una ola. Ocurre lo mismo con la revolución tecnológica. En el campo de la producción, se crean a menudo situaciones que exigen el cumplimiento de tareas de choque. En el campo de la producción agrícola, debemos actuar rápido para seguir las estaciones. En una ópera son necesarios los climax. ReIutar la idea de las tareas de choques, es en realidad ignorar los climax. La Unión Soviética quiere alcanzar a los Estados Unidos. En cuanto a nosotros queremos llegar al nivel de la Unión Soviética en un tiempo más corto que el que ella necesitó para alcanzarlo. Todo esto es el cumplimiento de tareas de choque.
   
Que todos aquellos que se encuentran atrasados alcancen a los que van adelante, esto es la emulación socialista. Para llegar allí hay que cumplir tareas de choque. Entre los individuos, los grupos, las empresas y los Estados, la competencia es necesaria. Para alcanzar a quienes tienen ventaja, hay que cumplir tareas de choque. El empleo de métodos administrativos cohercitivos para realizar la construcción socialista o hacer la revolución, por ejemplo la reforma agraria o la cooperativización que se apoyan en directivas administrativas,
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conduciría a una disminución de la producción. Si se llega a esto es porque no se ha movilizado a las masas y no porque se han cumplido tareas de choque.
   
En la página 521, Io que se dice en el parágrafo impreso en letra pequeña es exacto. Hay en este pasaje críticas y discusiones.
   
Es bueno considerar la ley del valor como un instrumento para el trabajo de planificación. Pero no hay que hacer de ella la base principal de la planificación. Entre nosotros, el Gran Salto adelante no se ha fundado en las exigencias de la ley del valor sino en la ley económica fundamental del socialismo y en las necesidades de crecimiento de nuestra producción. Si se examina el problema únicamente desde el ángulo de la ley del valor, se concluye inevitablemente que "había más pérdidas que ganancias" en nuestro Gran Salto adelante y se sostiene forzosamente que la fabricación de acero a gran escala no era un trabajo rentable, que el acero producido por métodos locales era de mala calidad, que las subvenciones del Estado eran muy elevadas, que la eficacia económica dejaba mucho que desear, etc. Si se adopta un punto de vista parcial y a corto plazo, parece incluso que la fabricación de acero a gran escala haya producido pérdidas. Pero si se considera el problema en su con-
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junto y a largo plazo, esta campaña en favor de la fabricación de acero tuvo muchos méritos, porque abrió el camino al conjunto de la edificación económica de nuestro país. La implantación en todo el país de numerosas bases siderúrgicas nuevas y de numerosos centros industriales nuevos para las otras industrias nos ha permitido acelerar rápidamente el ritmo de nuestra industrialización.
   
Durante el invierno de 1959, 75 millones de hombres han participado en todo el país en trabajos hidráulicos. Dos grandes campañas de esta amplitud serán suficientes para resolver, en lo esencial, el problema hidráulico en China. Es verdad que si se considera la situación sobre uno, dos o tres años, el precio de costo de una cantidad dada de cereales producida es muy alto, teniendo en cuenta la importancia del trabajo empleado. Pero, a largo plazo, el aumento del nivel ae producción de cereales estará asegurado a un ritmo más rápido, y la producción agrícola se estabilizará aún más. El precio de costo de una cantidad dada de una producción se hará entonces menos elevado y las necesidades de cereales de la población estarán en condiciones de ser mejor satisfechas.
   
Si se desarrolla más la agricultura y la industria liviana y si se acumula más capital para la industria pesada, el pueblo se beneficiará a largo plazo. Si los campesinos y el pueblo entero saben de dónde ha salido el dinero "ganado o perdido" por el Estado, estarán a favor y no en contra de
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las decisiones de éste. La prueba de esto es que los campesinos mismos han levantado ya una consigna para apoyar la industria. Lenin y Stalin han dicho: "Durante el período de la edificación del socialismo, los campesinos deben entregar un tributo al Estado". En China la gran mayoría de los campesinos entrega activamente este "tributo". Sólo un 15% de campesinos medios acomodaldos está descontento. Está contra el Gran Salto adelante y las comunas populares.
   
En resumen, para nosotros, primero está el plan, los precios después. Claro que debemos prestar atención al problema de los precios. Hace algunos años aumentamos el precio de compra de los cerdos. Esta medida tuvo efectos positivos para su crianza. Pero la crianza de cerdos a gran escala, tal como se practica por doquier entre nosotros, depende esencialmente de la planificación.
   
En la página 521, el Manual habla del problema de los precios en los mercados de los koljoses. En la Unión Soviética hay demasiada libertad en esos mercados. No es suficiente que el Estado regularice los precios practicados en esos mercados mediante medidas económicas; incluso hay que dirigirlos, controlarlos. En China, el Estado ha fijado los límites de las variaciones de los precios en los mercados de las cooperativas del primer período. No hemos tolerado que las pequeñas libertades se conviertan en grandes libertades.
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En la página 522, el Manual dice: "En una economía socialista, como se ha captado el sentido de la ley del valor, su aplicación no crea, en el campo de la producción, situaciones anarquizantes tales como las que se conocen en las sociedades capitalistas. No provoca tampoco el fenómeno del desperdicio de las fuerzas de trabajo de la sociedad". Esta interpretación exagera la influencia de la ley del valor. Si, en una sociedad socialista, no hay crisis, la principal razón no es que hayamos captado el sentido de la ley del valor, sino que, por una parte, esta sociedad tiene un sistema de propiedad socialista, una ley fundamental del socialismo, una producción y una distribución planificadas a la escala de todo el país, y que, por otra parte, no existe en esta sociedad la libre competencia, situaciones anarquizantes, etc. En cuanto a las crisis económicas del capitalismo, también ellas están bien determinadas, entiéndase bien, por el sistema de propiedad del capitalismo.
   
En la página 530, el Manual habla de las formas de salarios. Preconiza el salario por piezas como forma principal y el salario por tiempo como forma secundaria. En China el salario por tiempo es la principal forma de salario mientras que el salario por piezas es una forma secundaria. Poner unilateralmente el acento sobre el salario por piezas puede crear contradicciones en tre obreros que no tienen la misma anti-
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güedaden la empresa y entre trabajadores que no tienen la misma capacidad de trabajo. Estimular el espíritu de "lucha por un número elevado de piezas" entre una parte de los obreros no significa pensar en la causa colectiva sino pensar primero en el ingreso personal. De acuerdo con ciertas fuentes, el sistema de salarios por piezas sería incluso dañino para la modernización tecnológica y para la adopción de la mecanización.
   
El Manual admite que si hay automatización de la producción, conviene no aplicar el sistema de salario por piezas. De un lado, subraya la necesidad de un vasto desarrollo de la automatización. De otro lado, predica la adopción generalizada del salario por piezas. Hay allí una contradicción.
   
En China aplicamos el sistema de salario por tiempo acompañado de un sistema de recompensas. Las gratificaciones acordadas a fin de año desde hace dos años para recompensar el salto adelante en el trabajo proviene de este sistema. Con excepción del personal de administración del Estado y de la enseñanza, los obreros y empleados obtienen generalmente recompensas de fin de año. En cuanto a la importancia de la suma otorgada a cada uno, está fijada por los empleados y los obreros de cada empresa.
   
Hay dos problemas que merecen estudiarse.
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El uno concierne al precio de los productos de consumo. El Manual dice: "El socialismo aplica siempre una política de rebaja de los precios de los productos de consumo populares". Por nuestra parte adoptamos el método de la estabilidad de los precios. Generalmente, en China, los precios no aumentan; tampoco bajan. Aunque, entre nosotros, el nivel de los salarios sea relativamente bajo, el pleno empleo está asegurado, los precios y los arriendos son bajos y las condiciones de vida de los empleados y los obreros no son malas. ¿Es mejor que haya una disminución constante o una estabilidad de los precios? Se trata de un problema que merece estudiarse.
   
El otro problema concierne a los productos de la industria pesada y a los de la industria liviana. En la Unión Soviética, los precios de los productos de la industria pesada son relativamente bajos mientras que los precios de los productos de la industria liviana son relativamente altos. En China es lo contrario. ¿Por qué? ¿Cuál es en realidad el mejor sistema? Esta cuestión merece estudiarse.
   
En la página 547, está escrito en el Manual que en el transcurso de la edificación económica, conviene evitar la dispersión de capitales. Si se procede simultáneamente a
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la construcción de muchas grandes unidades y éstas no pueden realizarse a tiempo, hay que oponerse naturalmente a este estado de cosas. Pero si se hace oposición a la construcción de empresas medianas y pequeñas, se comete entonces un error. Las nuevas bases industriales chinas se han creado esencialmente gracias a un gran desarrollo de las empresas medianas y pequeñas en 1958. Según los planes preliminares, en los ocho años que vienen, la industria siderúrgica debe realizar la construcción de las bases siguientes: veintinueve bases de gran dimensión, cerca de cien bases de dimensión media y varios centenares de bases de pequeña dimensión. Las empresas de mediana y pequeña dimensión desempeñan ya un papel muy grande en el desarrollo de la industria siderúrgica. Tomemos el ejemplo del año 1959. La producción de la fundición ha alcanzado para el año más de 20 millones de toneladas, de las cuales la mitad ha sido producida por empresas medianas y pequeñas. Todavía en el futuro esas empresas desempeñarán un papel muy grande en la producción siderúrgica. Buen número de pequeñas empresas se convertirán en empresas de mediana dimensión mientras que muchas empresas de mediana dimensión se convertirán en empresas de gran tamaño. Las empresas atrasadas se volverán unidades avanzadas y las empresas que utilizan métodos tradicionales se volverán unidades que emplean métodos extranjeros. Ahí se trata de una ley objetiva del desarrollo.
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Debemos adoptar una tecnología avanzada. Pero no por esto podemos rehusar admitir que, durante un período determinado, sea inevitable recurrir a una tecnología menos desarrollada. Desde cuando existe la historia, en las guerras revolucionarias, quienes tienen las armas de calidad inferior triunfan siempre sobre aquellos que poseen armas de superior calidad. En China, durante los períodos de guerra civil, de guerra de resistencia contra el Japón, y de guerra de liberación, no teníamos el poder en todo el país ni disponíamos de arsenales modernos. Querer a toda costa disponer de las armas más modernas antes de entrar a la guerra es desarmarse uno mismo.
   
Si queremos realizar la mecanización íntegra tal como la concibe el Manual (p. 420)., no llegaremos a ella, parece, en el curso del segundo decenio. Quizás lo lograremos durante el tercero. De aquí a un tiempo aún, en razón de la falta de máquinas, debemos promover una semi-mecanización y el mejoramiento de la herramienta. De una manera general, no preconizamos, en el momento actual, la automatización. Ciertamente que debemos discutir los problemas de la mecanización, pero sin exceso. Hablar mucho de la mecanización v de la automatización vuelve a las gentes despreciativas respecto a la semi-mecanización y a la producción por los métodos tradicionales. Una desviación semejante existió ya en el pasado. No viendo más que un aspecto del problema, no sé buscaba
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más que técnicas nuevas, nuevas máquinas, empresas de gran tamaño y calidades superíores; se despreciaba los métodos tradicionales y las empresas de tamaño mediano y peqúeño. . . Sólo después de la adopción del principio del desarrbllo simultáneo de los métodos tradicionales y de los métodos extranjeros así como del desarrollo simultáneo de las empresas grandes, medianas y pequeñas, pudo vencerse esta desviacion.
   
En el campo agrícolá, no preconizamos, en el momento actual, la utilización generalizada de los productos químicos. Las razones para esto son: 1) No seremos capaces de producir bastante abono químico antes de un cierto número de años. Producimos, cierto, alguna cantidad de estos abonos, pero su empleo está reservado a las plantas industriales. 2) Si se preconiza Ia utilización generalizada de los productos químicos, ya no se mirará más que hacia esos productos y nadie prestará más atención a la cría de cerdos. Debemos tener también con seguridad abonos inorgánicos. Pero si los utilizamos solos, sin combinarlos con los abonos orgánicos, provocaremos el endurecimiento del suelo.
   
El Manual afirma que las nuevas técnicas deben introducirse en todos los sectores. Pero esto es difícil de realizar. Para llegar a este resultado, hay que pasar siempre a través de un proceso de desarrollo progresivo.
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Del mismo modo, en forma paralela a la introducción de ciertos tipos de máquinas nuevas, quedan muchas viejas máquinas. El Manual escribe que hay que construir empresas nuevas y renovar los equipos de las fábricas existentes sacando siempre el máximo provecho, de una manera racional, de las máquinas y equipos que existen (p. 427). Esta formulación es correcta. Lo será siempre.
   
En cuanto a las empresas de grandes dimensiones que apelan a los métodos extranjeros, debemos igualmente crearlas no contando sino con nuestras propias fuerzas. En 1958 lanzamos la consigna: "Destruyamos las creencias ciegas y hagamos las cosas nosotros mismos!". Los hechos han probado que nosotros podíamos hacer las cosas nosotros mismos. En otro tiempo, los países capitalistas atrasados adoptaban las técnicas nuevas y alcanzaban a los países capitalistas avanzados en el dominio de la producción. La Unión Soviética ha adoptado también técnicas avanzadas para alcanzar a los países capitalistas. Es seguro que China hará, y podrá hacer, la misma cosa.
   
En la página 563, se dice: "En vísperas de la colectivización íntegra, en 1928, en las tierras destinadas a los cultivos de primavera, 99% de la labranza se efectuó con ayuda de arados de madera y de arados ti-
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rados por caballos". Este hecho refuta el punto de vista, expresado en numerosas ocasiones en el Manual, según el cual "hay que tener tractores antes de pasar a la cooperativización". Sin embargo, en la misma página, el Manual tiene razoh en decir: "Las relaciones de producción socialistas abren vastos campos al desarrollo de las fuerzas de producción y al progreso de las técnicas agrícolas".
   
Un gran desarrollo de las fuerzas productivas de la sociedad no es posible si no hay previamente transformación de las relaciones de la producción. Se trata de una ley universal. En ciertos países de Europa Oriental, la cooperativización agrícola progresa muy lentamente. Aún no se ha concluido en el momento actual. La razón principal no es que estos países carezcan de tractores (hablando relativamente, poseen muchos más tractores que nosotros), sino que la reforma agraria se hace en esos países con un espíritu de dádiva, de arriba hacia abajo. Existe allí un límite a la confiscación de tierras (en algunos de ellos, sólo se confisca la parte de tierras que sobrepasa las 100 hectáreas) y ésta se hace por directivas administrativas. Después de haber instituído la reforma agraria, por otra parte, estos países no han batido el hierro mientras estaba al rojo; la reforma ha sido así detenida durante no menos de cinco o seis años. Entre nosotros ocurre exactamente lo contrario. Hemos aplicado la línea de masas, movilizado a los campesinos pobres y a los campesinos medios de
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la capa inferior con el fin de desarrollar la lucha de clases, confiscado la totalidad de las tierras de los terratenientes, distribuido a los campesinos las tierras de sobra de los campesinos ricos, adoptado el principio de la repartición igual de las tierras por habitante (se trata aquí de una gran revolución en el campo). Inmediatamente después de la reforma agraria, hemos desatado un vasto movimiento por la ayuda mutua y por las cooperativas, canalizando así progresiva y continuamente a los campesinos por el camino del socialismo. Hemos creado un Partido fuerte y un Ejército poderoso. Cuando nuestro Ejército se dirigió hacia el sur, llevó consigo equipos enteros de cuadros destinados a trabajar en todas las provincias, las regiones, los distritos y zonas. Desde su llegada al destino, estos equipos penetraron profundamente en las aldeas, visitaban a los pobres para averiguar acerca de sus sufrimientos, reunían a todos aquellos que tenían un mismo origen de clase y organizaban a los elementos activos entre los campesinos pobres y los campesinos medios de la capa inferior.
   
En la Unión Soviética, los koljoses se han fusionado en dos ocasiones. De más de 250.000 originalmente, no han quedado más que 93.000 después de la primera fusión, y alrededor de 70.000 después de la se-
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gunda. En el futuro esta tendencia al agrandamiento de los koljoses ciertamente continuará. El Manual subraya la necesidad de "reforzar y desarrollar las relaciones de producción de los koljoses y de organizar sus empresas de producción públicas, etc." (p. 568). De hecho, bajo ciertos aspectos, los métodos soviéticos se parecen a los nuestros sin que sin embargo los soviéticos adopten nuestro lenguaje. Aún si, en el futuro, adoptasen nuestros métodos, parece que no llamarían a sus koljoses comunas populares. Estas diferencias en el ienguaje y en la denominación esconden un problema de fondo: la aplícación o la no aplicación dé la línea de masas.
   
Evidentemente, es posible que los koljoses soviéticos, incluso después de su agrandamiento, no sean tan importantes como nuestras comunas populares en cuanto al número de familias y de habitantes. Porque, en la Unión Soviética, la población rural es poco numerosa y esta repartida en grandes extensiones de tierra. ¿Pero se puede por esto afirmar que los koljoses no tengan ya necesidad de ser agrandados? Entre nosotros, en regiones cómo Si-nkiang y Tsinhai, la necesidad de agrandar las comunas populares continúa, a pesar del hecho de que haya muchas tierras y una población poco numerosa. Algunos distritos en nuestras provincias del sur, aquellos por ejemplo situados al norte de Fukien, han organizado comunas populares de gran dimensión aunque tengan mu-
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chas tierras y una población poco numerosa.
   
El agrandamiento de las comunas populares es un problema importante. El cambio cuantitativo provoca y acelera inevitablemente el cambio cualitativo. El principio para nuestras comunas es "primero, el agrandamiento; segundo, el reforzamiento del carácter comunitario". Primero, es necesario que las comunas populares sean grandes; el nivel de su carácter comunitario aumentará enseguida inevitablemente. Lo que significa que el cambio cuantitativo acarrea necesariamente un cambio cualitativo parcial.
   
En el capítulo sobre el sistema de los koljoses, el Manual habla en repetidas ocasiones de los intereses materiales individuales, por ejemplo en las páginas 565, 571, etc. Existe ciertamente una razón para que se ponga especialmente el acento ahora sobre lós intereses materiales. En la época de Stalin, se subrayaron exageradamente los intereses colectivos y se descuidaron los intereses individuales; se dio una importancia excesiva a los intereses públicos y no se prestó ninguna atención a los intereses privados. Ahora las cosas van hacia el otro extremo. De nuevo se pone el acento exageradamente sobre los intereses individuales y se descuidan los intereses
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colectivos. Si se continúa en esta dirección, se concluirá inevitablemente en una vía diametralmente opuesta.
   
El interés público no existe sino en función del interés privado y viceversa. Se trata de una unidad de contrarios. No puede haber allí únicamente interés público y absolutamente nada de interés privado, y a la inversa. Desde siempre preconizamos una promoción simultánea de los dos intereses. Hemos dicho, desde hace ya mucho tiempo, que era imposible eliminar completamente !el interés individual para no dejar subsistir más que el interés público Hemos dicho también que había que ocuparse del interés público antes de pensar en el interés privado. El individuo constituye un elemento de la colectividad. Los intereses individuales mejoran en la medida en que los intereses públicos progresan.
   
Toda cosa tiene y tendrá siempre, un doble carácter. Este se manifiesta generalmente bajo formas concretas variadas y presenta, en consecuencia, rasgos diferentes. La herencia y la mutación, por ejemplo, representan el doble carácter de la unidad de contrarios. Si hubiese mutación sin herencia, las materias vivientes de la generación siguiente serían totalmente diferentes de las materias vivientes de la generación precedente. Las semillas de trigo no serían más semillas de trigo; el perro no sería más un perro y el hombre no sería más un hombre. El carácter conservador puede tener efectos positivos. Hace a las materias vivas que cambian constante-
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mente capaces de consolidarse o estabilizarse bajo una forma determinada durante un período determinado. Es así como semillas de trigo mejoradas siguen siendo semillas de trigo. Pero si no hubiese más que la herencia sin la mutación, no habría entonces ninguna mejora y el desarrollo se haría imposible para siempre.
   
El Manual dice: "Las condiciones económicas y naturales se reunen en los koljoses para fijar el arriendo según la calidad de la tierra" (p. 577). Ahora bien, el cálculo del arriendo según la calidad de la tierra no está enteramente determinado por condiciones objetivas. En realidad es el hombre el que hace las cosas. En la provincia de Hopei, por ejemplo, se encuentra un gran número de pozos mecanizados, a lo largo de la línea ferroviaria Pekín-Hankow, pero sólo hav unos pocos a lo largo de la vía férrea Tientsin-Pukow. En ambos casos, las condiciones naturales se parecen y las facilidades en el aspecto de los transportes son idénticas. Pero el mejoramiento del suelo es diferente en ambas regiones. Es posible que las tierras se presten más o menos bien a un mejoramiento. Es posible también que esto se deba a causas históricas diferentes. Pero aún así la razón más importante sigue siendo que: "Es el hombre el que hace las cosas".
   
Igualmente, en las afueras de Shanghai, el resultado de la cría de cerdos es excelen-
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te en ciertos lugares, malo en otros. En el distrito de Ch'ungming, en Shánghai, se dijo inicialmente que las condiciones naturales no eran favorables para la cría de cerdos, en razón, especialmente, de la existencia de numerosos lagos. Pues bien, ahora que las gentes del distrito han superado su temor frente a las dificultades y han adoptado una actitud positiva respecto a la cría de cerdos, se dan cuenta de que las condiciones naturales de la región no constituyen un obstáculo para la cría de cerdos, sino que por el contrario, la favorecen. En realidad, la labranza profunda y el cultivo cuidadoso, la mecanización y la colectivización dependen del hombre. Las calamidades naturales, inundaciones y sequías, han asolado a menudo el distrito de Ch'ang-ping, en Pekín. Pero a partir de la construcción de la presa de las tumbas de los Ming. las condiciones cambiaron. "¿ Es el hombre el que hace las cosas", no resulta cierto aquí? La provincia de Honan ha elaborado planes para dominar e] río Amarillo durante tres anos después del período 1959-1960, construyendo grandes acueductos. Allí también, "es el hombre el que hace las cosas".
   
El transporte y el empaque no aumentan el valor de uso de un objeto. Pero acrecientan su valor. El trabajo que representan el transporte y el empaque hace parte del trabajo social indispensable. Sin el
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transporte y el empaque, el proceso de producción no está completo y no puede por consiguiente transformarse en un proceso de consumo. Aunque el valor de uso haya sido creado, es, por decirlo así, irrealizable. Tomemos el ejemplo del carbón. Después de su extracción de las minas, si sigue apilado en el sitio y si no se transporta por ferrocarril, por barco o por camiones hasta los consumidores, su valor de uso es absolutamente irrealizable.
   
En la página 585, el Manual afirma que los soviéticos tienen dos sistemas comercia les. Uno es el comerciode Estado y el comercio cooperativo. El otro es lo que se denomina el sistema de los "mercados no organizados", es decir de los mercados koljosianos. En China no existe más que un sistema. Hemos integrado el comercio cooperativo en el comercio de Estado. Visto hoy, este sistema único es más manejable. Es además mucho más económico desde cualquier punto de vista.
   
La página 587 plantea el problema de la supervisión pública del comercio. Entre nosotros, esta supervisión depende esencialmente de la dirección del Partido, de la primacía de la política, del control de las masas, etc. El trabajo del personal comercial es un trabajo social indispensable. Sin este trabajo es imposible transformar la producción en consumo (que comprende el consumo de los medios de producción y el consumo de los medios de existencia).
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En la página 623, el Manual habla de la ley del aumento preferencial de los medios de producción. En la tercera edición no revisada del Manual igualmente se indica de modo especial: "El acrecentamiento preferencial de los medios de producción implica que el ritmo del desarrollo de la industria sea más rápido que el dé la agricultura".
   
La tesis según la cual el desarrollo de la industria es más rápido que el de la agricultura debe presentarse de una manera apropiada. No hay que poner desconsideradamente el acento sobre la industria. Sino surgirán inevitablemente problemas. Tomemos el ejemplo de Liaoning. Las industrias son numerosas en esta provincia china. La población urbana representa allí un tercio de la población total. Anteriormente, la industria había tenido allí siempre prioridad y se había descuidado el desarrollo enérgico y simultáneo de la agricultura. De esto resultaba que, en esta provincia, la agricultura era incapaz de asegurar el aprovisionamiento de las ciudades en cereales, en carnes y en legumbres. Había pues que hacer venir estos productos de otras provincias. El problema principal de la provincia viene de que hay allí una escasez de mano de obra agrícola y de máquinas agrícolas indispensables. Esta penuria limita la producción agrícola cuyo desarrollo es en consecuencia relativamen-
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te lento. En el pasado, no hemos comprendido que, en regiones como el Nordeste, precisamente, en particular en provincias como Liaoning, había que desarrollar convenientemente la agricultura y no poner el acento únicamente sobre la industria.
   
Preconizamos el desarrollo simultáneo de la industria y de la agricultura con la condición de un desarrollo preferencial de la industria pesada. El "desarrollo simultáneo" no excluye crecimientos preferenciales, no excluye la posibilidad de un desarrollo de la industria más rápido que el de la agricultura. El desarrollo simultáneo no significa tampoco una repartición igual de los recursos. Calculamos por ejemplo que podemos producir este año alrededor de 14 millones de toneladas de acero de las que una décima parte se utilizará para el mejoramiento de las técnicas agrícolas y para los trabajos hidráulicos y nueve décimas esencialmente para la industria pesada, los transportes y las comunicaciones. Este es el desarrollo simultáneo de la industria y de la agricultura en el contexto de este año. Naturalmente, actuando de este modo, no ponemos un obstáculo al desarrollo preferencial de la industria pesada ni al desarrollo acelerado de la agricultura.
   
Polonia tiene una población de 30 millones de habitantes. Pero no posee sino 450 mil cerdos. Actualmente el aprovisionamiento de carne en el país experimenta una gran tensión. Aparentemente Polonia no ha puesto, hasta el presente, en su or-
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den del día el problema del desarrollo de la agricultura.
   
En la página 624, el Manual dice: "En ciertos períodos dados, conviene acelerar el desarrollo de la agricultura, de la industria liviana y de la industria alimenticia que se han retrasado". Esta fórmula es buena. Pero es erróneo afirmar que el desequilibrio en el desarrollo armónico, provocado por el atraso de la agricultura y de la industria liviana, es solamente un fenómeno de "desequilibrio parcial". Un desequilibrio de esta clase no es un problema parcial.
   
En la página 625, el Manual dice: "Es indispensable repartir las inversiones de una manera racional con el fin de mantener constantemente un justo porcentaje en la importancia relativa de la industria pesada y de la industria liviana". En este pasaje del Manual, se habla únicamente de las relaciones entre la industria pesada y la industria liviana, pero no toca en absoluto las relaciones entre la industria y la agricultura.
   
En Polonia, actualmente, este problema ha tomado una gran importancia. Gomulka puso primero el acento sobre los estímulos materiales. Aumentó los salarios de los obreros, pero olvidó elevar su conciencia política. De allí resulta que los obreros han buscado únicamente ganar más
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dinero. Han hecho mal su trabajo. El aumento de los salários ha sobrepasado el aumento de la productividad. Así es como el capital ha comenzado a mermar. Ahora, se han visto obligados en Polonia a oponerse al estímulo material y a preconizar el estímulo ideológico. Gomulka, también, dice que "no se puede comprar con dinero el corazón del hombre".
   
Según lo que se dice en la página 631, en la Unión Soviética, el capital acumulado representa la cuarta parte de la renta nacional. En China, el porcentaje del capital acumulado en la renta nacional es el siguiente: 27% en 1957, 36% en 1958, 42% en 1959. Parece que, en adelante, será posible mantener constantemente este porcentaje por encima del 30%. El problema esencial consiste en saber cómo desarrollar vigorosamente la producción. Si la producción aumenta, incluso con un porcentaje de acumulación relativamente elevado, pueden aún mejorar las condiciones de vida de la población.
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Economizar de una manera rigurosa, acumular grandes cantidades de productos y acrecentar enormemente los recursos financieros, son tareas permanentes. Es erróneo pensar que no hay que actuar así sino en caso de situaciones muy difíciles. ¿Es concebible no economizar más y no acumular más cuando la dificultad es menor?
   
En la página 639, está escrito en el Manual : "En la etapa superior del comunismo. . . el Estado llega a ser una cosa inútil y desaparece progresivamente". Pero la desaparición del Estado exige otra condición, una condición internacional. Es peligroso no tener un aparato de Estado cuando otros poseen uno. En la página 640, el Manual afirma que incluso después del establecimiento del comunismo, el Estado subsiste mientras haya países imperialistas. Esta tesis es correcta. El Manual añade inmediatamente después: "Sin embargo, la naturaleza y la forma del Estado están determinadas entonces por las características del sistema comunista". Esta frase no es fácil de comprender. Por su naturaleza el Estado es una máquina destinada a oprimir las fuerzas hostiles. Aún si en el interior no existen ya fuerzas que deban ser oprimidas, la naturaleza opresiva del Estado no cambia respecto a las fuerzas hostiles exteriores. Cuando se habla de la forma del Estado, esto no significa otra co sa que un ejército, prisiones, arrestos, eje-
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cuciones capitales, etc. ¿Mientras exista el imperialismo, en qué puede ser diferente la forma del Estado con el advenimiento del comunismo?
   
En la página 641, el Manual afirma: "En una sociedad socialista no hay clases antagónicas", pero "hay aún vestigios del antagonismo de clases". Por cierto, una revolución social no es necesaria para realizar el tránsito del socialismo al comunismo. Pero, aún en este caso, podemos solamente decir que una revolución social en el curso de la cual una clase derroca a la otra no es ya necesaria. Pero una revolución social en el curso de la cual nuevas relaciones de producción y un nuevo sistema social reemplazan las relaciones de producción desuetas y al sistema social antiguo, aún se impone.
   
El Manual prosigue declarando: "Esto no significa que, en su marcha hacia el comunismo, una sociedad no tenga que vencer contradicciones internas". Esta frase no es más que una declaración sin convicción. Aunque la existencia de contradicciones sea reconocida en ciertos lugares del Manual, este reconocimiento reviste sólo un carácter accesorio. Uno de los defectos de este libro consiste en no explicar los problemas partiendo del análisis de las contradicciones. Si se considera la economía política como una ciencia, hay que comenzar por analizar las contradicciones.
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En una sociedad comunista, en razón del nivel elevado de la automatización de la producción, las actividades y el trabajo de los hombres deben ser más precisos; la disciplina del trabajo puede ser en ella más estricta que hoy en día.
   
Dividimos actualmente la sociedad comunista en dos etapas: etapa inferior y etapa superior. Esto ha sido previsto por Marx y otros teniendo en cuenta las condiciones del desarrollo social de la época. Pero, cuando se llegue a la etapa superior del comunismo, la sociedad comunista se desarrollará todavía y nuevas etapas, nuevos objetivos y nuevas tareas aparecerán inevitablemente.
   
En la página 650 está escrito: "La forma de las relaciones de producción en las cooperativas koljosianas está completamente conforme con el nivel y con las necesida des de desarrollo actual de las fuerzas productivas en el campo". ¿Es esto cierto, o falso?
   
Un artículo publicado en la Unión Soviética describe la situación del koljós "Diciembre rojo" en estos términos: "Al comienzo, antes de la fusión de varios koljoses, muchas cosas eran difíciles de realizar. Después de la fusión, estas cosas no plantearon ya problema". Añade que el koljós cuenta ahora con 10.000 miembros y que se elaboran planes para construir en el centro
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de éste una residencia para 3.000 personas. Esta informacón indica que actualmente la forma de los koljoses no está ya enteramente conforme al desarrollo de las fuerzas productivas.
   
En el mismo trozo, se dice: "Debemos reforzar enérgicamente y desarrollar continuamente el sistema de propiedad en vigor en las cooperativas y los koljoses". ¿Por qué "reforzar enérgicamente" este sistema si debe desarrollarse y transformarse? Verdad que hay que consolidar las relaciones de producción y el sistema social, pero no de manera excesiva. Después de haber hablado vagamente' de las perspectivas del sistema de la propiedad colectiva, el Manual se vuelve confuso cuando aborda el problema de las medidas concretas. En ciertos aspectos (especialmente en lo que concierne a la producción), los soviéticos no han dejado nunca de progresar. Pero en el plano de las relaciones de producción, sufren sobre todo de inmovilismo.
   
El Manual afirma que hay que pasar del sistema de la propiedad colectiva al sistema de la propiedad única de todo el pueblo. En nuestra opinión, hay que transformar primero el sistema de la propiedad colectiva en sistema de la propiedad socialista de todo el pueblo. Esto significa la nacionalización íntegra de los medios de producción agrícolas, la transformación de todos los campesinos en obreros y el pago de salarios asegurado totalmente por el Estado. En la China, actualmente, el ingreso medio nacional de un campesino se eleva
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a 85 yuan por año. Cuando esta cifra llegue a los 150 yuan y cuando la mayoría de los campesinos sea pagada por las comu nas populares, podremos entonces aplicar el sistema de la propiedad al nivel de la comuna popular de base. Un paso más ade lante y podremos transformar este último sistema en sistema de la propiedad al ni vel del Estado. Todo se hará entonces más facil.
   
El último párrafo de la página 651 habla de la construcción del socialismo en el campo. Sus proposiciones son excelentes.
   
Pero, ya que se quiere eliminar las diferencias entre la ciudad y el campo (se trata según el Manual, de "diferencias fundamentales"), ¿por qué afirmar entonces expresamente que no se trata de una "disminución del papel desempeñado por las grandes ciudades?". En el futuro, las ciudades deberán ser menos grandes. Hay que dispersar a los habitantes de las grandes ciudades por el campo y crear muchas pequeñas ciudades. En la hipótesis de una guerra atómica, sería más ventajoso actuar así.
   
En la página 659, el Manual afirma: "Cada país puede reagrupar su propia mano
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de obra y sus propios recursos financieros con el fin de desarrollar las condiciones naturales y económicas más favorables así como los sectores en los cuales posee experiencias de producción y cuadros. No está obligado, por lo demás, a fabricar los productos cuya necesidad puede ser satisfecha por los otros países".
   
Esta tesis no es buena. No la aceptamos ni siquiera cuando se trata de nuestras provincias. Lo que nosotros preconizamos es un desarrollo global No decimos que una provincia no está obligada a fabricar los productos cuyas necesidades pueden ser satisfechas por otras provincias. Lo que queremos es que cada una de nuestras provincias desarrolle al máximo la producción de todos los productos, con la condición de que este desarrollo no se haga en detrimento de la situación global. Es una excelente cosa para Europa que los países europeos sean independientes. Cada uno de ellos produce lo que le conviene. De allí resulta que la economía europea se desarrolla a un ritmo relativamente rápido. Entre nosotros, desde la dinastía de los Ch'in[7], la China se ha convertido en un gran país. En su conjunto ha continuado siendo, durante un período muy largo, un gran país unificado. Uno de sus defectos es el burocratismo que la ha mantenido bajo un control asfixiante. Las regiones no han
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podido desarrollarse independientemente. Todo el mundo se ha descuidado y la economía ha progresado muy lentamente. Ahora, la situación es totalmente diferente. Queremos realizar la unificación de todo el país y la independencia de todas sus provincias. Se trata de una unificación relativa y de una independencia relativa.
   
Las provincias deben obedecer las decisiones de las autoridades centrales y aceptar el control de éstas. Pero deben resolver sus propios problemas independientemente. Cuando hay decisiones importantes que tomar, las autoridades centrales deben consultar a las provincias y tomar estas decisiones conjuntamente con ellas. Es así, por ejemplo, como se han redactado las resoluciones de Lushan. Estaban conformes con las necesidades de todo el país y con ]as necesidades de todas las provincias. ¿Se puede pretender que sólo las autoridades centrales, y no las provincias, deban oponerse al oportunismo de derecha? Lo que preconizamos es que cada provincia desarrolle al máximo sus propios productos teniendo siempre en cuenta el plan aplicable a todo el país. Mientras las provincias tengan materias primas y mercados, y mientras puedan explotar sus recursos locales y vender sus productos en los mercados locales, deben producir todo lo que sean capaces de producir. En el pasado, temíamos que como secuela del desarrollo de las diferentes industrias en las provincias, los productos industriales fabricados en ciudades como Shanghai no encontrarían más
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compradores. Visto desde ahora este temór carecía de fundamento. Por otra parte, Shanghai ha elaborado una política de desarrollo de la producción de bienes de alta calidad, de máquinas de grandes dimensiones, de instrumentos de precisión y de equipos cuya fabricación exige una tecnología de vanguardia. Se ve que los habitantes de Shanghai tienen aún trabajo.
   
¿Por qué razón el Manual no preconiza que cada país produzca todo lo que sea capaz de producir, sino que propone, por el contrario, que un país se abstenga de fabricar los productos cuyas necesidades puedan ser satisfechas por otros países? La política correcta es que cada país produzca todo lo que le sea posible producir. Debe hacerlo independientemente apoyándose sólo en sus propias fuerzas. El principio es no depender de los demás. Las únicas cosas que un país puede abstenerse de producir son aquellas cosas que es verdaderamente incapaz de producir. Debe hacer lo máximo, en patricular, por desarrollar su producción agrícola. Es en efecto extremadamente peligroso depender de otros países o de otras provincias para su alimentación.
   
Algunos países son muy pequeños y su situación es exactamente la descrita por el Manual : "Un desarrollo de todos los sectores industriales es económicamente irracional; está por encima de sus fuerzas". En este caso, bien entendido, conviene no forzar las cosas. En China, en ciertas provin-
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cias con débil densidad de población, tales como Tsinghai y Ninghsia, resulta muy difícil desarrollar actualmente todos los sectores en forma simultánea.
   
Página 660, tercer parágrafo: "Es necesario que el nivel general de desarrollo económico y cultural de todos los países socialistas sea igualado progresivamente". Ahora bien, estos países son diferentes por el número de habitantes, los recursos, las condiciones históricas. La revolución, además, está más o menos avanzada según los países. ¿Cómo se puede llegar a nivelarlos? Un padre engendró una quincena de hijos de los que algunos son grandes, otros pequeños, unos gordos, otros flacos, algunos en fin más o menos inteligentes. ¿Cómo hacerlos iguales? El "nivelamiento no es otra cosa que la teoría del equilibrio de Bujarin. El desarrollo económico de los países socialistas no es el mismo por todas partes. Esto es verdad también para las diferentes provincias dentro de un país y para los diferentes distritos dentro de una provincia. Tomemos el ejemplo del servicio de higiene de Kwangtung. Es bueno en Foshan y en la comuna popular de Chilo. Hay desequilibrio entre Foshan y Canton de un lado y entre la comuna popular de Chilo y Shaokuan, de otro. Es un error rehusar el desequilibrio.
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En la página 668, el Manual dice que los préstamos emitidos por un país socialista tienen un carácter diferente del de los emitidos por un país imperialista. Esta afirmación está conforme con los hechos. Un país socialista es siempre mejor que un país capitalista. Comprendemos este principio. El problema fundamental es el de los sistemas. Es el sistema social el que decide la orientación de un país. El sistema socialista decide que un país socialista se oponga siempre a un país imperialista. Cualquier compromiso sólo puede ser provisional.
   
En la página 658, el Manual habla de la "competencia entre dos sistemas mundiales". En sus Problemas económicos del socialismo en la Unión Soviética, ya Stalin examinó el problema de los dos mercados mundiales. En este aspecto, el Manual pone el acento sobre la competencia pacífica de los dos sistemas mundiales subrayando la importancia del establecimiento de relaciones económicas entre estos dos sistemas, relaciones susceptibles de "desarrollarse pacíficamente". Transforma los dos mercados mundiales que existen réalmente en dos sistemas económicos en el interior de un mercado mundial unificado. Se
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trata de un retroceso en relación al punto de vista de Stalin.
   
En realidad, entre los dos sistemas económicos hay no sólo una competencia, sino también una lucha encarnizada de una gran amplitud. El Manual elude hablar de esta lucha.
   
En la página 680, se dice que el libro de Stalin, Problemas económicos del socialismo en la Unión Soviética, así como sus otras obras, contiene ciertos puntos de vista erróneos. En la misma página el Manual lanza dos acusaciones contra Stalin. Estas no resultan convincentes.
   
La primera acusación contra Stalin se refiere al siguiente punto de vista adoptado por él: "Parece que la circulación de las mercancías ha llegado ya a ser un obstáculo para el desarrollo de las fuerzas productivas. Las condiciones están ya perfectamente reunidas para pasar progresivamente a los cambios directos de las mercancías entre la industria y la agricultura; este paso es inevitable".
   
En su libro dice igualmente Stalin que si hay dos sistemas de propiedad, hay forzosamente producción mercantil. Dice también que, en las empresas koljosianas, aunque los medios de producción (la tierra, las máquinas) pertenezcan al Estado, los productos obtenidos son propiedad de ca-
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da koljós porque es a él aI que pertenecen el trabajo y las semillas. Los koljoses además disponen prácticamente de la tierra que se les ha entregado en goce perpetuo como un bien propio. En estas condiciones, "no quieren alienar sus productos de manera distinta que bajo la forma de mercancías, a cambio de las cuales quieren obtener las mercancías que necesitan. Los koljoses no aceptan hoy otras relaciones económicas con las ciudades, diferentes a las que intervienen en los cambios mediante compra y venta de mercancías".
   
Stalin criticó el punto de vista que prevalecía en la época en la Unión Soviética y que preconizaba la eliminación de la producción mercantil. Estimaba que esta era una necesidad semejante a aquella que treinta años antes, hacía proclamar a Lenin que la circulación de las mercancías debía desarrollarse al máximo.
   
Según el Manual, Stalin parecía preconizar la eliminación inmediata de las mercancías. Esta acusación es muy difícil de establecer. En cuanto a los cambios de los productos, no constituyen para Stalin más que una hipótesis. Escribía él además: "Hay que introducir este sistema sin apresuramiento particular, a medida que se acumulan los productos fabricados por las ciudades".
   
La otra acusación dirigida contra Stalin consiste en que subestimaba los efectos de la ley del valor en el campo de la producción y especialmente en el de la pro-
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ducción de medios de producción. "En una sociedad socialista, la ley del valor no desempeña un papel regulador en el campo de la producción. La acción reguladora la ejercen en ella las leyes de desarrollo planificado y armónico así como los planes económicas del Estado". Este punto de vista adoptado por el Manual es de hecho el de Stalin. Aunque el Manual considere a los medios de producción como mercancías, no puede no admitir que, primo, en el cuadro del sistema de propiedad de todo el pueblo, la venta y la compra de los medios de producción no tienen ningún efecto sobre el derecho de propiedad, y que, secundo, el papel desempeñado por la ley del valor en el campo de la producción y en el proceso de circulación no es el mismo. Estos puntos de vista son de hecho idénticos a los adoptados por Stalin. Existe una verdadera diferencia entre Stalin y Kruschév: el primero se oponía a la venta a los koljoses de los medios de producción, tales como los tractores, mientras el segundo se los vendía.
   
No se puede decir que este libro no tiene absolutamente nada que ver con el marxismo-leninismo, pues contiene numerosos puntos de vista marxista-leninistas. Pero tampoco se puede decir que esté completamente conforme con el marxismo-leninismo, pues contiene numerosos puntos de vista que están alejados del marxismo-le-
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ninismo. Para concluir no se puede refutar fundamentalmente este libro.
   
La obra subraya que la economía socialista es una economía al servicio de todo el pueblo y no al servicio de una minoría de explotadores. No es posible sostener que, en este libro, los análisis de las leyes económicas fundamentales del socialismo sean completamente erróneos. Estos análisis constituyen el contenido principal de la obra que trata igualmente de problemas tales como la planificación, el desarrollo armónico, la industrialización a un ritmo rápido, etc. En estos campos, el libro aparece aún de carácter socialista y marxista. En cuanto a saber en que proporción hay que desarrollar cada uno de los sectores económicos después de haber admitido los principios de la planificación, del desarrollo armónico y de la industrialización a un ritmo rápido, es otra cuestión. Después de todo, cada uno tiene sus propios métodos.
   
Pero ciertos puntos de vista fundamentales de este libro son erróneos. La obra no pone el acento sobre la primacía de la política ni sobre la línea de masas. No habla de caminar sobre ambos pies. Se limita a subrayar la importancia del interés individual, a propagar la idea del estímulo material y a hacer renacer el individualismo.
   
El punto de partida de la investigación acerca de la economía socialista no es, en este Manual, la contradicción. De hecho,
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los Soviéticos no admiten la universalidad de la contradicción. No admiten que, en una sociedad, las contradicciones constituyen la fuerza motriz del desarrollo del socialismo. En su sociedad, en realidad, la lucha de clases existe todavía, lucha entre el socialismo y los vestigios del capitalismo. Pero no la reconocen. Existen aún, en su sociedad, tres sistemas de propiedad: la propiedad de todo el pueblo, la propiedad colectiva y la propiedad individual. Claro que el sistema de propiedad individual es ahora diferente del que existía antes de la colectivización. En aquella epoca, la vida de los campesinos estaba basada enteramente sobre el sistema de propiedad individual. Actualmente, los campesinos tienen un pie en un barco y un pie en el otro; se apoyan fundamentalmente en la colectividad, pero también en el sistema de propiedad individual. Cuando hay tres sistemas de propiedad, hay neluctablemente contradicciones y luchas. Sin embargo, el Manual no habla de estas contradicciones ni de estas luchas. No preconiza los movimientos de masas. No admite que haya primero que pasar al sistema socialista de la propiedad de todo el pueblo, para hacer de este el único sistema en toda la sociedad antes de pasar al comunismo.
   
El Manual adopta expresiones confusas tales como "acercamiento", "armonía", etc., en lugar de nociones como la transformación de un sistema de propiedad en otro sistema de propiedad, o la transformación
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de una relación de producción en otra relación de producción. Desde este punto de vista, este libro tiene graves defectos y contiene serios errores. Se aleja parcialmente del marxismo-leninismo.
   
El estilo de la obra es muy malo. Le falta la fuerza de la persuasión. No suscita el interés del lector. Su punto de partida no es el análisis concreto de la contradicción entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción, ni el análisis concreto de la contradicción entre la base económica y la superestructura. No tiene en cuenta tales análisis para presentar y estudiar los problemas. Todo en este libro resulta de nociones y definiciones. Se limita a definir; ignora los razonamientos. Pues bien, las definiciones deben ser el resultado de los análisis y no el punto de partida de éstos. El libro enuncia, ex nihilo, una serie de leyes que no se desprenden de, ni son probados por el análisis del proceso concreto del desarrollo histórico. Ahora bien, las leyes no pueden explicarse por sí mismas. Es imposible explicarlas claramente si no se comienza por analizar el proceso concreto del desarrollo histórico.
   
Este libro carece de aliento y de altura de miras en su estilo. Su problemática es imprecisa y su fuerza de persuasión ninguna. No suscita el interés del lector. La lógica, incluso la lógica formal, está ausente. Aparentemente este libro ha sido redactado, capítulo por capítulo, por va-
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rios autores. Si la división del trabajo se da allí, la unidad no. No está construido como debe estarlo un manual. Además, la metodología que ha sido adoptada consiste en tomar las definiciones como punto de partida, dando así la impresión de que se trata de un diccionario de términos económicos. Los autores de este libro son relativamente pasivos. En varias ocasiones se contradicen; lo que dicen acá está en contradicción con lo que dicen acullá. Es cierto que la división del trabajo, la cooperación y la redacción colectiva constituyen un método. Pero el mejor método es aún confiar la obra a un autor principal ayudado de algunos asistentes. Solo los libros escritos por autores como Marx pueden considerarse como obras completas, rigurosas, sistemáticas y científicas.
   
Si se quiere redactar un libro vivo, hay que tener algo para criticar. Aunque se hayan dicho cosas exactas en el Manual, no se ha ampliado la crítica de los puntos de vista erróneos. Es por esto por lo que su lectura es aburrida.
   
En varias ocasiones, se siente que el libro ha sido escrito por intelectuales y no por revolucionarios Cuando un economista no conoce las prácticas económicas, no puede ser considerado como un verdadero especialista. Aparentemente este libro refleja el hecho de que quienes se ocupan de las tareas prácticas no son capaces de hacer su síntesis y no tienen conocimiento de los conceptos y de las leyes; y de que quienes se ocupan de teorías no tienen ex-
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periencia de la práctica y no conocen la práctica económica. Sin la unión de estas dos categorías de personas, no puede haber unión de la teoría y de la práctica.
   
Este libro demuestra claramente que sus autores no conocen la dialéctica. Incluso para redactar un manual de ciencia económica, hay que tener un cerebro de filósofo; la participación de la filosofía es necesaria. Sin esta participación, es imposible escribir un buen manual de ciencia económica.
   
La primera edición de este Manual data de los comienzos de 1955[8]. Pero aparentemente el esqueleto principal del libro fue decidido antes de esta fecha. Parece que su estructura elaborada en la época de Stalin no haya sido puesta entonces muy a punto[9].
   
Actualmente en la Unión Soviética, hay gentes que no están de acuerdo con la redacción de este libro. En un artículo titu-
9. En efecto Stalin vigiló estrechamente la elaboración del Manual que debía servir, según él, de libro de cabecera para la juventud revolucionaria no sólo en el interior de la Unión Soviética, sino también más alla de sus fronteras. En los Problemas económicos del socialismo en la URSS, llega hasta fijar entre 500 y 600 cuando máximo el número de páginas del Manual. El dominio de las tesis de los Problemas sobre las dos primeras ediciones del Manual fue muy poderoso.
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lado "A propósito del curso científico de economía política del socialismo", G. A. Kozlov[10] critica las ideas fundamentales de este libro, subrayando sus defectos metodológicos. Predica la explicación de las leyes por un análisis del proceso de la producción socialista. También emite sugestiones en el campo de la estructura.
   
A juzgar por las críticas emitidas por gentes como Kozlov, parece ser posible, incluso en la Unión Soviética, la elaboración de otro manual que represente el aspecto opuesto de la presente obra. Es una buena cosa tener una oposición.
   
A la primera lectura de este libro, se puede comprender su metodología y sus puntos de vista. Pero leer un libro no es estudiarlo. Lo mejor sería que en el futuro estudiásemos minuciosamente esta obra tomando ciertos problemas y puntos de vista como centros de discusión. Necesitamos también reunir materiales y leer artículos y revistas que expresen puntos de vista diferentes a los de este libro. Cuando existe un problema que provoca una polémica, conviene conocer todas las opiniones divergentes. Si se quiere captar bien un problema, es necesario al menos comprender las opiniones de las dos partes.
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Debemos criticar y rechazar las ideas erróneas. Pero debemos defender también todo lo que es correcto. Tenemos que ser al mismo tiempo valientes y prudentes.
   
Sea de ello lo que fuere los Soviéticos han logrado escribir un manual de economía política del socialismo. Haciendo todas las cuentas resulta una gran realización. Cualesquiera que sean las ideas dudosas contenidas en este libro, nos proporciona al menos materia para la discusión y nos incita a comprometernos en investigaciones de mayor profundidad.
   
El Manual soviético toma como punto de partida el sistema de propiedad. En principio esto es válido. Pero el libro podría ser mejor redactado. Cuando Marx estudiaba la economía del capitalismo, analizaba esencialmente, él también, el sistema de propiedad capitalista de los medios de proclucción. Examinaba en que medida la distribución de los medios de producción determinaba la distribución de los productos. En una sociedad capitalista, el carácter social de la producción y el carácter privado de la posesión constituyen una contradicción fundamental. A partir de las mercancías Marx develaba las relaciones humanas disimuladas tras las relaciones materiales entre las mercancías. Aunque las mercancías tengan aún un doble carácter en una sociedad socialista, éste
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no es ya el mismo que el doble carácter de las mercancías capitalistas gracias al estableciminto del sistema de la propiedad pública de los medios de producción y al hecho de que el trabajo no es más una mercancia. En estas condiciones, las relaciones entre los hombres no están ya ocultas tras las relaciones materiales entre las mercancías. Por lo tanto si se sigue el método de Marx tomando las mercancías como punto de partida, o estudiando la economía socialista a partir del doble carácter de las mercancías, puede ocurrir que se oscurezcan los problemas y se hagan difíciles de comprender.
   
La economía política tiene por objeto la investigación de las relaciones de producción. Según la interpretación de Stalin, estas relaciones conllevan tres aspectns: el sistema de propidead, las relaciones humanas en el trabajo y la distribución de los productos. Si debemos escribir sobre la economía política, podremos igualmente tomar como punto de partida el sistema de propiedad. Abordaremos en primer lugar las diferentes transformaciones de este sistema: de la propiedad privada de los medios de producción en la propiedad pública de los medios de producción; de la propiedad privada del capital burocrático y de la propiedad privada capitalista en propiedad socialista de todo el pueblo, de la propiedad privada de las tierras de los terratenientes en propiedad privada de los campesinos y después en propiedad colectiva socialista. Examinaremos en seguida
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las contradicciones entre los dos sistemas de propiedad pública socialista así como el paso del sistema de propiedad colectiva socialista al sistema de propiedad socialista de todo el pueblo. Conjuntamente, analizaremos las transformaciones que se producen en el interior del sistema de la propiedad de todo el pueblo, tales como el enno de cuadros a escalones inferiores, la dirección de las empresas en función de su categoría, la autonomía de las empresas, etc. Entre nosotros, entre la empresa que hacen parte del sistema de la propiedad de todo el pueblo, algunas son administradas directamente por los departamentos del gobierno central, otras por las provincias, las municipalidades o las regiones autónomas, otras por las regiones especiales, otras en fin por los distritos. En cuanto a las empresas administradas por las comunas populares, algunas son propiedad por mitades, una mitad de todo el pueblo, la otra propiedad colectiva. Todas las empresas, sean administradas por las autoridades centrales o por las autoridades locales, están bajo una dirección unificada y dotadas de una autonomía muy definida.
   
En cuanto a la cuestión de las relaciones humanas en la producción y en el trabajo, excepción hecha del empleo de expresiones del género "las relaciones de cooperación y de asistencia mutua en un espíritu de camaradería", el Manual no trató nunca a fondo el problema. No realizó análisis o estudios en este campo. Ahora bien, cuando el problema del sistema de
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propiedad está resuelto, el problema mas importante que se plantea es el de la administración, es decir el de la administración de las empresas que pertenecen a todo el pueblo. El problema de la administración de las empresas colectivas es también el de las relaciones humanas en un sistema de propiedad determinado. Sobre este tema hay muchas cosas que decir. En el transcurso de un período dado, las transformaciones de los sistemas de propiedad tienen siempre un límite. Pero durante ese mismo período, las relaciones humanas en la producción y en el trabajo pueden modificarse sin cesar. Respecto a la administración de las empresas que pertenecen a todo el pueblo, somos partidarios de una politica que combine la dirección centralizada y los movimientos de masas, que imponga el liderazgo del Partido, que mezcle a los obreros y el personal técnico, que haga participar a los cuadros en el trabajo manual, que modifique continuamente los reglamentos y los sistemas irracionales, etc.
   
En lo que concierne a la distribución de los productos, el Manual debe reescribirse recurriendo a otro estilo de redacción. Habría que poner el acento sobre la dificultad de las luchas, el aumento de la reproducción, las perspectivas comunistas. No hay que insistir sobre los intereses materiales personales. No hay que animar a la gente a ir tras sus intereses personales en lugar de ir tras el interés de la sociedad. No hay que atraer a las gentes hacia
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un camino que lleve hacia "un amante, una residencia secundaria, un coche, un piano, un aparato de televisión". Un viaje de 1.000 li comienza con el primer paso. ¿Pero si no se ve más allá de sus pies, si no se piensa en el porvenir y en las perspectivas, cómo se puede entonces tener aún espíritu y entusiasmo revolucionarios?
   
En el estudio de un problema, debemos tomar como punto de partida los fenómenos que se pueden ver y sentir, y explorar la esencia que se disimula tras ellos con el fin de descubrir la naturaleza y las contradicciones de las cosas objetivas.
   
Durante la guerra civil y la guerra de resistencia contra el Japón, también nosotros tomamos los fenómenos como punto de partida para estudiar el problema de la guerra. En esta época, el fenómeno más general y más evidente era que nosotros teníamos enemigos numerosos y potentes, mientras éramos poco numerosos y débiles. Fue a partir de estos fenómenos que estudiamos y resolvimos los problemas, que examinamos el medio de vencer con una fuerza reducida y débil a enemigos numerosos y potentes. Comprendimos que, aunque poco numerosos y débiles, tenía-
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mos el apoyo de las masas y que podíamos explotar los puntos débiles de nuestros enemigos a pesar de su número y su fortaleza. Tomemos el ejemplo del período de la guerra civil. El enemigo poseía una fuerza de varios centenares de miles de hombres mientras que nosotros no teníamos más que algunas decenas de miles. En el plano estratégico, el enemigo era poderoso y nosotros éramos débiles. El tomaba la ofensiva mientras nosotros estábamos a la defensiva. Pero cuando él queria atacarnos, necesitaba avanzar con varias columnas y cada columna se dividía a su vez en numerosas unidades que se sucedían. A menudo cuando una unidad arribaba a un punto de apoyo, las otras unidades estaban todavía en movimiento. Concentrábamos el grueso de nuestras fuerzas con el fin de destruir el punto de apoyo de esta columna y desplegábamos una parte de nuestros hombres para detener en el sitio a las fuerzas enemigas aún en movimiento. Así fue como nos encontramos en una situación de fuerza y en un punto preciso en el que el enemigo era poco numeroso y débil mientras nosotros éramos numerosos y potentes. El enemigo se encontraba además en una región que conocía mal y donde no tenía el apoyo de las masas. Se reunían totalmente las condiciones para que nosotros pudiéramos destruir una parte del enemigo.
   
La transformación de la ideología en sistema se produce siempre como secuela de
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movimientos de los hechos, porque la ideología es el reflejo de un movimiento material. Las leyes aparecen en la repetición en el curso de movimientos de los hechos; su aparición no es un accidente. Los hechos deben repetirse frecuentemente antes de que aparezcan leyes susceptibles de ser reconocidas como tales por todos. Una crisis del capitalismo, por ejemplo, se produjo en el pasado una vez cada diez años. Este fenómeno se repitió en numerosas ocasiones, permitiéndonos así conocer las leyes de la crisis económica en una sociedad capitalista. En otro caso, la necesidad de distribuir las tierras en función del número de habitantes y no en función de la capacidad de trabajo durante una reforma agraria no se ha reconocido sino después de múltiples experiencias. Durante el último período de la guerra civil, los camaradas que habían adoptado la línea aventurista de "izquierda" preconizaban una distribución de las tierras según la capacidad de trabajo. No estaban de acuerdo con la política de distribución igualitaria por cabeza de habitante y estimaban que este modo de distribución no tenía una posición de clase clara y que no tenía suficientemente en cuenta las masas. Su consigna era: "Los terratenientes no reciben ninguna tierra; los campesinos ricos reciben malas tierras; los demás reciben tierras de acuerdo a su capacidad de trabajo". Los hechos han probado que esta política era errónea. Fue sólo después de experiencias repetidas cuando pusimos
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en claro cual era la política correcta de distribución de tierras[11].
   
El marxismo exige la unidad de la lógica y de la historia. Las ideas son el reflejo de la existencia objetiva mientras que la lógica se deriva de la historia. El Manual está en verdad lleno de materiales, pero éstos no se analizan. La lógica está de alli ausente y en vano se buscan leyes. Esto es malo. Pero no tener materiales tampoco es bueno. Porque en este caso no se ve sino la lógica y no la historia. Y esta lógica que se ve no es más que una lógica subjetivista. Es aquí precisamente donde reside el defecto del Manual.
   
Es absolutamente necesario escribir una historia del desarrollo del capitalismo en China. Si los historiadores no estudian la historia de cada sociedad o la historia de cada época, no podrán escribir una historia general de calidad. Y si se estudia una sociedad particular, es para encontrar las leyes particulares de esta sociedad. Si se logra elucidar las leyes particulares de una sociedad determinada, se pueden fácilmente conocer las leyes generales de esa sociedad. Hay pues que encontrar las gene-
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ralidades a través de las numerosas particularidades que se han estudiado. Sin comprender bien las leyes particulares, es imposible comprender bien las leyes universales. Si se quiere estudiar, por ejemplo, las leyes generales de la zoología, se está obligado a estudiar separadamente las leyes particulares que rigen a los vertebrados y a los invertebrados.
   
Toda filosofía debe servir a la política de su tiempo.
   
Esto es verdad para la filosofía burguesa. En cada país, a todo momento, han hecho su aparición nuevos teóricos y han desarrollado nuevas teorías para servir a la política de la época. En Inglaterra hubo materialistas burgueses tales como Francis Bacon y Thomas Hobbes. En Francia, en el siglo XVIII, aparecieron materialistas como los enciclopedistas. Las burguesías alemana y rusa tuvieron también sus materialistas. Eran todos materialistas burgueses que servían a la política burguesa de su época. No porque la burguesía inglesa tuviese sus materialistas, podía la burguesía francesa prescindir de los suyos; y no porque Inglaterra y Francia tuviesen sus materialistas burgueses podían Alemania y Rusia prescindir de los suyos.
   
Con absoluta evidencia, la filosofía marxista del proletariado debe servir aún más
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estrechamente a la política de su época. En lo que concierne a China, lo primero que hay que hacer es estudiar las obras de Marx, Engels, Lenin y Stalin. Pero los comunistas y los pensadores proletarios de todos los países deben crear nuevas teorías, escribir nuevas obras, formar sus propios teóricos con el fin de servir a la política de su época.
   
No es bu tno para un país, cualquiera que sea, apoyarse en un momento cualquiera sobre cosas superadas. Si sólo hubiesen existido Marx y Engels y si no hubiese habido un Lenin para escribir obras tales como Dos Tácticas, hubiese sido imposible resolver los nuevos problemas aparecidos desde 1905. Igualmente, si sólo hubiese existido Materialismo y empirocriticismo de 1907, hubiese sido imposible hacer frente a los nuevos problemas que surgieron antes y después de la revolución de octubre. Para satisfacer las exigencias de esta época, Lenin redactó Sobre el Imperialismo, El Estado y la Revolución, etc. Después de la muerte de Lenin, para hacer frente a los reaccionarios y para defender el leninismo, Stalin de bióescribir obras como Los fundamentos del leninismo, Las cuestiones del leninismo, etc. Al fin de la segunda guerra civil y al comienzo de la guerra de resistencia contra el Japón, yo redacté Acerca de la Práctica y Acerca de la Contradicción . Yo no podía dejar de escribir estas obras para satisfacer las exigencias del momento.
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Ahora entramos en la era del socialismo. Una serie de problemas nuevos ha aparecido. Es imposible no escribir nuevas obras y no elaborar nuevas teorías para satisfacer a las nuevas exigencias.
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1. El problema de la industrialización de China
   
En la Unión Soviética, después de la conclusión del primer plan quinquenal, el valor global de los productos de la industria pesada constituía el 70% del valor total de la producción industrial y agrícola. Se anunció entonces que la industrialización se había realizado. En China este criterio puede alcanzarse rápidamente. Pero, incluso si se alcanzase, no proclamaríamos que la industrialización se había realizado entre nosotros, porque tendríamos aún entonces más de 500 millones de campesinos trabajando en el sector agrícola. Si anunciásemos que nuestra industrialización se había realizado el día en que el valor global de nuestros productos industriales representase el 70% del valor total de la producción, esta proclamación no reflejaría la situación real de nuestra economía nacional y provocaría quizás incluso un aflojamiento de nuestros esfuerzos.
   
Durante la primera sesión plenaria del VIII Congreso del Partido, dijimos que queríamos establecer una base sólida para la industrialización socialista durante el
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período del Segundo Plan Quinquenal. Hemos dicho igualmente que queríamos realizar, en quince años o más, estructuras industriales completas. Hay algo contradictorio en estas dos afirmaciones. ¿Cómo se puede hablar de establecer una base sólida para la industrialización socialista si no se dispone de estructuras industriales completas? Si se juzga por la situación actual, parece que, en el campo de la producción de bienes industriales esenciales, podríamos alcanzar a Inglaterra en tres años Y, cinco años mas tarde, podriamos reallzar el establecimiento de las estructuras industriales.
   
Aún durante un largo período, un país como el nuestro deberá calificarse de país agro-industrial, incluso si producimos más de 100 millones de toneladas de acero. Si queremos sobrepasar la producción de Inglaterra per cápita, nuestra producción de acero deberá ser al menos de 350 millones de toneladas.
   
Es un método interesante estar en competencia con otro país. Debemos enarbolar constantemente la consigna: "Alcanzar a Inglaterra". La primera etapa consiste en alcanzarla en el campo de la producción de los principales productos en cantidad absoluta. La segunda etapa será alcanzarla en la producción per cápita. Estamos muy lejos detrás de Inglaterra en la construcción naval y en la industria automotriz. Es absolutamente indispensable que nos esforcemos en sobrepasarla en estos sectores. Incluso un país pequeño como el Japón po-
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see una flota mercante de 4 millones de toneladas, mientras que un país grande como el nuestro no dispone de tantos barcos para el transporte de mercancías. No hay de que enorgullecernos.
   
En 1949 había en China un poco más de 90.000 tornos. Esta cifra pasó a más de 490 mil en 1959. En 1957, el Japón poseía 600 mil tornos. El número de tornos es un criterio importante para medir el nivel de desarrollo industrial de un país.
   
El nivel de mecanización en China es muy bajo. Se le puede juzgar por la ciudad de Shanghai. Según los resultados de las investigaciones más recientes, en las empresas modernas de la ciudad, el trabajo mecanizado, el trabajo semi-mecanizado y el trabajo manual representa cada uno un tercio.
   
En la industria soviética, la productividad no sobrepasa-aún a la de la industria norteamericana. En cuanto a nosotros estamos muy atrás. Verdad que tenemos una población numerosa, pero nuestra productividad no puede compararse ni remotamente con la de otros países. A partir de 1960 y durante trece años, tendremos aún que trabajar sin interrupción.
   
En la página 488, el Manual dice que, en una sociedad socialista, el lugar del hombre está determinado únicamente por
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su trabajo y por sus capacidades personales. Esta afirmación no es necesariamente cierta. Los hombres inteligentes salen a menudo de las filas de una juventud despreciada, humillada y de un origen social inferior. Esto es verdad incluso en una sociedad socialista. Era una regla en la antigua sociedad que los explotados fuesen menos cultivados pero más inteligentes y que los explotadores fuesen más cultivados pero menos inteligentes. En una sociedad socialista, los que pertenecen a la capa social que percibe un salario elevado corren un poco el mismo riesgo. Poseen conocimientos y cultura más amplios, pero en relación a aquellos que pertenecen a la capa social que percibe un salario bajo, son menos inteligentes. Los hijos de nuestros cuadros son precisamente menos inteligentes que los hijos de los que no son cuadros.
   
Numerosos descubrimientos e invenciones han sido hkchos por las pequeñas fábricas. Las grandes fábricas están dotadas de equipos excelentes y recurren a una tecnología moderna. De allí que exhiban a veces un aire pretencioso, se liguen al statu quo y no busquen progresar. Su espíritu creativo es a menudo menor que el de las pequeñas fábricas. Recientemente una fábrica textil de Ch'angchou elaboró una instalación técnica que permite aumentar la eficacia de los oficios, realizando así un equilibrio en la capacidad de producción en los campos del hilado, el tejido y el estampado. Es de notar que esta
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nueva técnica no fue inventada ni en Shanghai ni en Tientsin, sino en una pequeña ciudad como Ch'angchou.
   
El conocimiento se adquiere en la dificultad. Si Ch'u Yuan[1] hubiese seguido siendo un alto funcionario, sus obras no hubieran salido a la luz. Fue porque perdió su puesto y fue "asignado a un escalón inferior para efectuar trabajo manual" por lo que tuvo contactos más estrechos con la vida social y por lo que redactó excelentes obras literarias tales como Li Sao (Las lamentaciones). Fue también después de háber sufrido fracasos en varios estados cuando Confucio se tornó hacia los estudios. Había primero reunido alrededor de él un grupo de "desempleados" y se esforzaba en vender por todas partes su fuerza de trabajo. Pero nadie quería nada de ellos. Confucio no tuvo nunca la ocasión de hacerse un lugar bajo el sol. Fue sólo cuando se encontró en un callejón sin salida cuando emprendió la compilación de cantos folclóricos (El libro de los cantos ) y la elaboración de materiales históricos (Los Anales de la primavera y el otoño ).
   
En la historia, muchas cosas de vanguardia no han sido inventadas por países avan-
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zados sino por países relativamente atrasados. No sin razones el marxismo no nació ni en Inglaterra ni en Francia, países en donde el capitalismo estaba entonces relativamente desarrollado, sino en Alemania donde sólo tenía un nivel medio de desarrollo.
   
Las invenciones científicas tampoco son necesariamente la consecuencia de gentes muy cultivadas. Muchos profesores de universida!d de hoy no han hecho invenciones. Por el contrario, simples obreros las han hech o. Ciertamente, no negamos la diferencia entre los ingenieros y los obreros. Pero aquí hay verdaderamente un problema. En la historia los pueblos de nivel cultural poco elevado han vencido siempre a los pueblos de alto nivel cultural. Durante nuestra guerra civil, nuestros comandantes en todos los grados eran inferiores en el plano cultural a los oficiales del Kuomintang, formados en academias militares chinas o extranjeras. Pero nosotros los derrotamos.
   
El hombre es un animal que tiene un defecto: desprecia a sus semejantes. Los hombres que han cumplido así sea una pequeña realización desprecian a los que no han realizado nada. Los grandes países y los países ricos desprecian a los países pequeños y a los países pobres. Los países occidentales desprecian desde siempre a Rusia. La China de hoy es despreciada todavía. Y no es sin razones que los demás nos desprecian, puesto que nosotros todavía estamos atrasados. Para una dimensión tan
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grande, nuestro país produce tan poco acero y tiene aún un número tan grande de analfabetos. El desprecio de los otros respecto a nosotros nos resulta a pesar de todo benéfico. Nos obliga a trabajar y a progresar.
   
"El socialismo está lleno de vitalidad y es creativo; es la creación de las masas populares mismas". Esta afirmación de Lenin es excelente. Nuestra línea de masas no es cosa distinta. ¿Pero está conforme con el leninismo? Después de haber citado la frase de Lenin, el Manual escribe: "Cada vez más las amplias masas de trabajadores participan directa y activamente en la administración de la producción, en las actividades de las organizaciones del Estado y en la dirección de todos los sectores de la vida social del país" (p. 332). Esta manera de hablar es excelente. Pero una cosa es decir y otra distinta hacer. Y esto no es fácil.
   
En una resolución adoptada en 1928 por el Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética, se escribe: "Solamente cuando la movilización del Partido y de las masas obreras y campesinas alcance su nivel más elevado se podrá lograr alcanzar y sobrepasar a los países capitalistas en los campos tecnológico y económico" (p. 377). Esta frase es igualmente excelente. Es lo que nosotros estamos en proceso de hacer. En tiem-
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pos de Stalin no había allí nada diferente a las masas en que apoyarse. Es por esto por lo que se pedía al Partido y a las masas obreras y campesinas hacer un máximo esfuerzo para movilizarse. Más tarde, cuando la Unión Soviética llegó a poseer alguna cosa, sus dirigentes no se apoyaron ya tanto en las masas.
   
Lenin dijo: "Un centralismo verdaderamente democrático exige que la creatividad y el espíritu de iniciativa bajo todas sus formas, en el plano local, se orienten en la dirección que lleva al objetivo general, y que todas las formas y todos los métodos estén en capacidad de desarrollarse plenamente y sin obstáculos" (p. 454). Esta manera de expresarse es excelente. Las masas pueden abrir el camino. Los Soviets rusos han sido creados por las masas. Nuestras comunas populares también han sido creadas por las masas.
   
En la página 422, el Manual cita a Lenin: "Si el poder del Estado está en manos de la clase obrera, es posible acceder al comunismo pasando por el capitalismo de Estado. . .". Esta cita es excelente. Lenin era un trabajador enérgico. Después de la Revolución de Octubre, viendo que el proletariado carecía de experiencia para dirigir la economía, trató de formarlo para que adquiriera la competencia necesaria para la dirección de la economía según el mé-
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todo del capitalismo de Estado. En esta epoca, la burguesía rusa cometió un error en su evaluación de la fuerza del proletariado y no aceptó las condiciones fijadas por Lenin. Se lanzó a huelgas muy elaboradas y sabotajes. El proletariado se vio entonces obligado a confiscar los bienes de la burguesía. Por esto el capitalismo de Estado no pudo desarrollarse.
   
Durante el período de la guerra civil, las dificultades que encontró Rusia fueron verdaderarnente muy grandes. La agricultura estaba arruinada, los circuitos comerciales cortados, los transportes y las comunicaciones paralizados. Sin materias primas, un buen número de fábricas, aunque nacionalizadas, no pudieron funcionar. Encontrandose verdaderamene en un callejón sin salida, los soviéticos no tuvieron más remedio que adoptar el sistema de la requisicion de los cereales excedentes. Se trataba, de hecho, de un método para obtener los productos de los campesinos sin contrapartida. La aplicación de este método dejaba necesariamente a los campesinos sin sus reservas. Era verdaderamente un método inadecuado. No fue sino después de la primera guerra civil cuando el sistema de tributación de los cereales reemplazó a la requisición de los cereales excedentes.
   
En China, el período de la guerra civil duró mucho más tiempo que en Rusia. Durante veintidos años, aplicamos siempre, en nuestras bases de apoyo, el método que consiste en colectar los cereales que tocan
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a las autoridades centrales y comprar los cereales excedentes. Hemos adoptado una política correcta respecto al campesinado. Durante la guerra nos apoyamos totalmente en los campesinos.
   
Pusimos nuestra política a prueba durante veintidos años en nuestras bases de apoyo. Acumulamos experiencias de manejo económico adquiridas en esas bases, formamos cuadros para la administración económica, concluimos una alianza eon los campesinos. Por esto es por lo que, después de la liberación, pudimos comenzar y concluir muy rápildamente nuestra tarea de restauración económica. En seguida preconizamos una línea politica de paso al socialismo, dirigimos nuestros esfuerzos principales hacia la revolución socialista y pusimos al mismo tiempo en práctica el Primer Plan Quinquenal. Durante el proceso de transformación socialista, nos aliamos con los campesinos contra el capitalismo, mientras que Lenin, por su parte, declaraba en cierto momento que era preferible tratar con los capitalistas, esperando así transformar el capitalismo en capitalismo de Estado, con el fin de luchar contra las tendencias espontáneas de la pequeña burguesía. Estas políticas diferentes estuvieron determinadas por circunstancias históricas diferentes.
   
En la Unión Soviética, durante el período de la nueva política económica, como se necesitaban cereales de los kulacs, se adoptaron medidas cohercitivas respecto a ellos, medidas que se parecen un poco a las que
tomamos respecto a la burguesía nacional durante el primer período que siguió a la liberación. Fue sólo cuando la producción de cereales en los koljoses y en los sovjoses alcanzó 400 millones de puds cuando se comenzó a atacar a los kulaks. Se lanzaron entonces consignas para su eliminación y por la realización de la colectivización total*. Nosotros, de nuestro lado, prácticamente nos desembarazamos de la economía de los campesinos ricos ya en el curso de la reforma agraria.
   
En la Unión Soviética, desde el comienzo de la cooperativización, "la agricultura pagó un precio muy alto" (pp. 397). Esta
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constatación fue el origen de numerosas precauciones tomadas por los países de Europa Oriental cuando se enfrentaron al problema de la cooperativización. No se atrevieron, en esos países, a desatar un movimiento de gran amplitud y la cooperativización agrícola se desarrolló muy lentamente. En China, no sólo este movimiento no disminuyó la producción, sinó que la aumentó enormemente. Al comienzo muchas personas no creían en ello. Ahora el número de personas que creen aumenta poco a poco.
   
Durante estos dos últimos años hemos conseguido una gran experiencia.
   
Durante el primer período después de la liberación de todo el país, no adquirimos experiencia en la administración de la economía nacional. Por esto debimos, durante el período del Primer Plan Quiquenal, imitar los métodos soviéticos aunque éstos no nos dejaran satisfechos. En 1955, habiéndose cumplido en lo esencial las tres transformaciones[2], a continuación de una serie de conversaciones con más de treinta cuadros[3] a fines de este año y en la prima-
3. Los "cuadros" a los que Mao hace alusión aquí eran en realidad treinta y cuatro ministros del go-[cont. en pág. 173. -- DJR] bierno chino. Mao dio esta precisión en un discurso pronunciado el 12 de enero de 1958 en la conferencia de Nanning.
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vera de 1956, redactamos "Las diez grandes relaciones"[4] y lanzamos la conlsigna "Producir más, más rápido, mejor y de manera más económica". Leímos en esa época en el discurso electoral pronunciado en 1949 por Stalin que la Rusia zarista producía más de 4 millones de toneladas de acero por año. En 1940, esta cifra pasó a 18 millones de toneladas. Si se cuenta a partir de 1921, la producción no aumentó sino en 14 millones de toneladas en el espacio de veinte años. Nos preguntamos entonces si, siendo tanto la China como la Unión Soviética países socialistas, nosotros seríamos capaces de logros mayores y más rápidos. Más tarde planteamos el problema de 109 dos métodos diferentes de construcción de] socialismo y al mismo tiempo elaboramos un programa de desarrollo agrícola de cuarenta puntos. Aparte de esto no se decidió ninguna otra medida en esta época.
   
Después del salto adelante de 1956, hizo su aparición un movimiento "antiaventure-
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rista". Y aprovechando la ocasión, los derechistas burgueses lanzaron un ataque furioso para negar nuestras realizaciones en la construcción del socialismo. En junio de 1957, en un informe delante de la Asamblea Nacional Popular, el Primer Ministro Chu En-lai desató un contra-ataque contra los derechistas burgueses. En septiembre del mismo año, el Tercer Pleno del Comité Central del Partido sacó de nuevo a la luz consignas como "Producir más, más rápido mejor y de manera más económica", "Apliquemos el programa de desarrollo agrícola de cuarenta puntos" y "Apoyemos al Comité para la aceleración del progreso". En noviembre, en Moscú, revisamos un editorial del Diarzo del pueblo sobre el problema "Producir más, más rápido, mejor y de manera más económica". Durante el invierno de 1957, se desarrolla entonces un movimiento de masas en todo el país para efectuar trabajos hidráulicos a gran escala.
   
En 1958, convocamos reuniones sucesivas en Nanning y en Ch'engtu. Durante ellas expusimos los problemas, criticamos el "anti-aventurerismo", decidimos que éste no podía tolerarse en adelante, y elaboramos la línea general de la construcción del socialismo. Si no se hubiese realizado la Conferencia de Nanning[5], no hubiese habido
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línea general. En mayo, NN[6], en nombre del Comité Central, presentó un informe a. la 2a sesión del VIII Congreso del Partido. Esta sesión aprobó oficialmente la línea general, pero ésta no estaba aún consolidada. En seguida adoptamos medidas concretas, principalmente acerca de la repartición de poderes entre las autoridades centrales y las autoridades locales. En la Conferencia de Peitaiho, propusimos un cambio total en la producción de acero mediante la organización de un movimiento de masas para la producción de acero a gran escala, este acero que la prensa occidental ha denominado el acero de traspatio. Al mismo tiempo lanzamos el movimiento de las comunas populares. Inmediatamente después ocurrió el bombardeo de Quemoy. Todo esto provocó la cólera de unos y el descontento de otros. También se cometieron errores en el trabajo. Se comía, por ej.emplo, gratuitamente, lo que creaba una situación de tensión en el aprovisionamiento de los cereales y de los alimentos subsidiarios. Se hacía soplar el viento del comunismo, haciendo así imposible el suministro de una cierta cantidad de productos de uso corriente. La cantidad de acero que debía producirse en 1959 había sido fijada en 30 millones de toneladas durante la Conferencia de Peitaiho. Esta cifra fue reducida a 20 millones de toneladas en la Conferencia de Wuch'ang, después a 16.5 millones
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de toneladas en la Conferencia de Shanghai. En junio de 1959, fue rebajada aún a 13 millones de toneladas. Todo esto se explotó por las personas que no estaban de acuerdo con nosotros. Pero estas personas no hlabían expresado su opinión en el momento en que la línea de "izquierda" era criticada por el Comité Central. No habían tampoco expresado su opinión ni durante las dos Conferencias de Chengchow ni durante las Conferencias de Wuch'ang, de Pekín y de Shanghai. Esperaron para hacerlo que la línea de "izquierda" fuese eliminada y que se fijasen los objetivos. Si uno se opone a la línea de "izquierda" debe oponerse también a la línea de derecha. Ahora bien, cuando se hizo necesario oponerse a la línea de derecha, en la Conferencia de Lushan[7], estas personas se mostraron de nuevo para oponerse a la línea de "izquierda".
   
Todo esto indica claramente que la paz no reina sobre la tierra y que la línea general no está verdaderamente consolidada. Después de dos cambios de dirección y la Conferencia de Lush~an, la línea general se ha vuelto ahora más sólida. Pero, como se dice, "nunca hay dos sin tres"; es de te-
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mer que tengamos que prepararnos para un tercer cambio de dirección. Si este se produce, la línea general se hará aún más sólida. Según los materiales reunidos por el Comité Provincial de Chekiang, hacen de nuevo su aparición casos de repartición igualitaria y de requisición sin pago en ciertas comunas populares. Aún es posible que el viento del comunismo sople de nuevo de manera excesiva.
   
Fue durante las vicisitudes del "anti-aventurismo" de 1956 cuando estallaron en la escena internacional los incidentes de Polonia y Hungría y cuando el mundo en tero se volvió antisoviético. Durante las peripecias de 1959, el mundo entero se volvió antichino.
   
En 1957 y en la Conferencia de Lushan, desatamos en dos oportunidades campañas de rectificación contra los derechistas. Durante estas campañas, criticamos suficientemente a fondo la influencia de la ideología burguesa y los vestigios de la burguesía para permitir a las masas liberarse de su dominio. Destruimos al mismo tiempo creencias ciegas, entre ellas las de la pretendida "Carta del acero"*.
   
En el pasado, no sabíamos cómo organizar una revolución socialista. Pensábamos que no habría más problemas una vez rea-
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lizada la cooperativización agrícola y la administración mixta por el Estado y por los propietarios de las empresas. El ataque fanático lanzado contra nosotros por los derechistas burgueses nos obligó a comprometernos en una revolución socialista sobre el frente político y sobre el frente ideológico. Esta revolución extremadamente encarnizada se prosiguió de manera concreta en la Conferencia de Lushan. Era absolutamente necesario romper la línea oportunista de derecha en el curso de esta conferencia.
   
Debemos considerar las luchas entre los paises imperialistas como acontecimientos importantes. Lenin y Stalin las consideraban como tales. Calificaban esas luchas como fuerzas de reserva de la revolución. China también se benefició de estas luchas en el tiempo en que organizaba las bases de apoyo revolucionarias. En el pasado, existían en China contradicciones entre las diferentes facciones de la clase de los propietarios terratenientes y de los compradores. Detrás de estas contradicciones se disimulaban las contradicciones entre los diferentes países imperialistas. Por todo el tiempo que hemos sabido sacar provecho de estas contradicciones internas del imperialismo, no hemos tenido que combatir directamente, en el mismo período, más que una parte de las fuerzas enemigas y no a todas esas fuerzas reunidas. Además,
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a menudo hemos podido encontrar tiempo para descansar y reagruparnos.
   
El número elevado de las contradicciones internas del imperialismo ha sido una de las causas más importantes de la consolidación de la victoria de la revolución de octubre. En aquella época hubo intervención armada de catorce países. Pero las tropas enviadas por cada uno de los países eran poco numerosas. Por otra parte, los catorce países no estaban de acuerdo entre ellos e intrigaban a quien más. Ocurrió lo mismo durante la guerra de Corea. Los Estados Unidos y sus aliados no actuaron de común acuerdo. La guerra no se extendió porque, por una parte, los Estados Unidos dudaban y, por otra parte, Inglaterra y Francia no querían que se extendiese.
   
La burguesía internacional está actualmente muy inquieta. Cada vez, cuando el viento agita las hierbas, tiene pavor. Está muy vigilante, pero, entre ella, el desorden es grande.
   
Después de la segunda guerra mundial, las crisis económicas de la sociedad capitalistas son diferentes de la que se producía en tiempos de Marx. Evolucionan. Anteriormente se producían generalmente una vez cada siete, ocho o diez años. Pues bien, de la segunda guerra mundial hasta 1959, en el espacio de catorce años, se han producido tres crisis económicas capitalistas.
   
La situación internacional actual es mucho más tensa que la que se conoció des-
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pués de la primera guerra mundial. En aquella época el capitalismo se encontraba todavía en un período de estabilidad relativa. La revolución había fracasado en todos los países con excepción de la Unión Soviética. Inglaterra y Francia enarbolaban un aire orgulloso y la burguesía de todos los países no temía aún mucho a la Unión Soviética. El sistema de colonialismo imperialista permanecía intacto aunque Alemania hubiese perdido algunas colonias. Después de la segunda guerra mundial se hundieron las tres potencias imperialistas vencidas. Inglaterra y Francia, debilitadas, estaban en descenso. La revolución socialista había triunfado en más de diez países. El sistema colonialista se desbarataba, el mundo capitalista no volvió a encontrar la estabilidad relativa que había conocido después de la primera guerra mundial.
Manual de Economía Política
de la Unión Soviética (1960)[1]
1. El Paso del capitalismo al socialismo
1. Ver supra, p. 9, nota sobre los textos.
2. El período de transición
3. Carácter idéntico y carácter específico de la
revolución proletaria en diferentes países.
4. El problema del "paso pacífico"
5. Algunos problemas concernientes a la
transformación de la revolución demo-
crática en una revolución socialista
   
Una parte muy granae del capital burocrático chino pertenecía a empresas japonesas, alemanas e italianas de las que el Kuomintang había tomado posesión después de la victoria, al fin de la guerra antijaponesa. En esta época la relación en-
6. Violencia y dictadura del proletariado
7. El problema de la forma del Estado proletario
8. La transformación de la industria
y el comercio capitalistas
9. A propósito de los campesinos medios
10. La alianza de los obreros
y los campesinos
11. La transformación de los intelectuales
2. Novelista y crítico literario que adquirió una gran autoridad entre los jóvenes escritores chinos durante el período de las "Cien Flores", Liu Shao-t'ang fue posteriormente denunciado vivamente por el Partido
por su no conformismo.
12. Las relaciones entre la industrialización
y la colectivización de la agricultura
13. Sobre la guerra y la revolución
14. ¿Es más difícil hacer la revolución
en los países atrasados?
15. ¿Es la industria pesada la base
de la transformación socialista?
16. Las características de la tesis de
Lenin
sobre la entrada en el camino
del socialismo
17. El ritmo de la industrialización es un problema agudo
18. Si se desarrolla simultáneamente a las
empresas grandes, pequeñas y
medianas, es
por una industrialización a un ritmo rápido.
19. ¿Dos sistemas socialistas de propiedad
pueden coexistir durante un largo tiempo?
20. La transformación socialista de la agricultura
no puede depender únicamente de las máquinas
21. La pretendida "consolidación definitiva"
22. A propósito de la guerra y de la paz
23. ¿Es la "unanimidad" la fuerza motriz
del desarrollo de la sociedad?
24. Los derechos de los trabajadores en
el sistema socialista
25. ¿Es el paso al comunismo una revolución?
26. "No es absolutaménte necesario que
China adopte una forma aguda de lucha
de clases ": ¡una pretendida tesis!
3. La campaña de los "tres antis", desatada desde diciembre de 1951, se dirigís a los cuadros del Partido y se enfrentaba a la corrupción, al despilfarro y al burocratismo. La campaña de los "cinco antis", que relevó a la precedente, fue dirigida contra los jarros de vino, el fraude, la evasión fiscal, la desviación de los fondos del Estado y la obtención ilegal de secretos económicos del Estado.
4. El "Programa común" fue adoptado el 29 de septiembre de 1949 por la Conferencia política consultiva del pueblo chino, convocada por el Partido Comunista chino. Reafirmaba lo bien fundado de la política del "frente unido" y tendía a reunir políticamente la población china alrededor del PCC.
27. El plazo necesario para realizar la
edificación del socialismo
28. A propósito, una vez más, de las relaciones entre
la industrialización y la transformación socialista
29. A propósito de la contradicción entre
las relaciones de producción y las fuerzas
productivas socialistas
30. El paso del sistema de la propiedad colectiva
al sistema de la propiedad de todo el pueblo
es inevitable
5. Las dos participaciones: participación de los cuadros en el trabajo manual y participación de los obreros en la dirección de las empresas. La triple alianza: alianza formada por los cuadros dirigentes, los obreros y los técnicos.
31. La propiedad individual
32. La contradicción es la fuerza motriz
del desarrollo de la sociedad socialista
33. El proceso dialéctico del conocimiento
6. Los ocho caracteres chinos que co,mponen esta Carta de desarrollo agrícola significan: trabajos hidráulicos, labranza profunda y mejoramiento del suelo, abono, selección de los granos, siembras apretadas, protección de las plantas, transformación de las herramientas, manejo apropiado.
34. Los sindicatos y el sistema del jefe único
35. Tomar las teorías y los principios como
punto de partida no es un método marxista
36. ¿Pueden propagarse sin dificultad las
experiencias avanzadas?
37. El trabajo de planificación
38. El aumento prioritario de la producción de
los medios de producción y el desarrollo
simultáneo de la industria y de la agricultura
39. Las concepciones erróneas del
determinismo
de la distribución
40. La primacía de la política y el estímulo material
41. El equilibrio y el desequilibrio
42. El pretendido "estímulo material"
43. Las relaciones humanas en las empresas socialistas
44. Las tareas de choque y las tareas a
cumplir de manera acelerada
45. La ley del valor y el trabajo de planificación
46. A propósito de las formas de salarios
47. Dos cuestiones sobre los precios
48. La adopción simultánea de métodos tradicionales
y extranjeros y el desarrollo simultáneo de las
empresas grandes, pequeñas y medianas
49. ¿Los tractores primero o la cooperativización primero?
50. " Primero, el agrandamiento ; segundo, el
reforzamiento del carácter comumitario"
51. ¿Por qué se pone especialmente el acento
sobre los intereses materiales?
52. Es el hombre el que hace las cosas
53. El transporte y el comercio
54. El desarrollo simultáneo de la industria
y de la agricultura
55. El problema del nivel de la acumulación
   
Parece que, si se pone demasiado el acento sobre el estímulo material, es difícil no terminar en lo opuesto de lo que se busca. Si se emiten muchos cheques, las capas sociales cuyo salario es elevado están evidentemente satisfechas. Pero cuando las amplias masas de obreros y campesinos piden en vano recibir sus cheques, puede ocurrir entonces que se esté forzado a tomar una posición opuesta al estimulo material.
56. El problema del Estado en el comunismo
57. El paso al comunismo
58. Las perspectivas del desarrollo del
sistema de propiedad colectiva
59. La eliminación de las diferencias
entre la ciudad y el campo
60. El problema del establecimiento de un
sistema económico en los países socialistas
7. La dinastia Ch'in se remonta al siglo III (221-207) antes de J. C.
61. ¿Puede el desarrollo de los paises
socialistas ser "nivelado"?
62. El problema fundamental es el de los sistemas
63. Las relaciones entre los dos sistemas
económicos mundiales
64. A propósito de las críticas dirigidas a Stalin
65. Juicio de conjunto sobre el Manual
8. La primera edición del Manual data en realidad de 1954.
10. Miembro correspondiente de la Academia de Ciencias de la URSS, G. S. Koslov es uno de los economistas soviéticos más eminentes.
66. Sobre la manera de redactar un manual
de economía política
67. A propósito del método de investigación que
consiste en tomar los fenómenos como punto de
partida para llegar a la esencia misma de las cosas
11. Mao resume aquí su conflicto respecto a la revolución agraria con la facción de los "28 bolcheviques" en el Soviet de Kiangsi a comienzo de los años treinta. En esta época, la política agraria de Mao fue calificada de derechista por el Comité Central controlado por elementos prosoviéticos apoyados por el Komintern.
68. La filosofía debe servir a la política de su tiempo
2. A propósito del lugar del hombre en
la sociedad y de sus capacidades
1. Ch'u Yuan (340-278 antes de J. C.), uno de los mayores poetas que haya conocido nunca China, fue Ministro del Estado de Ch'u. Destituido y exilado como consecuencia de un desacuerdo con su príncipe, se suicidó ahorcándose cuando el Estado de Ch'u fue vencido por el Estado de Ch'in. Fue durante su exilio cuando compuso sus mayores obras.
3. Apoyarse en las masas
4. Algunas comparaciones entre los procesos
de desarrollo soviético y chino
* Stalin, en su artículo de diciembre de 1929 titulado "A propósito de algunas cuestiones concernientes a la política agraria en la Unión Soviética", escribía: "En 1927, los kulaks producían más de 600 millones de puds de cereales de los que cerca de 130 millones de puds se vendían en las regiones rurales. Se trataba de una fuerza muy seria que no podía descuidarse. En el mismo período, ¿cuál era la producción de nuestros koljoses y nuestros sovjoses? Alrededor de 80 millones de puds de los que cerca de 30 millones eran cereales para el mercado". Fue por esto por lo que Stalin afirmó categóricamente que "en estas condiciones, era imposible lanzar un ataque resuelto contra las kulaks". Después proseguía: "Pero, ahora, tenemos una base material suficiente para lanzar tal ataque". En efecto, en 1929, la producción cerealera de los koljoses sobre pasó los 400 millones de puds, de los cuales eran cereales mercantiles más de 130 millones de puds. (Cfr. Las obras completas de Stalin (versión china), vol. 12, p. 142). [Nota del autor].
5. El proceso de la formación y la
consolidación de la línea general
2. Se trata de las transformaciones de la agricultura, de la administración y de las empresas privadas.
4. En un importante discurso, pronunciado el 25 de abril de 1956 y conocido con el título de "Sobre las diez grandes realizaciones", Mao trataba de las diez contradicciones más fundamentales que caracterizaban, en esa época, la política y la economía chinas (industria-agricultura; centro-regiones; Partido-no-Partido; China-resto del mundo; revolución-contrarevolución, etc. ). Para la versión inglesa de este discurso, ver Mao Tse-tung, Unrehearsed, op. cit., p. 61-83.
5. Fue durante esta conferencia que tuvo lugar a fines de enero de 1958 cuando se elaboró el documento titulado "Sesenta artículos sobre el método de trabajo", que iba a convertirse en la verdadera carta del Gran Salto adelante.
6. En el Wan-sui de 1967, se encontraba aquí el nombre de Liu Shao-chi.
7. El 8ƒ Pleno del Comité Central del PCC se realizó del 2 al 16 de agosto de 1959 en Lushan, en el Kiangsi. Fue durante esta reunión cuando P'eng Teh-huai, entonces Ministro de Defensa, entró en conflicto abierto con Mao respecto al Gran Salto Adelante y a las comunas populares.
* Esta "Carta" alaba la calidad de los procedimientos utilizados por una gran fábrica siderúrgica soviética. (Nota del autor).
6. Las contradicciones entre los países imperialistas
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