Del
Obras Escogidas de Mao Tse-tung
EDICIONES EN LENGUAS EXTRANJERAS
Primera edición 1962
PEKIN 1976
Segunda edición 1963
(5a impresión 1976)
pág. 185
18 de enero de 1948
I. LA LUCHA CONTRA LAS TENDENCIAS
ERRONEAS DENTRO DEL PARTIDO
   
Hay que combatir la sobreestimación de la fuerza del enemigo. Por ejemplo: el miedo al imperialismo norteamericano, el miedo a llevar la batalla a las regiones del Kuomintang, el miedo a liquidar el sistema comprador-feudal, a distribuir la tierra de los terratenientes y a confiscar el capital burocrático, el miedo a una guerra de larga duración, etc.; todo esto es incorrecto. El imperialismo en el mundo entero y el régimen de la camarilla reaccionaria de Chiang Kai-shek en China están ya podridos y no tienen futuro. Tenemos razones para despreciarlos y tenemos seguridad y confianza en que venceremos a todos los enemigos interiores y exteriores del pueblo chino. Pero, en cada caso particular, en cada lucha concreta (trátese de una lucha militar, política, económica o ideológica), no debemos en absoluto despreciar al enemigo, sino, por el contrario, tenerlo seriamente en cuenta y concentrar toda nuestra fuerza en la lucha para conquistar la victoria. Si bien señalamos con razón que, estratégicamente, desde el punto de vista del conjunto, es preciso despreciar al enemigo, jamás debemos despreciarlo en cada caso particular, en cada problema concreto. Si, desde el punto de vista del conjunto, sobreestimamos la fuerza del enemigo y, en consecuencia, no nos atrevemos a derribarlo ni a conquistar la victoria, cometeremos un error de oportunismo de derecha. Si, en cada caso particular, en cada problema concreto, no actuamos con prudencia, no ponemos cuidado en estudiar y perfeccionar nuestro arte de lucha, no concentramos toda nuestra fuerza en la lucha y no prestamos atención a ganamos a todos los aliados que deben ser ganados (campesinos me-
   
* Directiva interna del Partido Comunista de China redactada por el camarada Mao Tse-tung en nombre del Comité Central: Véase el presente tomo, págs. 160-161, "La situación actual y nuestras tareas", nota al título.
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dios, pequeños artesanos y comerciantes independientes, burguesía media, estudiantes, profesores, catedráticos e intelectuales en general; simples empleados públicos, profesionales y shenshi sensatos), cometeremos un error de oportunismo de "izquierda".
   
Al combatir las desviaciones de "izquierda" y de derecha dentro del Partido, debemos determinar nuestra política de acuerdo con las circunstancias concretas. Por ejemplo, cuando el ejército logra ganar batallas, es preciso guardarse de las desviaciones de "izquierda" cuando sufre derrotas o no logra ganar muchas batallas, es preciso guardarse de las desviaciones de derecha. En la reforma agraria, en los lugares donde las masas aún no hayan sido realmente movilizadas y la lucha aún no se haya desarrollado, hay que combatir las desviaciones de derecha, y donde las masas hayan sido realmente movilizadas y la lucha ya se haya desarrollado, hay que guardarse de las desviaciones de "izquierda".
   
1. Hay que colocar en primer plano los intereses de los campesinos pobres y los asalariados agrícolas, así como la función motriz de las ligas de campesinos pobres. Nuestro Partido debe iniciar la reforma agraria por intermedio de los campesinos pobres y los asalariados agrícolas y hacerles desempeñar, en las asociaciones campesinas y en los órganos del Poder de las zonas rurales, la función motriz que consiste en forjar la unión con los campesinos medios para actuar en común con ellos, y no en dejarlos a un lado y monopolizar todo el trabajo. Los campesinos medios tienen una importancia especial en las regiones liberadas antiguas donde son la mayoría y los campesinos pobres y asalariados agrícolas, una minoría. Es errónea la consigna: "Que los campesinos pobres y los asalariados agrícolas conquisten el país y lo gobiernen". En el campo, son los asalariados agrícolas, los campesinos pobres, los campesinos medios y otros trabajadores quienes, unidos bajo la dirección del Partido Comunista,
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conquistan el país y lo gobiernan, y no los campesinos pobres y los asalariados agrícolas solos. En el conjunto del país, son los obreros, los campesinos (incluidos los campesinos ricos de nuevo tipo), los pequeños artesanos y comerciantes independientes, los medios y pequeños capitalistas oprimidos y perjudicados por las fuerzas reaccionarias, los estudiantes, los profesores, los catedráticos y los intelectuales en general, los profesionales, los shenshi sensatos, los simples empleados públicos, las minorías nacionales oprimidas y los chinos de ultramar quienes, unidos bajo la dirección de la clase obrera (a través del Partido Comunista), conquistan el país y lo gobiernan, y no una pequeña parte del pueblo.
   
2. Hay que evitar toda política aventurera hacia los campesinos medios. Todo error cometido al determinar la pertenencia de clase de los campesinos medios y elementos de otras capas debe corregirse sin excepción, y sus bienes que hayan sido distribuidos se les deben devolver en la medida de lo posible. Debe corregirse la tendencia a excluir a los campesinos medios de las filas de los representantes campesinos y de los comités de las asociaciones campesinas, así como la tendencia a oponer los campesinos pobres y los asalariados agrícolas a los campesinos medios en la lucha por la reforma agraria. Los campesinos que tienen un ingreso procedente de la explotación, serán clasificados como campesinos medios si dicho ingreso no pasa del 25 por ciento de su ingreso total, y como campesinos ricos si pasa de dicho porcentaje[1]. No se distribuirá la tierra de los campesinos medios acomodados sin el consentimiento del propietario.
   
3. Hay que evitar toda política aventurera hacia los industriales y comerciantes medios y pequeños. La política, aplicada en las regiones liberadas, de proteger toda industria y comercio privados beneficiosos para la economía nacional y estimular su desarrollo, es acertada y debe continuarse en el futuro. Es también acertada la política de estimular a los terratenientes y campesinos ricos a dirigir sus actividades hacia la industria o el comercio, política que adoptamos durante el período de la reducción de los arriendos y los intereses; resulta erróneo considerar este cambio de actividad como "disfraz" y, por consiguiente, combatirlo, confiscar y distribuir la parte de propiedad empleada en estas actividades. En general, se deben proteger las empresas industriales y comerciales de los terratenientes y de los campesinos ricos; sólo se pueden confiscar las empresas industriales y comerciales de los capitalistas burocráticos, de los verdaderos tiranos locales y de otros contrarrevolucionarios.
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Entre estas empresas industriales y comerciales que deben ser confiscadas; las que son beneficiosas para la economía nacional deben continuar su funcionamiento después que el Estado y el pueblo hayan tomado posesión de ellas, y hay que prohibir su desmantelamiento o cierre. El impuesto de transacción aplicado a las empresas industriales y comerciales beneficiosas para la economía nacional no debe llegar a una tasa que estorbe su desarrollo. En cada empresa del Estado, la administración y el sindicato establecerán un comité directivo mixto para fortalecer el trabajo administrativo, con el objeto de reducir los costos, aumentar la producción y beneficiar tanto los intereses públicos como los individuales. En las empresas capitalistas privadas también se debe poner a prueba este método, a fin de reducir los costos, aumentar la producción y beneficiar tanto al trabajo como al capital. Hay que mejorar en medida adecuada las condiciones de vida de los obreros, pero debe evitarse que los salarios y regalías se eleven indebidamente.
   
4. Hay que evitar toda política aventurera hacia los estudiantes, profesores, catedráticos, trabajadores científicos, artistas e intelectuales en general. La experiencia del movimiento estudiantil y de la lucha revolucionaria de China ha probado que la abrumadora mayoría de ellos pueden tomar parte en la revolución o permanecer neutrales; los contrarrevolucionarios contumaces no son más que una ínfima minoría. Por lo tanto, es necesario que nuestro Partido adopte una actitud prudente hacia los estudiantes, profesores, catedráticos, trabajadores científicos, artistas e intelectuales en general. Debemos, conforme a sus diferentes condiciones, unimos con ellos, educarlos políticamente y darles puestos. Sólo contra un número muy reducido de contrarrevolucionarios contumaces que hay entre ellos debemos tomar medidas adecuadas aplicando la línea de masas.
   
5. Sobre el problema de los shenshi sensatos. La cooperación de nuestro Partido con los shenshi sensatos en los órganos del Poder (consejos consultivos y organismos gubernamentales) de las regiones liberadas durante la Guerra de Resistencia contra el Japón, fue enteramente necesaria y también fructuosa. A los shenshi sensatos que han pasado los días difíciles junto a nuestro Partido y que realmente han hecho alguna contribución, se les guardarán consideraciones según cada caso, siempre que esto no obstaculice la reforma agraria. Entre ellos, los que políticamente se comportan bien y que son competentes, deben quedar en los organismos gubernamentales de altos niveles y recibir allí un trabajo adecuado. A los que políticamente se com-
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portan bien pero que no son competentes, se les asegurará la subsistencia. En cuanto a los que son terratenientes o campesinos ricos de nacimiento, pero que no han incurrido en el resentimiento profundo del pueblo, se distribuirán, con arreglo a la Ley Agraria, sus tierras y bienes de propiedad feudal, pero hay que evitar que se conviertan en blanco de las luchas de masas. En cuanto a los que se han infiltrado en nuestros órganos del Poder, que en realidad han sido siempre elementos nocivos y de ninguna utilidad para el pueblo y que han incurrido en el odio extremo de las amplias masas, serán entregados a los tribunales populares para que se los juzgue y castigue como tiranos locales.
   
6. Hay que distinguir entre los campesinos ricos de nuevo tipo y los de viejo tipo[2]. El estímulo dado a los campesinos ricos de nuevo tipo y a los campesinos medios acomodados durante el periodo de la reducción de los arriendos y los intereses, tuvo buenos efectos para tranquilizar a los campesinos medios y desarrollar la producción agrícola en las regiones liberadas. Después de la distribución por igual de la tierra, es necesario llamar a los campesinos a desarrollar la producción para que tengan suficiente ropa y alimento, y aconsejarles establecer organizaciones agrícolas de ayuda mutua y de cooperación, tales como equipos de intercambio de trabajo[3] y equipos de ayuda mutua. En la distribución por igual de la tierra, los campesinos ricos de nuevo tipo en las regiones liberadas antiguas deben ser tratados de la misma manera que los campesinos medios acomodados: no se distribuirá su tierra sin el consentimiento del propietario.
   
7. En las regiones liberadas antiguas, con respecto a los terratenientes y campesinos ricos que cambiaron su modo de vida durante el período de la reducción de los arriendos y de los intereses, aquellos terratenientes que hayan trabajado por sus manos desde hace cinco años al menos y aquellos campesinos ricos que se hayan visto reducidos a la condición de campesinos medios o de campesinos pobres desde hace tres años al menos, pueden ver modificada ahora su pertenencia de clase de acuerdo con su condición actual, siempre que su comportamiento sea bueno. Entre ellos, los que aún posean un considerable excedente de propiedades (no una pequeña cantidad) lo entregarán con arreglo a las demandas de los campesinos.
   
8. La tarea central de la reforma agraria es la distribución de la tierra de la clase feudal y de sus haberes en granos, animales, aperos agrícolas, etc. (los campesinos ricos sólo entregan el excedente de sus propiedades); no hay que subrayar demasiado la lucha por desen-
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terrar los bienes ocultos de los terratenientes, y menos gastar mucho tiempo en este asunto con detrimento del trabajo principal.
   
9. Al tratar a los terratenientes y los campesinos ricos, hay que diferenciar a unos de otros de acuerdo con las Disposiciones Generales de la Ley Agraria.
   
10. Debemos hacer también distinciones entre los terratenientes grandes, los medios y los pequeños, así como entre los terratenientes y campesinos ricos que son tiranos locales y los que no lo son, con sujeción al principio de distribución por igual de la tierra.
   
11. Hay que fusilar al puñado de criminales verdaderamente culpables de los crímenes más odiosos y anunciar públicamente su ejecución, una vez que los tribunales populares los hayan juzgado y condenado debidamente y que las autoridades competentes (comités organizados por los gobiernos locales de distrito o de subregión) hayan confirmado las sentencias. Así lo exige el interés del orden revolucionario. Este es un aspecto de la cuestión. El otro es que debemos insistir en que se mate menos y prohibir estrictamente que se mate sin discriminación. La idea que propugna matar más e incluso sin discriminación es totalmente errónea; no serviría sino para que nuestro Partido perdiera las simpatías de las masas, se apartara de ellas y cayera en el aislamiento. La forma de lucha prevista en las Disposiciones Generales de la Ley Agraria, o sea, el juicio y la condenación por los tribunales populares, debe aplicarse rigurosamente, pues constituye para las masas campesinas un arma poderosa con que asestar golpes a los elementos más perversos entre los terratenientes y los campesinos ricos; permite, además, evitar el error de golpear y matar sin discriminación. En el momento oportuno (cuando la lucha agraria haya alcanzado su culminación), debemos hacer comprender a las masas sus propios intereses a largo plazo y enseñarles a considerar a los terratenientes y a los campesinos ricos que no se obstinan en sabotear el esfuerzo de guerra y la reforma agraria y que suman decenas de millones en todo el país (aproximadamente 36 millones en una población rural de unos 360 millones de personas) como una fuerza de trabajo que debe conservarse y reeducarse. Nuestra tarea consiste en abolir el sistema feudal, en suprimir a los terratenientes como clase, y no como individuos. Debemos dar a cada uno de ellos, en conformidad con la Ley Agraria, medios de producción y de subsistencia, en un monto tal que no supere a los de un campesino.
   
12. Debemos criticar y combatir a los cuadros y a los miembros del Partido que han cometido graves errores, así como a los elementos
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nocivos entre las masas obreras y campesinas. En tales críticas y luchas debemos persuadir a las masas a adoptar métodos y formas correctos y a abstenerse de recurrir a acciones rudas. Este es un aspecto del asunto. El otro es lograr que dichos cuadros, miembros del Partido y elementos nocivos se comprometan a no tomar represalias contra las masas. Debe proclamarse que las masas no sólo tienen derecho a criticarlos libremente, sino también, cuando sea necesario, a destituirlos de sus cargos, o proponer su destitución, o proponer su expulsión del Partido, e incluso entregar a los peores elementos a los tribunales populares para que sean juzgados y castigados.
   
[Nota -- En el texto impreso, la siguiente nota del editor empieza al pie de la página que sigue. -- DJR]
POLITICA EN LA REFORMA AGRARIA Y EN EL
MOVIMIENTO DE MASAS
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Apuntes sobre |
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[1]
Con respecto a los criterios para determinar la pertenencia de clase en las zonas rurales, véanse Obras Escogidas de Mao Tse-tung, t. I, "Cómo determinar las clases en las zonas rurales", y Obras Escogidas de Mao Tse-tung, t. II, "La revolución china y el Partido Comunista de China", cap. II, sec. 4.
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[2]
Por campesinos ricos de nuevo tipo se entiende a aquellos campesinos medios o campesinos pobres que se convirtieron en campesinos ricos en las bases revolucionarias. Por campesinos ricos de viejo tipo se entiende a aquellos que ya eran campesinos ricos antes del establecimiento de las bases revolucionarias. Los campesinos ricos de viejo tipo tenían generalmente, y en un alto grado, el carácter de explotadores Feudales o semifeudales. Véase el presente tomo, págs. 179-180, "La situación actual y nuestras tareas", nota 6.
[pág. 189]
[3]
Los equipos de intercambio de trabajo eran organizaciones agrícolas de ayuda mutua y de cooperación. El "intercambio de trabajo" era un medio con que los campesinos reajustaban entre sí la mano de obra, y adoptaba las formas siguientes: el intercambio de día-hombre por día-hombre, día-animal por día-animal y día-hombre por día-animal. Los campesinos que formaban parte de los equipos de intercambio de trabajo contribuían con fuerza de trabajo humana o animal a cultivar por turnos o colectivamente la tierra de cada familia miembro. Al arreglarse las cuentas, se tomaba como unidad de intercambio el día de trabajo. Los que contribuían con más días-hombre o días-animal se hacían pagar la diferencia por quienes habían contribuido con menos.
[pág. 189]
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