De la colección:
Primera edición 1977 págs. 296-310.
NOTA DEL EDITOR
La presente versión ha sido realizada sobre la base de diversas ediciones en lengua castellana y confrontada con el original ruso.
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Respuesta al camarada S.
    Camarada S.:
   
Es falso que la consigna de Lenin de "saber llegar a un acuerdo con los campesinos medios, sin renunciar ni un instante a la lucha contra los kulaks y apoyándose firmemente sólo en los campesinos pobres", consigna lanzada en su conocido artículo sobre Pitirim Sorokin[66], fuese la consigna del "período de los comités de campesinos pobres", la consigna del "final del período de la llamada neutralización de los campesinos medios". Es absolutamente falso.
   
Los comités de campesinos pobres fueron creados en junio de 1918. Hacia fines de octubre de 1918, teníamos ya en el campo superioridad de fuerzas sobre los kulaks, y los campesinos medios habían virado hacia el Poder Soviético. Sobre la base de este viraje, precisamente, surgió la decisión del C C. de acabar con la dualidad de poderes entre los Soviets y los comités de campesinos pobres, de proceder a la elección de nuevos Soviets de subdistrito y rurales, de disolver los comités de campesinos pobres en los Soviets de nueva elección y, con siguientemente, de suprimir los comités de campesinos pobres.
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La formalización de este acuerdo por los Soviets se efectuó, como es sabido, el 9 de noviembre de 1918, en el VI Congreso de los Soviets. Me refiero a la disposición del VI Congreso de los Soviets, del 9 de noviembre de 1918, sobre las nuevas elecciones a los Soviets de subdistrito y rurales y sobre la disolución de los comités de campesinos pobres en los Soviets.
   
¿Y cuándo apareció el artículo de Lenin titulado Las preciosas confesiones de Pitirim Sorokin, donde, en vez de la consigna de neutralizar a los campesinos medios, lanzaba la de llegar a un acuerdo con ellos? Apareció el 21 de noviembre de 1918, es decir, casi dos semanas después de la disposición del VI Congreso de los Soviets. En ese artículo, Lenin decía claramente que la política de llegar a un acuerdo con los campesinos medios venía dictada por el viraje de éstos hacia nosotros.
   
He aquí las palabras de Lenin:
   
"En el campo, nuestra tarea consiste en acabar con los terratenientes y en romper la resistencia de los explotadores y de los kulaks especuladores para esto, sólo podemos apoyarnos firmemente en los semiproletarios en los 'pobres'. Pero el campesino medio no es enemigo nuestro. Ha vacilado, vacila y seguirá vacilando; la tarea de influir sobre los vacilantes no es la misma que la de derrocar a los explotadores y la de vencer a los enemigos activos. Saber llegar a un acuerdo con los campesinos medios, sin renunciar ni un instante a la lucha contra los kulaks y apoyándose firmemente sólo en los campesinos pobres: tal es la tarea del momento, pues es ahora, precisamente, cuando el viraje de los campesinos medios hacia nosotros es inevitable * en virtud de las causas expuestas más arriba" (t. XXIII, pág. 294).
   
¿Y qué se deduce de esto?
   
Pues de esto se deduce que la consigna de Lenin no se refiere al período viejo, al período de los comités de campesinos pobres y de la neutralización de los campesinos medios, sino al nuevo período, al período del acuerdo con los campesinos
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medios. Esa consigna no refleja, por tanto, el final del viejo período, sino el comienzo del nuevo.
   
Pero la afirmación de usted acerca de la consigna de Lenin no es falsa solamente desde el punto de vista formal, en el aspecto cronológico, por decirlo así, sino que lo es también en cuanto a su esencia.
   
Es sabido que !a consigna de Lenin sobre el acuerdo con los campesinos medios, como consigna nueva, fue proclamada consigna de nuestro Partido en su VIII Congreso (marzo de 1919). Es sabido que el VIII Congreso del Partido fue el Congreso que sentó las bases de nuestra política de alianza firme con los campesinos medios. Es sabido que en el VIII Congreso del Partido se aprobó también nuestro programa, el programa del P.C.(b) de la U.R.S.S. Y es sabido que este programa contiene algunos puntos especiales acerca de la actitud del Partido hacia los diversos grupos existentes en el campo: los campesinos pobres, los campesinos medios y los kulaks. ¿Qué se dice en estos puntos del programa del P.C.(b) de la U.R.S.S. sobre los grupos sociales en el campo y sobre la actitud del Partido hacia ellos? Escuche usted:
   
"Para toda su labor en el campo, el P.C. de Rusia sigue apoyándose en las capas proletarias y semiproletarias rurales ; las organiza, ante todo, como fuerza independiente creando células del Partido en el campo, organizaciones de campesinos pobres, un tipo especial de sindicatos de proletarios y semiproletarios del campo, etc., aproximándolos por todos los medios al proletariado de la ciudad y arrancándolas a la influencia de la burguesía rural y de los intereses habituales en los pequeños propietarios.
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kulaks y atraerlos al lado de la clase obrera, preocupándose solicitamente por sus necesidades, luchando contra su atraso con medidas de influencia ideológica, y en modo alguno con medidas represivas, tratando, en todos los casos en que se vean afectados sus intereses vitales, de llegar a acuer dos prácticos con ellos, haciéndoles concesiones siempre que se trate de fijar los métodos de llevar a cabo las transformaciones socialistas"* ("El VIII Congreso del P.C.(b) de Rusia", actas taquigraficas, pág. 351[67]).
   
¡Intente usted descubrir la más pequeña diferencia, aunque sea puramente verbal, entre estos puntos del programa y la consigna de Lenin! No descubrirá usted esa diferencia, por la sencilla razón de que no existe. Es más, no puede caber la menor duda de que la consigna de Lenin, lejos de contradecir los acuerdos del VIII Congreso sobre los campesinos medios, es, por el contrario, la definición más precisa y más acertada de ellos. Y es un hecho que el programa del P.C.(b) de la U.R.S.S. fue aprobado en marzo de 1919, en el VIII Congreso del Partido, donde se discutió especialmente la cuestión de los campesinos medíos, mientras que el artículo de Lenin contra Pitirim Sorokin, en el que se proclamó la consigna de llegar a un acuerdo con los campesinos medios, se publicó en la prensa en noviembre de 1918, cuatro meses antes del VIII Congreso.
   
¿Acaso no está claro que el VIII Congreso del Partido confirmó entera y plenamente la consigna de Lenin, proclamada en su artículo contra Pitirim Sorokin, como consigna por la que el Partido estaba obligado a guiarse en su labor en el campo durante todo el período actual de la edificación socialista?
   
¿Dónde está la sal de la consigna de Lenin?
   
La sal de la consigna de Lenin consiste en que capta con maravilloso acierto la triple tarea del Partido en el campo, expresada en una fórmula concisa: a) apoyarse en los campesinos pobres; b) llegar a un acuerdo con los campesinos medios; c)
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no cejar ni un minuto en la lucha contra los kulaks. Intente usted tomar de esta fórmula una de sus partes, como base para la labor en el campo en este momento dado, prescindiendo de las demás, y se verá irremisiblemente en un callejón sin salida.
   
¿Acaso se puede, en la fase actual de la edificación socialista, llegar a un acuerdo efectivo y sólido con los campesinos medios sin apoyarse en los campesinos pobres y sin luchar contra los kulaks?
   
No, no se puede.
   
¿Acaso se puede, en la fase actual de desarrollo, luchar eficazmente contra los kulaks sin apoyarse en los campesinos pobres y sin un acuerdo con los campesinos medios?
   
No, no se puede.
   
¿Cómo puede expresarse con mayor acierto, en una consigna sintetizadora, esta triple tarea del Partido en el campo? Yo creo que la consigna de Lenin es la expresión más lograda de esta tarea. Hay que reconocer que no se sabría expresar esto mejor que lo ha hecho Lenin. . .
   
¿Por qué es necesario subrayar la oportunidad de la consigna de Lenin precisamente ahora, precisamente en las actuales condiciones del trabajo en el campo?
   
Porque es precisamente ahora cuando se advierte en algunos camaradas la tendencia a desmembrar la triple tarea del Partido en el campo y a desglosar las partes que la integran. Así lo confirma plenamente la experiencia de nuestra campaña de acopios de cereales en enero y febrero de este año.
   
Que es necesario llegar a un acuerdo con los campesinos medios, lo saben todos los bolcheviques. Lo que no todos comprenden es cómo hay que llegar a este acuerdo. Unos piensan llegar a un acuerdo con los campesinos medios renunciando a la lucha contra los kulaks o amortiguando esta lucha, porque,
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según dicen, la lucha contra los kulaks puede asustar a una parte de los campesinos medios, a los más acomodados.
   
Otros piensan llegar a un acuerdo con los campesinos medios renunciando al trabajo de organización de los campesinos pobres o amortiguando este trabajo porque, según dicen, la organización de los campesinos pobres conduce a que éstos formen aparte y a que ello pueda asustar y apartar de nosotros a los campesinos medios.
   
Y, como resultado de estas desviaciones respecto de la línea acertada, se llega a olvidar la tesis marxista de que los campesinos medios son una clase vacilante, de que el acuerdo con los campesinos medios sólo puede ser firme si se lucha resueltamente contra los kulaks y se intensifica el trabajo entre los campesinos pobres, de que sin estas condiciones el campesino medio puede inclinarse hacia el kulak, viendo en él una fuerza.
   
Recuerde usted las palabras pronunciadas por Lenin en el VIII Congreso del Partido:
   
"Es necesario fijar la actitud ante una clase que no mantiene una posición firme, definida *. El proletariado en masa es partidario del so cialismo y la burguesia en masa esta en contra del socialismo; definir las relaciones entre estas dos clases es fácil. Pero cuando se trata de una capa como los campesinos medios, vemos que ésta es una clase que vacila. El campesino medio es en parte propietario y en parte trabajador. No explota a otros trabajadores. Durante decenas de años se ha visto obligado a defender su situación con enorme esfuerzo, ha experimentado en su propia carne la explotación de los terratenientes y de los capitalistas, lo ha padecido todo, pero, al mismo tiempo, es propietario. Por eso, nuestra actitud ante esta clase vacilante ofrece enormes dificultades" ("El VIII Congreso del P.C.(b) de Rusia", actas taquigráficas, pág. 300[68]).
   
Pero hay, además, otras desviaciones de la línea justa, no menos peligrosas que las anteriores. Hay casos en que se lucha contra los kulaks, pero de un modo tan torpe y tan absurdo, que
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los golpes van a caer sobre los campesinos medios y pobres. De esta manera, el kulak sale indemne, en la alianza con los campesinos medios se abre una brecha, y una parte de los campesinos pobres cae temporalmente en las garras de los kulaks, que despliegan su labor de zapa contra la política de los Soviets.
   
Y se dan también casos en los que la lucha contra los kulaks se intenta convertirla en deskulakización, y la labor de acopio de cereales, en sistema de contingentación, olvidando que, en las condiciones actuales, la deskulakización es una estupidez y que el sistema de contingentación no significa la alianza con los campesinos medios, sino la lucha contra ellos.
   
¿A qué se deben estas desviaciones respecto de la linea del Partido?
   
A la incomprensión de que la triple tarea de la labor del Partido en el campo es una tarea única e indivisible. A la in comprensión de que no se puede desglosar la tarea de la lucha contra los kulaks de la tarea de llegar a un acuerdo con los campesinos medios y que, a su vez, ambas tareas son inseparables de la de convertir a los campesinos pobres en el puntal del Partido en el campo*.
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¿Qué debe hacerse para que estas tareas no se disocien unas de otras en el curso de nuestra labor cotidiana en el campo?
   
Para eso debe, por lo menos, darse una consigna de orientación que condense todas estas tareas en una fórmula general y, por tanto, no permita que se disocien unas de otras.
   
¿Tenemos en el arsenal de nuestro Partido semejante fórmula, semejante consigna?
   
Sí, la tenemos. Esa fórmula es la consigna de Lenin: "Saber llegar a un acuerdo con los campesinos medios, sin renunciar ni un instante a la lucha contra los kulaks y apoyándose firmemente sólo en los campesinos pobres".
   
Por ello entiendo que esa consigna es la más conveniente y completa y que es necesario destacarla en primer plano preci-
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samente ahora, precisamente en las actuales condiciones del trabajo en el campo.
   
Usted considera que la consigna de Lenin es una consigna "oposicionista", y pregunta en su carta: "¿Cómo pudo ocurrir que. . . esta consigna oposicionista apareciese en Pravda allá por el 1 de mayo de 1928? . . . , ¿cómo puede explicarse la publicación de esta consigna en las columnas de Pravda, órgano del C.C. del P.C. de la U.R.S.S.? ¿Se trata simplemente de un descuido técnico o de un compromiso con la oposición en el problema del campesino medio? "
   
Esto es ya serio. ¡No hay más que decir! Sin embargo, tenga cuidado "en las curvas", camarada S., no sea que su celo le lleve a la conclusión de que debe prohibirse la publicación de nuestro programa, que confirma por entero la consigna de Lenin (¡es un hecho!), programa redactado fundamentalmente por Lenin (¡que no tenía nada de oposicionista!) y aprobado por el VIII Congreso del Partido (¡tampoco oposicionista!). ¡Más respeto a los conocidos puntos de nuestro programa sobre los grupos sociales del campo! ¡Más respeto a los acuerdos del VIII Congreso del Partido sobre los campesinos medios! . . .
   
En cuanto a su frase sobre el "compromiso con la oposición en el problema del campesino medio", creo que no merece la pena de refutarla: seguramente, se le habrá escapado a usted en su acaloramiento.
   
Al parecer, le desconcierta a usted que en la consigna de Lenin y en el programa del P.C.(b) de la U.R.S.S., aprobado en el VIII Congreso, se hable de llegar a un acuerdo con los campesinos medios, mientras que en su discurso de apertura del VIII Congreso, Lenin habla de una alianza sólida con ellos. Posiblemente vea usted en ello algo parecido a una contradicción. Quizá se incline usted, incluso, a suponer que la polí-
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tica de acuerdo con los campesinos medios pueda significar apartarse de la política de alianza con ellos. Eso es un error, camarada S. Es un gran error. Eso sólo pueden pensarlo quienes saben leer las letras de las consignas, pero son incapaces de comprender su sentido. Eso sólo pueden pensarlo quienes no conocen la historia de la consigna de la alianza, del acuerdo con los campesinos medios. Eso sólo pueden pensarlo quienes son capaces de suponer que Lenin, quien preconizaba en su discurso de apertura del VIII Congreso la política de una "sólida alianza" con los campesinos medios, se apartaba de sí mismo, al declarar en otro discurso suyo en el mismo Congreso y en el programa del Partido, aprobado en el VIII Congreso, que lo que ahora necesitamos es la política del "acuerdo" con los campesinos medios.
   
¿Dónde está el quid de la cuestión? El quid de la cuestión está en que ni Lenin ni el Partido, representado por el VIII Congreso, ven ninguna diferencia entre los conceptos "acuerdo" y "alianza". El quid de la cuestión está en que Lenin emplea como equivalentes en todas partes, en todos sus discursos ante el VIII Congreso, los conceptos "alianza" y "acuerdo". Otro tanto hay que decit de la resolución del VIII Congreso Sobre la actitud hacia el campesino medio, en la que se emplean como equivalentes los conceptos "acuerdo" y "alianza". Y como Lenin y el Partido no consideran la política del acuerdo con los campesinos medios como una política casual y fugaz, sino como una política duradera, tenían y tienen todas las razones para denominar la política del acuerdo con los campesinos medios política de sólida alianza con ellos, y, viceversa, la política de sólida alianza con los campesinos medios como política del acuerdo con ellos. No hay más que leer las actas taquigráficas del VIII Congreso del Partido y la resolución de este mismo
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Congreso sobre los campesinos medios, para convencerse de ello.
   
He aquí un fragmento del discurso de Lenin en el VIII Congreso:
   
"Muy a menudo, la inexperiencia de los funcionarios de los Soviets y las dificultades del problema han hecho que los golpes destinados a los kulaks cayesen sobre los campesinos medios. En este punto hemos cometido gravísimos errores. La experiencia adquirida en esta cuestión nos ayudará a hacer todo lo posible para evitar éstos en el futuro. Esa es la tarea que tenemos planteada, y no teórica, sino prácticamente. Sabéis muy bien que es una tarea difícil. Hoy no podemos ofrecer ven tajas materiales al campesino medio, y éste es materialista, hombre practico, y exige ventajas materíales concretas, que ahora no podemos darle y de las cuales el país tendrá que prescindir aún, tal vez, durante meses de enconada lucha, que ya hoy nos augura la victoria completa. Pero podemos hacer mucho en nuestra labor práctica de administración: podemos mejorar nuestro aparato y eliminar multitud de abusos. Podemos y debemos enderezar y corregir la línea de nuestro Partido, que no ha tendido en la medida necesaria al bloque, a la alianza, al acuerdo [*] con los campesinos medios" ("El VIII Congreso del P.C.(b) de Rusia", actas taquigráficas, pág. 20[69]).
   
Como usted ve, Lenin no hace diferencias entre "acuerdo" y "alianza".
   
He aquí unos párrafos de la resolución del VIII Congreso Sobre la actitud hacia el campesino medio:
   
"Confundir a los campesinos medios con los kulaks, hacer extensivas a aquéllos, en mayor o menor grado, las medidas dirigidas contra los kulaks, significa infringir del modo más grave no sólo todos los decretos del Poder Soviético y toda su política, sino, además, todos los principios fundamentales del comunismo que señalan el acuerdo del proletariado con los campesinos medios durante el período de la lucha decisiva del proletariado por el derrocamiento de la burguesía como una de las condiciones para el tránsito indoloro hacia la supresión de toda explotación.
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Los campesinos medios, que, pot razón del atraso de la técnica agricola con respecto a la técnica industrial tienen raíces económicas relativamente fuertes hasta en los países capitalistas adelantados, y no digamos en Rusia, subsistirán durante un período bastante largo después del comienzo de la revolución proletaria. Por eso, la táctica de los funcionarios de los Soviets en el campo, al igual que la de los funcionarios del Partido, deberá trazarse para un largo período de colaboración con los campesinos medios. . .
   
Como usted ve, tampoco la resolución hace diferencias entre "acuerdo" y "alianza".
   
No estará de más señalar que en esta resolución del VIII Congreso no se dice ni palabra de una "sólida alianza" con los campesinos medios. ¿Quiere decir esto que la resolución se aparte por ello de la política de "sólida alianza" con los campesinos medios? No, no quiere decir eso. Quiere decir, simplemente, que la resolución emplea como equivalentes los conceptos "acuerdo" y "colaboración" y el concepto "sólida alianza". Y es lógico, pues no cabe establecer una "alianza" con los campesinos medios sin que haya "acuerdo" con ellos, y la alianza con los campesinos medios no puede ser "sólida" si no hay acuerdo y colaboración "duraderos" con ellos.
   
Tales son los hechos.
   
Una de dos: o Lenin y el VIII Congreso del Partido se apartaron de la declaración de Lenin sobre una "sólida alianza" con los campesinos medios, o no hay más remedio que desechar
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esta suposición poco seria y reconocer que Lenin y el VIII Congreso del Partido no establecen ninguna diferencia entre el concepto "acuerdo" y el concepto "sólida alianza".
   
Así, pues, quien no quiera incurrir en un vacuo talmudismo, quien desee penetrar en el sentido de la consigna leninista que habla de apoyarse en los campesinos pobres, de llegar a un acuerdo con los campesinos medios y luchar contra los kulaks, no puede por menos de comprender que la política del acuerdo con los campesinos medios es la política de la sólida alianza con ellos.
   
El error de usted consiste en que no ha sabido comprender las marrullerías de la oposición y se ha dejado llevar de sus provocaciones, cayendo en el cepo que le había puesto el enemigo. Los marrulleros de la oposición chillan y alborotan, asegurando que son partidarios de la consigna de Lenin sobre el acuerdo con los campesinos medios; pero hacen la insinuación provocadora de que una cosa es el "acuerdo" con los campesinos medios y otra una "sólida alianza" con ellos. De ese modo quieren matar dos pájaros de un tiro: en primer término, encubrir su verdadera posición respecto a los campesinos medios, que no es la de llegar a un acuerdo con ellos, sino la de la "discordia con los campesinos medios" (v. el conocido discurso del oposicionista Smirnov, citado por mí en la XVI Conferencia provincial del Partido de Moscú[71]); en segundo término, engañar a los bolcheviques incautos haciéndoles creer en una imaginaria diferencia entre "acuerdo" y "alianza" y acabando por desorientarlos y apartarlos de Lenin.
   
¿Y qué hacen, como respuesta a ello, algunos de nuestros camaradas? En vez de arrancarles la careta a los granujas de la oposición, en vez de demostrar que engañan al Partido respecto a su verdadera posición, lo que hacen es morder el anzuelo, caer en el cepo y dejar que los aparten de Lenin. La
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oposición alborta en torno a la consigna de Lenin, los oposicionistas se fingen partidarios de la consigna leninista; por tanto, debo renegar de esa consigna, para que no me confundan con la oposición, pues de otro modo pueden acusarme de "compromiso con la oposición": ¡he ahí la lógica de esos camaradas!
   
Y éste no es el único caso de empleo de métodos marrulleros por la oposición. Tome usted, por ejemplo, la consigna de autocrítica. Los bolcheviques no pueden ignorar que la consigna de autocrítica es la base de la labor de nuestro Partido, un medio para fortalecer la dictadura proletaria, el nervio del método bolchevique de educación de los cuadros. La oposición arma un gran estrépito, asegurando que la consigna de autocrítica la ha inventado ella, la oposición; que el Partido le ha arrebatado esta consigna, capitulando así ante ella. Con este proceder, la oposición pretende conseguir, por lo menos, dos cosas:
   
en primer término, ocultar a la clase obrera, para engañarla, que entre la "autocrítica" de la oposición, cuya finalidad es destruir el espíritu de Partido, y la autocrítica bolchevique, cuya finalidad es fortalecer el espíritu de Partido, media un abismo;
   
en segundo término, hacer que algún que otro incauto muerda el anzuelo y reniegue de la consigna de autocrítica, lanzada por el Partido.
   
¿Y cómo reaccionan ante eso algunos de nuestros camaradas? En vez de arrancar la careta a los granujas de la oposición y de defender la consigna de autocrítica bolchevique, caen en el cepo, vuelven la espalda a la consigna de autocrítica, bailan al son que les toca la oposición y . . . capitulan ante ella, creyendo equivocadamente que de este modo se deslindan de la oposición.
   
Ejemplos de éstos podríamos poner a montones.
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Pero nosotros no podemos bailar en nuestra labor al son que nos toque nadie. Ni mucho menos podemos guiarnos en nuestra labor por lo que los oposicionistas digan de nosotros. Debemos seguir nuestro camino, sin preocuparnos ni de las marrullerías de la oposición ni de los errores de algunos de nuestros bolcheviques, que se dejan arrastrar por las provocaciones de los oposicionistas. Recuerde usted las palabras citadas por Marx: "¡Sigue tu camino y deja que la gente murmure!"[72]
Escríto el 12 de junso de 1928.
J. V. Stalin, Obras, t. XI.
   
* Se reproduce algo extractada. J. St.
   
* Subrayado por mí. J. St.
Respecto a los kulaks, a la burguesia rural, la politica del P.C. de Rusia consiste en luchar resueltemente contra sus tentativas explotadoras, en aplastar su resistencia a la política soviética.
En relación con los campesinos medios, la política del P.C. de Rusia consiste en incorporarlos paulatina y sistemáticamente a la labor de edificación socialista. El Partido se traza como objetivo apartarlos de los
   
* Subrayado en todas partes por mí. J. St.
   
* Subrayado por mí. J. St.
   
* De donde se deduce que las desviaciones respecto de la línea acertada engendran un doble peligro para la alianza de los obreros y campesinos: el peligro que representan los que quieren convertir, por ejemplo, las medidas extraordinarias para los acopios de cereales, que tienen un carácter temporal, en orientación permanente o prolongada del Partido y el que representan los que quieren aprovecharse de la abolición de estas medidas extraordinarias para dejar la rienda suelta a los kulaks, para proclamar la plena libertad de comercio, sin la regulación de éste por los organismos del Estado. Por eso, para garantizar una línea acertada hay que luchar en dos frentes.
Aprovecho la ocasión para advertir que nuestra prensa no se ajusta siempre a esta regla, dando, a veces, pruebas de cierta unilateralidad. Ocurre, por ejemplo, que se desenmascara a quienes pretenden convertir las medidas extraordinarias para los acopios de cereales, que tienen un [cont. en pág. 303. -- DJR] carácter temporal, en orientación permanente de nuestra política, lo cual pone en peligro la alianza. Y eso está muy bien. Lo que no está bien y resulta equivocado, es que, a la par, no se preste la atención necesaria y no se desenmascare como es debido a quienes ponen en peligro la alianza por el otro flanco, que no se desenmascare a quienes se rinden a la fuerza ciega de la pequeña burguesia, exigen que se atenúe la lucha contra los elementos capitalistas del campo y se implante la plena libertad de comercio, sin la intervención reguladora del Estado, socavando de este modo la alianza por el otro extremo. Eso ya no está bien. Eso es unilateralidad.
Ocurre también que se desenmascara a quienes niegan, pongamos por caso, la posibilidad y la conveniencia de elevar las pequeñas y medianas haciendas campesinas individuales, que son, en la fase actual, la base de la agricultura. Eso está muy bien. Lo que ya no está bien y resulta equivocado, es que, a la par, no se desenmascare a quienes rebajan la importancia de los koljoses y los sovjoses y no ven que la tarea de elevar las haciendas campesinas individuales pequeñas y medianas debe comple mentarse con la tarea práctica de fomentar la organización de koljoses y sovjoses. Eso es ya unilateralidad.
Para garantizar una línea acertada, hay que luchar en los dos frentes y desprenderse de toda unilateralidad.
   
* Subrayado por mi. J. St.
. . . La política plenamente acertada del Poder Soviético en el cam po garantiza, pues, la alianza y el acuerdo del proletariado victorioso con los campesinos medios. . .
. . . La política del Gobierno obrero y campesino y del Partido Comunista deberá seguir aplicándose en ese espíritu de acuerdo del proletariado y de los campesinos pobres con los campesinos medios"[*] ("El VIII Congreso del P.C.(b) de Rusia", actas taquigráficas, págs. 370-372[70]).
   
* Subrayado en todas partes por mí. J. St.
Publicado el 3 de julio de 1928
en el núm. 152 de Pravda.
From Marx
to Mao |
Apuntes sobre |
pág. 969
[66]
V. I. Lenin, Las preciosas confesiones de Pitirim Sorokin (v. Obras Completas, t. XXVIII).
[pág. 296]
[67]
Véase "El P.C.U.S. Resoluciones y acuerdos de los Congresos, Conferencias y Plenos del C.C.", parte I.
[pág. 299]
[68]
Véase V. I. Lenin, Obras Completas, t. XXIX.
[pág. 301]
[70]
Véase "El P.C.U.S. Resoluciones y acuerdos de los Congresos, Conferencias y Plenos del C.C.", parte I.
[pág. 307]
pág. 970
[71]
La XVI Conferencia provincial de Moscu del P.C.(b) de la U.R.S.S. se celebró del 20 al 28 de noviembre de 1927. J. V. Stalin pronunció en la reunión de la mañana del 23 de noviembre el discurso "El Partido y la oposicion" (v. Obras, t. X).
[pág. 308]
[72]
Estas palabras de La divina comedia de Dante las cita Marx como lema en el prefacio a la primera edición en alemán de El Capital.
[pág. 310]
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